Texto publicado por Brenda Stéfani

Nota: esta publicación fue revisada por su autor hace 8 años.

Nueva Alborada :)

6 de la mañana y lo primero que veo cuando me despierto... Sonrío :) Pensando que no podría estar mejor, que realmente todo vale la pena.
Desayuno, la temperatura es de 3 grados e inusualmente no lo siento como lo sentí el día anterior, que hizo 7 grados o algo así. Sé que muchos andaarán playeando más al norte pero aquí se vive uno de los inviernos más duros de los últimos tiempos, antes decíamos que ya no hacía frío pero esta vez hay que decir que ni si quiera empezó legalmente el invierno y ya estamos con calefacción ful.
7 y media de la mañana y no había lugar en el maletero para meter a alguien de colad@, la camioneta arrancó despuès de darle algo de cariño, see,imagínensé pobre fierro, pero después me acordé que un rato antes me dijo: -Ah, claro que tiene que arrancar de one si en Japón hace más frío y me reíi, subimos los que fuimos y cargamos combustible, calibramos neumátticos tomando mate, frazada encima y a la ruta no má.
8 y moneda, pa que mirar el cel si no es para decir, voy saliendo flacu, no sé si voy a tener señal pero ahí ando, la maquinola como en su casa recorriendo ruta 6 mientras se alsaban por los costados neblina, bruma y escarcha que se derretía por el sol sobre los pastos, casas
in adquiribles a la vista salida de Encar.
Capitán Miranda un 12 de junio día patrio por la paz del chaco paraguayo, escueleros con sus uniformes y banderas caminando a enfilar para el desfile, movimiento aquí y allá mientras el sol salía ya alumbrando directo del este hacia donde nos dirigimos pero después ya mi gps se escapó de dirección y orientación y el muchacho siguió de largo no más, calle D dijo mi viejo vamos a Nueva Alborada.
Fuimos entrando a el pueblo, recordando los más grandes sus andanzas, la abueela que vendía lo que se le ocurría andando en moto por esos lares y ni hablar cuando antes se pateaba no más para ir a bailar allá donde el diablo perdió el poncho: -Ai esta juventud de hoy en día que no es capaz de mover el cu para caminar 4 cuaddras pensé mientras los que veían admiraban los arroyitos cristalinos que todabía quedan, los lapachos que florecieron y que la helada quemó, la cerranía que al menos yo ni sabía que existía, lo poco que conozco mi departamento pensé, sé más de la otra orisha del río, por allá donde se esconde el salto encantado y la garganta del diablo pero de aca ni por las picadas pasé. Y hablando de la otra orisha, ya en serio, al otro lado del río paraná, imagínense que desde ciertos lugares hasta se puede ver el puente y nos maravillamos de lo espectacular que es vivir en una zona de fronteras.
La confianza de la gente del campo.
Lo que vimos, la razón por lo que fuimos, la cantidad de árboles frutales a rebosar que había en el camino, eso era impresionante, smartphone en mano la tribu guardando en las camaritas una imagen mientras el dueño de casa, descendiente alemán iba contando en resumen de donde eran sus raíces, donde estaba su gente y nos llevamos una carga de mandarinas riquísimas que así de heladas como estaban, eran un manjar de los dioses descascararlas y tomarlas bajo el sol.
Poniendo en marcha fuimos en camino a la gruta del indio dormido hasta pasarlo e ir hasta un cerro, mirando siempre más y más árboles a explotar de fruta, la riqueza de la tierra colorada en todo su esplendor bajo un sol de invierno, una ricura total.
Llegamos y digo a mi persepción sin gps, cerca del final del camino a subir un cerro empinadísimo que si no fuera por la fuerza de esa camioneta no subíamos, llegamos hasta la punta y a meterle con la camarita, disfrutando por otro lado de la quietud difícilmente conseguible en el centro de la city encarnacena.
Silencio, hermoso silencio mientras el sol daba su calor sobrepasándo los árboles que nos cubrían.
Que hermosura, qe soledad y que imponente es la sensación de estar mirando a esa altura como serpentea el gran mounstruo llamado Paraná, preguntándonos si sería muy difícil la vida por aquí.
Mitos, rumores y leyendas de toda laya era tema principal de la combersa familiar mientras después de la fotografiada, filmada y grabada con los celulares nos dirigíamos a el vehículo para jugar a la montaña rusa que era bajar esa cosa empinada.
La vuelta transcurrió más rápido, ofresiendo cualquier moneda contal de que nos dejen juntar la fruta que sobraba a patadas por donde mirabas.
cielo azulísimo, una vista descomunal, gente descendiente europea que laburó toda esta tierra para poder vivir y que aora si que viven forradísimos en dinero pero ese es otro asunto.
Movil re cargado, patita en el acelero y ruta 6 de vuelta antes de las 12 te llevaste medio monte en el maletero y unas fotos memorables grabadas a viento sur en la piel.

Viaje a Nueva Alborada, Distrito del departamento de Itapúa, Paraguay.

Domingo 12/06/2016
Brenda Stèfani