Texto publicado por Leandro Benítez
La razón por la que deberías dejar que tu perro te bese
A los perros les encanta soltar lametazos a diestro y siniestro, pues es la forma que tienen de saber más de nosotros. El lamido de un perro es el equivalente humano a la caricia o el beso, pues los canes utilizan su lengua para expresar su estima por las personas pero, también, la señal de que nos acepta como líderes de la manada.
Ahora bien, lo que resulta útil para nuestro perro no tiene por qué ser agradable para nosotros. Levantarse por la mañana porque tu mascota se ha subido a tu cama, ha puesto su culo sobre tu cara y te ha lamido el interior de la oreja, no le gusta a nadie. Parece un contacto excesivo, pero quizás tu can te está haciendo un favor.
“Hemos coevolucionado junto a los perros durante milenios, pero nadie entiende de verdad por qué nuestra relación con ellos nos hace sentirnos tan bien”, ha explicado en The Independent la antropóloga Kim Kelly, de la Universidad de Arizona. Diversas investigaciones han demostrado que los dueños de perros tienen a ser más felices y gozar de una mayor salud, pero no está claro por qué ocurre esto, una incógnita que el equipo que dirige Kelly planea despejar con un importante estudio. Su hipótesis es clara: los microbios presentes en el estómago de los perros podrían tener un efecto probiótico en nuestro cuerpo, fomentando el crecimiento de elementos positivos para nuestra flora bacteriana.
El laberinto de la microbiota
Cada vez más investigaciones apuntan a que los cambios de nuestra microbiota –esto es, el conjunto de microorganismos que conviven normalmente en nuestro cuerpo– afectan de forma determinante a nuestra salud.
No todos los microbios son buenos y, de hecho, la medicina avanzó enormemente cuando fue capaz de eliminar a las bacterias responsables de muchas de nuestras enfermedades, pero la mayoría de científicos coinciden en señalar que nos hemos pasado.
“Creemos que los perros pueden trabajar como probióticos, mejorando la salud de las bacterias que viven en nuestros intestinos”
Al cambiar la composición de nuestra microbiota, ya sea porque hay bacterias distintas o porque el ratio entre ellas es desproporcionado, el sistema inmune se confunde y no sólo ataca a las bacterias patógenas contra las que se enfrentaba antes, sino al cuerpo mismo. Por esta razón la incidencia de las enfermedades autoinmunes, como las alergias, el asma o la artritis reumatoide, está aumentando de forma preocupante.
El uso masivo de los antibióticos se encuentra detrás de la extinción de numerosos microbios que antes se encontraban de forma natural en nuestro cuerpo. Pero los fármacos no son los únicos culpables: los cambios en la dieta, el exceso de higiene y un menor contacto con la naturaleza tienen parte de culpa, y en estos dos últimos puntos, al menos, el contacto con nuestro perro puede ayudar a que mejore nuestra flora intestinal.
Varios estudios han demostrado que la composición de la microbiota de los dueños de perros es distinta, y más variada, que la del resto de personas. “Creemos que los perros pueden trabajar como probióticos, mejorando la salud de las bacterias que viven en nuestros intestinos”, explica otro de los responsables de la investigación, el profesor de psiquiatría Charles Raison.
Se buscan amantes de los perros (sin perro)
Para comprobar en qué medida la convivencia con un perro altera la composición de nuestra flora intestinal, los investigadores de la Universidad de Arizona están reclutando a hombres y mujeres de entre 50 y 60 años que no hayan convivido con un perro en más de seis meses.
Los participantes escogidos tendrán que convivir durante más de tres meses junto a un perro. Antes, durante y después del experimento los investigadores analizarán la composición de la microbiota de los participantes, su dieta, los niveles de actividad física y el estado de su función inmune. También analizarán las bacterias presentes en el intestino de los perros y sus niveles de actividad física.
El estudio comenzará este mismo mes y, en uno o dos años, conoceremos los resultados. Hasta entonces no hace falta que te dediques a besar a tu perro en la boca, pero todo apunta a que no tiene nada de malo y podría ser bueno.
Si tienes gato, por el contrario, no obtendrás lo mismos beneficios. Como ha explicado la doctora Donna Hummel en ABC News, “los perros desperdigan sus bacterias más que los gatos, porque chupan cosas, chupan a la gente y a sí mismos”. Sí, es un poco asqueroso, pero es bueno para tu salud.