Texto publicado por Daniel Ayala, El testigo

Los animales siempre nos deleitarán.

¡QUÉ enorme variedad de animales existe, y cada uno parece tener su propia personalidad y sus atributos particulares! Sentir amor y compasión por ellos puede ser un factor que nos acerque al Creador. Así lo ilustra el caso de Maria.
Hace unos tres años, cuando Maria vivía en Lisboa (Portugal), su querido perro se extravió, por lo que ella puso un anuncio en la radio. Una testigo de Jehová, que estaba segura de haber visto uno que encajaba con la descripción dada, se puso en contacto con la señora. Entre las dos lo encontraron, y la Testigo comentó que puesto que a Maria le gustaban tanto los animales, sin duda disfrutaría de vivir en el nuevo mundo que Dios ha prometido, un lugar donde humanos y animales vivirían en paz.
Maria aceptó una invitación para asistir a una reunión de los Testigos. Lo que vio y escuchó allí estimuló su interés al grado que solicitó un curso personal de la Biblia. A medida que estudiaba, se sentía profundamente motivada por lo que aprendía de Jehová Dios y por su promesa de vida eterna en la Tierra en un nuevo mundo de justicia (Salmo 37:29; Juan 17:3). Con el tiempo, el 16 de febrero de 2002, simbolizó su dedicación a Jehová mediante el bautismo en agua.
El propósito original de Dios
Al igual que Maria, muchas personas se emocionan al comprobar que en el futuro se cumplirá el propósito original de Dios de que los humanos vivan para siempre en un paraíso terrestre y cuiden de todos los animales (Génesis 1:28). La Biblia dice que Dios no “creó [la Tierra] sencillamente para nada” sino que “la formó aun para ser habitada”. Según esta declaración, la humanidad habría de disfrutar de nuestro planeta y de los animales para siempre (Isaías 45:18).
Las Escrituras vuelven a enfatizar la decisión de Dios de llevar a cabo su propósito original de contar con una Tierra paradisíaca. Jehová declara: “Hasta lo he hablado”, y añade: “También lo haré”. Además establece: “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado, y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado” (Isaías 46:11; 55:11).
Está claro que el propósito original de Dios era que los humanos disfrutaran para siempre de un paraíso terrestre. Podemos estar absolutamente seguros de que ese propósito se cumplirá en el futuro. Examinemos las breves descripciones que suministra la Biblia respecto a cómo será la vida en el nuevo mundo de Dios. Veremos que, de hecho, todos los animales, tanto domésticos como salvajes, estarán en paz entre sí y con la humanidad (Isaías 65:17, 21-25; 2 Pedro 3:13).
Los animales en el nuevo mundo
En el nuevo mundo de Jehová, la gente podrá tocar la espesa melena del león, acariciar la piel rayada del tigre, e incluso dormir en el bosque sin temer el ataque de ningún animal. Fíjese en esta promesa de Dios: “Y de veras haré que la bestia salvaje dañina cese de la tierra, y [los humanos] realmente morarán en el desierto en seguridad, y dormirán en los bosques” (Ezequiel 34:25; Oseas 2:18).
De hecho, los animales salvajes serán sumisos, incluso a los niños pequeños. La Biblia dice: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos”.
Pero eso no es todo. El texto sigue diciendo: “Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar” (Isaías 11:6-9).
En el nuevo mundo que traerá Jehová no existirá el problema de tener que vivir apiñados en grandes ciudades que resulten inhóspitas tanto para nosotros como para los animales de compañía. Lo cierto es que, incluso en la actualidad, muchas personas disfrutan de tener mascotas y muestran equilibrio en su actitud hacia ellas y en el cuidado que les brindan. Pero piense en la maravillosa perspectiva de disfrutar de la compañía de los animales para siempre en un nuevo mundo justo. El cuidado amoroso que se les brinde sin duda honrará al Gran Creador de todos los seres vivos.
Si usted aún no sabe cuáles son los maravillosos propósitos de Dios —como hasta hace poco le sucedía a Maria, mencionada al principio—, lo invitamos cordialmente a ponerse en contacto con los publicadores de esta revista o con cualquier testigo de Jehová, quienes con gusto le ayudarán a aprenderlos.
[Ilustración de la página 10]
En el nuevo mundo de Dios disfrutaremos de los animales para siempre

Fuente de consulta:
jw.org