Texto publicado por Cyndi del Río
Desterrando orígenes (Texto que se me ocurrió escribiendo lo primero que se me vino a la mente...)
Corro...
corro en círculos y encuentro el origen de las cosas. Inpensablemente, la niña me espera sonriente. me espera sonriente y me pide que nunca la deje sola, nunca.
Ella es inocente, muy tierna y cree demasiado en las personas.
Tomo su manita... y mis ojos se ponen cristalinos y húmedos.
Ella no sabe. Ella no sabe lo que le espera, no sabe que pronto dejará de ser una niña.
Aquella forma oscura, de pronto se transforma en un pequeño con rostro igual de amigable y una jovencita de facciones algo afiladas.
La niña grita el nombre de alguien. Otra pequeña, casi completamente opuesta a ella, corre hacia la niña.
Y se abrazan...
Son tan tiernas...
Tan unidas...
Los rostros de aquellos que antes eran una forma oscura enrojecen de cólera.
Y yo solo miro...
miro las cosas pasar...
Ellos corren. Corren juntos, riéndose de la vida, riéndose de la alegría de ser niños.
Cada vez más rápido...
acercándose al precipicio...
Y entonces ella cae, cae desde muy alto...
al levantarse, veo su rostro.
Está aterrado porque alguien la sigue.
Ella llora...
Llora porque está cambiando.
Llora porque ya no va a ser una niña.
La joven de facciones afiladas se ha llevado para siempre a su compañera de rasgos opuestos y el niño ahora es un demonio cruel que corre para atraparla con sus garras horribles...
Pero yo la tomo entre mis brazos, tomo a ese cuerpecito cambiante.
Y personas ahora más adultas, fuertes y grandes que en ese entonces, la tomamos.
la niña ya no está sola...
Y todo volverá a su curso...
El origen de las cosas quedará desterrado...