Texto publicado por Brenda Stéfani

Crónica de una estafa de pelos.

Holus, primero que nada feliz 2017 a todos/as, si ya sé que no saludé como se debe pero mejor tarde que nunca verdad?
La razón que me hace escribir hoy es una historia que quiero contarles, una historia que ocurrió el día de noche buena, 24 de diciembre de 2016.
¿Vieron que ese día andamos a las corridas preparando la cena, la ropa especial que vamos a ponernos, elegimos el peinado para estar más lindos/as porque vamos a estar en familia y salir en la foto junto a nuestros seres queridos?
Bueno, así también hacemos las cosas a última hora y en esta lista me incluyo y empiezo la historia.
La mañana del sábado 24 tenía que cantar en la radio y mi idea era que cuando saliera iría a la esteticista de siempre para que me depilara y así poder usar el vestido que planeé para la noche pero ella ya había cerrado y yo no quería quedarme así, entonces fui al primer lugar que encontré abierto y entré a pesar de ser más caro pero por ser el día que era eso no me importaba.
Empezamos bien, normal como siempre, entrar a un pequeño salón, recostarte en una camilla y dejar que la profesional hiciera su trabajo.
Como la depilación ciertamente es dolorosa, buscaba conversación y mi curiosidad ganaba en esos casos así que me dedicaba a preguntarle por los productos que estaba usando, y si podría yo aprender a hacerlo, no daba mucha respuesta y luego me preguntó si yo había usado cera alguna vez y le contesté que si.
Seguía con su trabajo y yo seguía curioseando hasta que llegó al cavado (zona íntima) entonces sentí otro producto que decía ser desinfectante, todavía le creí aunque ciertamente me sorprendió cuando sentí que me ardía la piel, pero no le dije nada porque pensé que sería efecto del producto y cuando ella fue a buscar algo, sentí con mi dedo el aroma del producto y era denso como amoniaco, le dije que era demasiado fuerte el olor pero ella solo respondió que así es el desinfectante.
La sorpresa llegó cuando al estirar la cera para depilar, no sentí dolor, le dije que eso era extraño y que nunca me había pasado. Ella se limitó a decirme que era la única cliente que no se quejaba por eso y mi asombro solo iba en aumento pero yo seguía confiando.
Su trabajo duró una hora, cosa que me llamó más la atención también porque mi esteticista de confianza tarda como máximo 45 minutos y siempre se fija en no dejar sobre mi piel demasiada cera como ella, a parte de que según ella el cavado era completo y no hizo tiro de cola, así que me fui a casa con cierta tolerancia por ser 24 y pensar que tal vez estuviera cansada de trabajar.
La mayor sorpresa fue al día siguiente cuando noté moretones en las piernas y me di cuenta de que el cavado ya estaba como si estuviera usando una maquinilla de afeitar, cosa que evito porque siempre termino arruinando mi piel.
Además al usar cera, los bellos se muestran como mínimo a la semana de haberse una depilado, así que no imaginarán mi frustración, la frustración de sentir que a una la estafaron y con más facilidad por la condición de ser ciega, de que pueden utilizar un producto x y que con confianza mía pueden decirme que en realidad era el producto z el que usaron, como no hay pruebas...
Ese lunes el salón no abría y el martes fui a reclamar con la esperanza de que me dijera que fue un error, que se equivocó o como última opción, que me devolviera mi dinero y todo en paz pero no, ella apareció con su desinfectante y la cera, diciéndole a mi acompañante que ese había sido el producto que usó volví a repetirle que me mentía, que como puede ser que ya me hayan crecido los bellos a los 3 días, se limitó (nuevamente) a decir que eso era raro y que volviera dentro de 15 días para que vuelva a hacerlo y mostrarme que en su salón de belleza no usan cremas depilatorias como sé que fue lo que hizo conmigo.
La verdad es que pude decirle más cosas, decirle que si a su hijo le dieran un alimento en descomposición y le negaran que fue así sería humillante, decirle que si su hijo fuera ciego y se aprovecharan de él por no ver sería realmente frustrante y como persona con discapacidad, como mujer, y como usuaria de un servicio que implica mucha confianza, pasar por algo así causa una terrible impotencia al no tener pruebas visuales de lo que ocurrió allí
Solo quiero contarles que esto que me ocurrió es un ejemplo nada más de las cosas que pueden pasar y que muchas personas callan por timidez o vergüenza.
que por respeto, (el respeto que no me tuvo) No voy a nombrarla, pero una cosa si les puedo decir.
Si tienen un negocio, ofrecen un servicio o hagan el trabajo que hagan, que sea con respeto, amor y con honestidad, porque solo así se gana la confianza, la frecuencia de los clientes y el éxito del trabajo que se realiza.
Un saludo grande y que tengan un hermoso día y próspero 2017.

Brenda Stéfani
3/01/2017