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Las redes sociales se saltan la jornada de reflexión

Fuente: Republica.com
•Twitter y Facebook se llenan de mensajes que piden el voto a uno u otro partido, escapándose así del control de la Junta Electoral
(lectura aprox 15 min)

ARTURO CARRETERO | MADRID Publicada el 18-11-2011

Intentar paralizar el debate político hoy en día es prácticamente imposible, por mucho que sea la jornada de reflexión. Y es que, aunque la ley electoral de 1985 especifica que no se puede hacer propaganda política y pedir el voto a partir de las 00.00 horas del día anterior a la votación, internet y, en concreto, las redes sociales quedan fuera del control de la Junta Electoral Central, que es el órgano que se encarga de velar ese día por el silencio político. Querer ejercer el control sobre páginas como Twitter, que generan unos 200 millones de mensajes diarios en todo el mundo, o Facebook, que cuenta con más de 15 millones de usuarios solo en España, es inviable y, además, es algo a lo que los usuarios se niegan de forma rotunda. Si a esto le sumamos que un importante número de españoles votan por correo, y por lo tanto ejercen su derecho al sufragio antes que la mayoría, y que la propaganda política continúa colgada de las farolas y pegada en las marquesinas de los autobuses a un solo día de las elecciones, la pregunta es: ¿para qué sirve hoy en día la jornada de reflexión?

En España la ley habla de la prohibición de difundir propaganda electoral o realizar algún acto de campaña, prohíbe publicar sondeos electorales cinco días antes de la votación y prohibe realizar propaganda o manifestaciones en las inmediaciones de las sedes y delegaciones de los partidos, en el caso de que entorpezcan el acceso a los locales o coaccionen el libre ejercicio del derecho de voto. Con todo esto, España es uno de los pocos países que mantiene el extraño modelo de 24 horas sin mítines ni actos partidistas.

Muchos defienden que ya no tiene sentido seguir cumpliendo con una ley que desde una perspectiva tradicional, hace 20 o 25 años, tenía el objetivo de mantener el orden con una democracia recién estrenada, pero que ha perdido sentido en la era digital, en la que es imposible controlar los millones de comentarios que vierten los usuarios de las redes sociales día a día, incluida la jornada de reflexión.

El movimiento 15-M, y todo lo que le ha seguido, inició el debate sobre si era legal o no manifestarse en internet e incluso salir a la calle el día de la jornada de reflexión, siempre que no se hiciese ninguna proclama política que influyese en el voto. De hecho, este nuevo medio fue clave, como en otras ocasiones, para reunir a miles de personas en la madrileña Puerta del Sol y otras lugares de España antes de las elecciones autonómicas y municipales de este año.

No hay más que ver el impacto que tuvieron, antes de los comicios, las manifestaciones del 15-M en Twitter, donde los hashtag #spanishrevolution y #acampadaensol fueron trending topic mundiales. En Facebook, el perfil de Democracia Real Ya, que cuenta con más de 500.000 usuarios, también registró una gran actividad esos días. Y, por supuesto, en la jornada de reflexión el debate político estuvo muy presente en esas redes sociales, incluso en los espacios personales de algunos políticos que hicieron campaña por sus partidos.

Políticos que se saltan la jornada de reflexión

El 21 de mayo, un día antes de los comicios, en su perfil oficial en Facebook, Solidaritat Catalana pedía abiertamente el voto: ”SI es unidad independentista de verdad” y “¡Hoy me salto la legislación española y pido el voto por SI! ¡Vota SI!”, eran algunos de los mensajes que lanzó en su muro el partido político.

Por su parte, Carles Agustí, secretario de organización de CDC en Barcelona y número 16 en las listas de CiU, también hizo varios ‘twitts’ con mensaje político: “Igualdad = 300 millones lanzados en propaganda, Diagonal, zoo marino, publicidad = ICV”, “Es una contradicción enorme que alguien que se siente de izquierdas vote al partido socialista” y “Si algún partido representa al stablishment de Barcelona a parte del PSC-PSOE es ICV, toda la vida en el poder”.

Estos son solo algunos casos, pero lo más curioso es que en las páginas oficiales de PP y PSOE en Facebook se publicaron contenidos de usuarios que pedían el voto abiertamente para sus partidos y los administradores optaron por no retirar los comentarios que claramente tenían un claro contenido electoralista. Incluso en el perfil personal de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se publicó una foto, en la que la popular paseaba a su perro Pecas por la capital, en la que se vertían cientos de comentarios a favor y en contra de ella.

Fuera de las páginas oficiales, cualquiera que se diera un paseo por Twitter o Facebook podía encontrar decenas de intervenciones de particulares pidiendo el voto para uno u otro partido, o todo lo contrario. En todos los casos, no hubo ni sanciones, ni denuncias, ni condenas.

Imposible controlar a millones de personas

Hay que tener en cuenta que hay 15 millones de usuarios españoles en Facebook y más 3 millones en Twitter. A través de las redes sociales, en todo el mundo se han convocado manifestaciones como las del 15-M, que han llegado incluso a Estados Unidos, se han iniciado campañas a favor o en contra de algo o alguien que han alcanzado un éxito sin precedentes, contra la ley Sinde o contra el programa ‘La Noria’ recientemente, e incluso se ha cambiado el rumbo de algunos acontecimientos, véase si no el éxito de la primavera árabe gracias a internet. Los políticos saben de la importancia de la Red y por eso las formaciones y sus candidatos tienen perfil en Facebook y Twitter, algo que parecía impensable hace unos años.

El hecho de que cualquiera que quiera puede dar su opinión e incluso intercambiar unas frases con un personaje público, algunos muy participativos a través de sus espacios personales, ha hecho que internet se convierta en el medio con mayor influencia de todos los que existen hoy en día. La tal cantidad de mensajes que se generan por ejemplo en Twitter al día en todo el mundo, unos 200 millones, hace imposible que un juez pueda estar pendiente de todos los comentarios que se ponen en un día como el de la jornada de reflexión. Y ejercer un control sobre todos los que hablen de política en España ese día supondría una inversión tal que primero no compensaría y segundo no serviría de nada, puesto que llegar a localizar a un usuario sería realmente complicado. Por no decir la campaña que se iniciaría en este medio por la defensa de la libertad de opinión en internet y el lío que se armaría. Viendo los antecedentes de protestas en contra de la ley Sinde, y todo lo que generó, ¿alguien se imagina el terremoto informativo que se originaría si los jueces empiezan a perseguir a los españoles por los comentarios vertidos en internet?

Ahora la pregunta es: ¿y si alguien recogiera algunas de estas opiniones de internet y las presentara como prueba de que se incumple la jornada de reflexión? Esta cuestión la tendría que abordar la Junta Electoral, algo que por ahora es poco probable, pues está más preocupada por las manifestaciones en la calle que por lo que se dice en internet, aunque sea una pura contradicción.

De hecho, expertos consultados por REPUBLICA.COM aseguran que las Juntas Electorales sólo actúan cuando se presentan recursos ante ellas y no tienen ningún mecanismo de seguimiento de esa información, que es delito cuando se trata de medios de comunicación, pero que no deja de ser libertad de expresión cuando se trata de particulares.

El Constitucional permite las concentraciones

Entonces, ¿qué sentido tiene hoy la jornada de reflexión? ¿Para qué sirve? Los políticos aseguran que es buena para descansar del marketing político y del bombardeo al que estamos sometidos en estos días, pero no hay que olvidar que esta propaganda continúa en internet, donde el silencio es imposible, y también en todas las farolas, vallas, cabinas telefónicas o paradas de autobús sin que nadie haga nada para remediarlo. Es decir, ese día los políticos no nos piden el voto a través de los medios de comunicación pero ya nos lo recuerdan las caras de Rajoy y Rubalcaba con su mirada clavada en nuestros ojos mientras andamos por la calle. ¿Y es que acaso las teles y radios españolas no hablan de política en la jornada de reflexión dejando la objetividad aparte en algunos casos? ¿Y que pasa con todos esos que votan antes de tiempo porque solicitan su voto través del correo, días antes que la mayoría de españoles? ¿No les damos el ‘derecho’ de reflexionar?

Los más entendidos en política aseguran que la jornada acabará despareciendo, pues la mayoría de la gente hace caso omiso de estas prohibiciones o, mejor dicho, ‘pasan’ del tema y les es indiferente.

Y es que, incluso el Tribunal Constitucional permite las concentraciones ese día siempre y cuando la capacidad de influir en el electorado “sea remota”, una prueba más de que la jornada de reflexión tiende a extinguirse. Para el alto tribunal, el hecho de que haya unas elecciones no puede anular el derecho de reunión y manifestación.

Así lo estableció el alto tribunal en una sentencia de 2010. En ella anulaba una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que en 2008 no autorizó una manifestación para conmemorar el Día Internacional de la Mujer por estar convocada el día anterior a unos comicios autonómicos, ya que podía afectar a la “tranquilidad y sosiegos deseables en el día anterior al ejercicio del derecho al sufragio activo”. El alto tribunal entendió entonces que la “mera posiblidad” de vulnerar el derecho de participación política no podía anular el derecho de reunión y manifestación

Lo mismo sucedió durante las movilizaciones del 15M en la jornada de reflexión, hechos que se volverán a repetir este sábado, aunque es cierto que los organizadores pidieron a los participantes que no lanzases mensajes políticos. La JEC decidió que las concentraciones “eran contrarias a la regulación de la campaña electoral” y acordó poner la denuncia en conocimiento del Ministerio Fiscal por si los hechos pudieran resultar constitutivos de delito. Sin embargo, posteriormente el Constitucional consideró que “el derecho de reunión, del que el derecho de manifestación resulta una vertiente” prevalecía cuando la convocatoria no tuviera como principal finalidad captar sufragios. Una vez más la jornada de reflexión quedó en entredicho.

Así pues, mientras no haya una ley que prohíba manifestarse a través de internet en la jornada de reflexión, y también convocar movilizaciones a través de este medio, algo que hoy por hoy parece imposible, la Junta Central no tiene nada que hacer. Y si algún día hay alguna ley al respecto, los internautas ya se encargarán de poner las cosas en su sitio, porque los políticos tienen más miedo que aprecio a la Red de Redes.

Solo en un país, Tailandia, los ciudadanos que envían mensajes de contenido político a través de Twitter o Facebook desde el inicio de la jornada de reflexión hasta la publicación de los resultados de unas elecciones legislativas pueden recibir una sentencia de tres meses de cárcel, incluyendo esta norma a los propios candidatos. Pero, por suerte, España no es Tailandia.