Texto publicado por TifloFernando
El Club de la lucha...
Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:
Me complace presentarles un divertido Texto extraído del Blog:
"Medicina en la cabecera...Blog personal de Raul Calvo Rico; Médico de Familia".
Que es un Blog con interesantes Posts la mayoría de las veces, divertidos Posts ocasionalmente, como es este que os ofrezco.
"El club de la lucha".
Pues en el periplo invernal de mocos, gargantas irritadas, fiebres, dolor de oidos y estornudos y toses...
Reconforta ver el punto de vista de una MADRE enfrentada con un Médico cargado de razón y con la EVIDENCIA de años de Ejercicio profesional y experiencia.
Pero, como padre con un niño enfermo, con fiebre y dolor de garganta, asustado como he ido yo al Pediatra del niño...De poco vale, salir de su Consulta con las manos vacías.
¿O es que no os ha pasado a muchos padres y madres de esta Red Social BlindWorlds?...Por mucha confianza que tengamos en el Pediatra de nuestro hijo.
Ir al Pediatra, con un temblor que no te llega la camisa al cuerpo, con tu hijo en brazos y el Médico te mande a casa diciéndote que lo metas en la bañera y le des un poco de Ibuprofeno o de Paracetamol...
Puedo aseguraros, que no te mueves del sitio hasta no conseguir al menos de dos a tres Recetas para el niño; ¿O no es así, como sucede la mayoría de las vece.?.
De momento eso ya no nos pasa con nuestros hijos; Pero algo semejante nos sucede con los nietecitos...
Hija, Hijo; ¿Qué te ha dicho el Pediatra?; ¿Te ha recetado algo para evitar que "...le caigan los mocos al pecho..."?; ¿Y para esa garganta tan rojita?...
Si no nos responden nuestros hijos alguna cosa que calme nuestro nerviosismo, ya sabéis...
¡Claro, como no es su hijo; Ni se preocupa!...¿A que sí?.
Por eso me ha parecido tan divertida esta Publicación que os ofrezco.
Con gran cariño, TifloFernando.
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El club de la lucha
lunes, 13 de febrero de 2017
Buenas noches damas y caballeros, y bienvenidos al mayor espectáculo del mundo, el espectáculo que entretiene a las masas, el show que les hará estremecerse, morderse las uñas, sufrir, reír y llorar. Bienvenidas una vez más todas aquellas personas amantes del riesgo, todas aquellas gentes dispuestas a drogarse con la adrenalina que rezuman dos monstruos frente a frente, en una batalla final en la que solo puede quedar uno. Bienvenidos todos a... ¡El cluuuuuub deeeeee laaaaa luchaaaaaa!
Esta noche, en una de las esquinas del cuadrilátero tenemos a una mujer fajada en innumerables refriegas, la campeona del cuerpo a cuerpo. Una mujer cuya mirada podría elevar dos grados la temperatura del círculo polar ártico. Madre de tres hijos, ha tenido que lidiar con otorrinos, traumatológos, digestólogos y hasta con psiquiatras infantiles. Una mujer que se ha merendado con patatas tres pediatras diferentes. Es la campeona de las amigdalectomía, los drenajes timpánicos y las radiografías para vigilar la escoliosis. La azitromicina no tiene secretos para ella. Es capaz de recitar de memoria los miligramos por kilo de peso del Ibuprofeno y transformarlos sin pestañear en los centímetros cúbicos correspondientes en su dos concentraciones de veinte y cuarenta. Recibamos todos con una fuerte ovación a la merienda-residentes, el terror de las consultas sin cita, la reina de las Urgenciasssss... ¡La Augmentinesssss!
En la esquina opuesta, un veterano del club de la lucha, un hueso duro de roer, que aunque haya perdido la cintura de la juventud, ha endurecido su mandíbula y se ha convertido en alguien a quien es muy difícil mandar a la lona. Sin duda este enfrentamiento será todo un espectáculo. Abrónquenle si lo desean, grítenle, ódienle si lo prefieren, pero al menos reconózcanle su valentía. Con todos ustedesssss... ¡El doctor evidenciassss!
La Augmentines es, sin duda la favorita del público, su heroína. Es fácil identificarse con esa madre entregada capaz de echarse al mochuelo a los lomos arropado con una manta zamorana y afrontar la sensación térmica de menos cuatro y la lluvia helada rancheada para llegar a las urgencias del centro de salud a las dos de la mañana para que le miren al niño la garganta. Tiene un porte casi majestuoso con el niño en sus brazos asegurándose de que no se le caiga el termómetro, la barbilla desafiante esperando que empiece la lucha. Años de combates y victorias, una figura a quien los espectadores adoran.
En la esquina opuesta, su adversario es el centro del abucheo de la concurrencia. A él parece no importarle y, consciente de la dimensión del enfrentamiento que le espera, se mantiene en silencio, cabizbajo, concentrado. Con su camisa amarilla con el velcro en la espalda de médico, y los pantalones azules con tiras fosforescentes, mantiene las manos sobre el teclado sin responder a las miradas retadoras de su adversaria. Poco a poco se impone el silencio expectante. Lleva veinticinco años sentado en esa silla y tiene el culo pelado de haberlas visto de todos los colores, pero sabe que el enfrentamiento será cruel, sin cuartel, y él es una roca.
El inicio del combate sigue el guión esperado. Los preliminares en los que ambos contendientes se miden, sopesan sus fuerzas, exploran las debilidades del contrario.
El Doctor Evidencias ha robado la iniciativa a La Augmentines, que quería demostrar su poderío con un torrente descontrolado de síntomas y sospechas preocupantes, pero la sangría de datos ha sido detenida por Evidencias, que, demostrando que es un perro viejo, se ha hecho con el control del primer asalto colocando en la misma mandíbula de su adversaria una serie contundente de cortas preguntas que apenas han permitido ningún lucimiento a La Augmentines. Podríamos decir que el primer asalto no ha sido especialmente sangriento, pero ha tenido un bonito intercambio de golpes. A los puntos, el Doctor Evidencias ha sido claro vencedor.
El público se levanta de sus asientos aullando para demostrar a La Augmentines su apoyo, mientras ésta coloca a su hijo sobre la camilla, colocándose ella junto a la esquina superior derecha. Es una retirada táctica porque sabe que está en terreno hostil, pero es una zona segura, donde sabe que aun se mantiene en el juego demostrando su influencia, y no termina de permitir el lucimiento completo del adversario. Una posición estratégica soberbia.
El Doctor Evidencias ha intentado sacar tajada de pelear en su terreno, pero sentía la incómoda presencia y sin duda, estuvo mucho menos suelto de lo que le hubiera gustado. Ambos contendientes regresan a sus rincones, pero ella vuelve a tener a la criaturita en brazos y el rugido del público enfervorizado le devuelve la confianza en la victoria. Sentados frente a frente, comienza el asalto final. Se huele la sangre.
La Augmentines quiere golpear primero y abre la veda con un arrogante ¿Y bien, qué le pasa? con aires de examen de reválida, coreado por la multitud. Pero Evidencias no es un pusilánime y aguanta el chorreo con un largo silencio que contribuye a encrespar a su rival. Recurre al truco del tecleteo como si estuviera transcribiendo los rollos del Mar Muerto porque sabe que su contendiente es de sangre caliente y que si consigue alterarla puede cometer errores. La respeta porque conoce su potencial y su fuerza, y no está seguro de la victoria. Quizás quince años atrás, pero los años se notan.
Por fin se decide a lanzar el ataque. Lo hace por la vía de los mocos en la garganta y la inflamación de la faringe. Concede que es importante pero al final saca el golpe de la ausencia de placas y las pocas horas de evolución. La Augmentines es rápida y esperaba ese ataque. Con una finta de cintura pone sobre la mesa su experiencia como madre de la criatura y de dos hermanos mayores que ella. Pretende así contrarrestar definitivamente la carta de la madre excesivamente ansiosa y el público le responde con una ovación cerrada que demuestra lo hartos que están de ese argumento tan despectivo. Evidencias siente debilitarse su posición pero ya hemos dicho que es un fajador,
así que intenta gestionar una prórroga de setenta y dos horas para revaluar la situación, pero su contraria se siente ganadora y golpea el hígado del médico con dos casos documentados cercanos a ella que terminaron con desenlaces horrorosos que le cortan el resuello y le hacen tambalearse.
Sabiéndose muy tocado, lanza con desesperación el uppercut de los virus y el crochet de la resistencia de los antibióticos, pero nota que no han hecho ninguna mella en La Augmentines, que con un pie en su cuello, empieza a jalear a unas gradas enfervorecidas que piden la cabeza del Doctor Evidencias. No obstante, es difícil hacerle besar la lona, y, ya sobre la campana, decide jugársela con la pérdida de la flora intestinal. la alteración de la absorción de nutrientes y la posible influencia en el desarrollo de la criaturita. Nota como su oponente encaja el golpe inesperado y en el brevísimo tambaleo de incertidumbre, cierra definitivamente el combate con una prescripción diferida de una simple Amoxicilina.
Señoras y señores, damas y caballeros, ¡qué espectáculo tan fascinante! ¡qué dos contendientes, qué coraje, qué valentía, qué cantidad de recursos! Una vez más, hemos tenido el privilegio de asistir al enfrentamiento de dos fuerzas poderosas, dos titanes que lo han dado todo en el ring. Muchas gracias por su atención y no se pierdan el próximo combate.
les mantendremos informados.
Publicado por Raul Calvo Rico; en 0:47.
Texto extraído del Blog:
Medicina en la cabecera
Blog personal de Raul Calvo Rico; Médico de Familia.
Este blog recoge historias de un médico de pueblo, suyas y de personas con las que han cruzado sus vidas.
Todos los actores han sido convertidos en personajes literarios por voluntad del autor, de modo que en sus fabulaciones, aun podrían conservar rasgos identificables por los propios actores.
Si así fuera, mis disculpas, y suprimiré gustoso cualquiera de las entradas si se me pidiera.
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