Texto publicado por JAIME MAURICIO GAITÁN GÓMEZ

EL DÍA A DÍA VS. NUESTROS PROYECTOS DE VIDA. Un dilema que nos impide lograr a plenitud la inclusión.

Nuestra condición de discapacidad, todos los días nos enfrenta al dilema de saber si es suficiente poder desarrollar nuestras actividades cotidianas de manera autónoma, al deseo de ser personas productivas capaces de aportarle a la sociedad y a nuestras familias, ayudas económicas para solventar nuestras necesidades y las de quienes nos rodean.

Si dejamos esa decisión a profesionales de las terapias como la terapia ocupacional o las fisioterapeutas, la respuesta será que con solo poder lavarnos los dientes, poder bañarnos sin ayuda, comer sin asistencia o vestirnos o caminar solos, habremos logrado la “inclusión”.

Si la respuesta se la dejamos a nuestros familiares, si nos aman, la misma será que ellos nos hacen todo y que cuando ellos falten, nos recomiendan al Creador.

Si nos preguntan a nosotros, de acuerdo a nuestros deseos, probablemente no sabremos que hacer sin que hayamos tenido la oportunidad de recibir estudio o haber experimentado vivencias en las que podamos darnos cuenta que hay muchas cosas que podríamos hacer para sentirnos personas útiles.

En todo caso, no existe una respuesta homologada, porque cada persona con discapacidad, al igual que el resto de personas, tenemos nuestras propias ilusiones y expectativas.

Por todo ello, mientras no se nos presenten opciones idóneas de acuerdo a nuestra condición personal y dejándonos crear nuestros propios imaginarios, como lo hace todo el mundo, eso sí, con el respectivo acompañamiento previa creación de consciencia social en todos los actores con poder de decisión social y de igual manera, esa misma consciencia en nuestros familiares, jamás podremos tomar decisiones exitosas en cuanto a nuestros proyectos de vida, para lo que desde luego, se requiere haber dado el primer paso… Ser autónomos en nuestras actividades de la vida diaria.