Texto publicado por la licenciada San Miguel

Carta al director redactada por mí y publicada en un periódico de Alcoy

¡Hola, blinderos! Hace tiempo que no escribo por aquí, pero vengo nuevamente cargada de novedades. Os pego aquí una carta al director que he escrito para el periódico "El nostre Ciutat" de Alcoy (Alicante), para que podáis opinar si queréis. ¡Espero que os guste!

¡Gracias por todo, Alcoy!

Recuerdo que ayer hizo dos años que estaba en Madrid, comiendo en casa de mi amigo Marco, un testigo de Jehová que también es ciego, igual que yo. Marco me fue presentando a sus amigos de la congregación, y me faltaba ya un mes para terminar mi curso de Madrid. Me preguntaba: ¿Y vale la pena tanto esfuerzo empleado en conocer gente nueva si luego me tengo que ir de Madrid?
Pues actualmente me está pasando esto aquí en Alcoy. El 17 de mayo hizo nueve meses que me vine aquí, desde Torrent (Valencia). No conocía a nadie. Por suerte, el hecho de rencontrarme con Marcos Llorens, un afiliado a la ONCE de Castellón, me hizo revivir totalmente. El 4 de octubre, que fue cuando decidí ayudarle a buscar habitaciones en Madrid, porque se iba a hacer un curso de la ONCE de animación sociocultural, fue cuando empezó a surgir esa amistad, y esa misma semana aprendí a ir al Más y Más de la Plaza España, mi casero Eduardo me propuso entrar en el coro de Avanzar, y conocí a Jose, un conductor del autobús urbano, que ya mencionaré más adelante.
A la semana siguiente ya entré en el coro, y conocí por Internet la iglesia evangélica Cristo Vive de Alcoy, pastoreada por Set Bañó y Lupe Muñoz. Y todo esto fue posile gracias a la fuerza inteligente de Marcos, y a pesar de que renunció a ese curso, no se lo tuve en cuenta.
En noviembre hice muchas más amistades, y recibí ayudas inesperadas, especialmente el hecho de hacer Acuagym con los de la ONCE sin tener el expediente trasladado a Alcoy. A pesar de todo, estuve todo el mes viviendo sin móvil, y comunicándome solamente por el fijo de mi piso de Alcoy, y fue una complicación con la que aprendí a vivir.
Ya antes de Navidades, conocí a los de la comisión de accesibilidad de Avanzar. Javier Abad, Pep Fuster, Carolina Corbí, Cristina (no sé tu apellido) y Modesto Satorre (director del coro de Avanzar). La primera charla que dimos fue el mismo día que los conocí en el IES Andreu Sempere, donde los alumnos fueron muy receptivos y preguntaron muchas cosas. Me incorporé con ellos a partir de febrero.
En ese mismo mes, Javier Abad me enseñó a ir a la asociación, y con él me di cuenta de que la ONCE es una organización fascista, que solo quiere a las personas en silla de ruedas para vender cupones, y no se dan cuenta los muy idiotas de que el hecho de que vayan en una silla de ruedas no quita que tengan potencial para asumir más responsabilidades dentro de la ONCE, como la de ser profesor de movilidad o de apoyo a los alumnos, siempre y cuando les asignen colegios accesibles.
Javier y yo somos muy asertivos, y no permitimos que nadie cometa actos incívicos que atenten contra nuestra diversidad funcional, aunque él tiene más “huevos” que yo, y yo intento decirlo con más educación y confiando en que a la gente se le quede. Los lugares que Javier me ha enseñado y que nunca olvidaré son: la Vía Verde, el Pepe’s Bar, la Marquesina, el centro comercial, la tienda Guaita, el mercado de san Roque, la papelería Entenza (donde están sus hermanos), el bar La Bohemia y otros sitios que ya no recuerdo.
Durante los meses de abril y mayo hemos estado dando charlas en los centros Pare Vitoria, las Paulas, las Carmelitas y Batoi, y de algunas de ellas hay fotos, que saldrán en el álbum anual de actividades de Avanazar. No me importa que salgas tú, Marcos de Batoi o primito de Alcoy, que ya no sé ni cómo llamarte, porque no suelo preguntar los apelidos.
Y volviendo de Batoi un día coincidí con mi amigo José de Subús, el hombre de las dos caras. Pues mira, José, te llamo así porque no puede ser que quieras juntar a tu hijo con mi hermana, que me parece muy bien si ambos son supertrabajadores, pero luego te quejas de que la megafonía para los invidentes causa dolor de cabeza. Y a los amigos de Subús les digo que si pensáis igual que él, por lo menos poned una maquinita en las paradas y así yo apretaré un botón y sabré cuando viene mi bús. También podéis poner la megaronía interna solo cuando veáis que se sube un invidente.
Yo solamente me quejo de eso y de los pasos de peatones que no están señalizados, que solo lo han hecho en la zona Norte. Bueno, y he conocido mucha gente de Alcoy. No me quiero ir de aquí. Estoy perdidamente enamorada de Alcoy, aunque las cosas que os he dicho de urbanismo municipal las destaco porque son demenciales.

Alcoy, 1 de mayo de 2017