Texto publicado por TifloFernando

Dos Guerreros de Maraton: Filipides y Epizelos...UltimaPublicacionhastadespuesdeVacacionesdeAgosto)(¡FelizVeranoatodos!)

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Se me ha presentado la ocasión de hablar de dos temas que en principio podamos pensar que carecen de relación entre sí; De una parte la Carrera Reina, la de Maratón y de paso de un trastorno Psicológico importante, el Fenomeno de Conversión ("Histeria").

Para ello me aprovecho de un interesante Post del Blog del Profesor José Ramón Alonso: "Neurociencia"; Que os ofrezco al final de esta Publicación.

Para comenzar intentaré contar una hazaña militar que protagonizó un valeroso soldado (Filípides) en una de las Guerras Médicas; La Batalla de Maratón...

("Se llaman Guerras Médicas o Guerras Medas (guerras greco - persas) A los conflictos armados entre los antiguos griegos y el Imperio Persa durante el siglo V a. C.").

La Batalla de Maratón, Se trata quizá de un cuento de hadas para runners, pero sin duda es la historia de la más apasionante distancia de fondo : el Maratón...

Tal y como refiere la Periodista Mariana Fonteboa en un maravilloso Artículo en byrunners (byrunners.com):

«...Corría el año de 490 a.c cuando Grecia libraba una batalla en contra de Persia. En Maratón, una playa semidesértica con humildes casas de pescadores, se enfrentaron unos doce mil soldados griegos ante un ejército ampliamente superior, que llegaba a los 30 o 40 mil persas que amenazaban con llegar a Atenas y violar mujeres y matar niños.

Los griegos tenían la consigna de matar a sus propios hijos si Persia lograba la victoria. Contra todo pronóstico, el austero ejército griego ganó la batalla y entonces surgió el temor de que los atenienses se mataran entre sí por lo que había que avisarles del triunfo. Es ahí en donde la historia de Maratón cobra vida. Los maratonianos delegaron en Filípides la tarea de correr desde Maratón hasta Atenas para avisar a hombres y mujeres sobre la victoria y salvar así a miles de familias.

Entonces ese hombre corrió de madrugada para llevar la noticia. Tras varias horas de carrera, entró a Atenas y gritó ¡victoria! ¡victoria! ¡victoria! y se desplomó ante el esfuerzo. Con el conocimiento del triunfo, la ciudad cerró sus puertas. Y se salvó...».

Pero al parecer, la Historia ha relatado las cosas de otra manera...

Para contrastar ambas narraciones, escuchemos al llamado Padre de la Historia...

Tal y como podemos leer en la Web Biografías y Vida.

El historiador con más prestigio de la antiguedad fué Herodoto...

«Herodoto (Herodoto o Heródoto; Halicarnaso, c. 484 a.C. - Turios?, c. 426 a.C.); Historiador griego, el primero del mundo occidental.

La obra por la que Herodoto de Halicarnaso mereció el sobrenombre de padre de la historia no recibió de él ni el título ni la división;

la actual, en nueve libros, cada uno de los cuales aparece bajo la denominación de una musa, procede de los eruditos alejandrinos.

Los cinco primeros libros describen los aspectos de fondo de las Guerras Médicas; los cuatro últimos contienen la historia de la guerra, que culmina con el relato de la invasión de Grecia por el rey persa Jerjes, y las grandes victorias griegas de Salamina, Platea y Micala.

Las Guerras Médicas y sus preliminares son, pues, el tema de esta primera gran historia narrativa de la Antigüedad... ».

Dejemos pues al Historiador contar algo diferente, según podremos leer más abajo en el Post de "Neurociencia"...

"...La versión de la hazaña de Filípides que nos da Heródoto es aún más heroica y atléticamente mucho más exigente.

Según él, Filípides no hizo el trayecto de Maratón a Atenas sino que fue enviado desde Atenas a Esparta, corriendo 246 km, para pedir ayuda militar para repeler la invasión de los persas...".

Sea como fuera, el valeroso Filípides, llevará siempre la Hazaña de Maratón unida a su nombre.

Pero ahora hago un brevísimo inciso para contar unas curiosidades acerca de la Carrera de Maratón; aprovechando el Artículo mencionado de la Periodista Mariana Fonteboa...

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«...¿Sabes por qué un Maratón tiene una distancia de 42 kilómetros 195 metros exactos?

Mucho tiempo después, cuando se planeaban los primeros Juegos Olímpicos en 1896 surgió la idea de revivir la legendaria carrera, gracias a la propuesta del especialista en mitología griega Michelle Breal.

El barón Pierre de Coubertin, que se considera como padre de los Juegos Olímpicos modernos, aceptó la idea y se instituyó una prueba con una distancia de 42 kilómetros, distancia que entonces se creía, existía entre Maratón y Atenas.

El 10 de Abril de 1896 se corrió el primer Maratón de los Juegos Olímpicos Modernos, desde las llanuras de Maratón hasta el Estadio Olímpico en el centro de Atenas, con la participación de 13 atletas griegos y 4 extranjeros. Esta competencia era la última oportunidad de los anfitriones de conquistar una medalla de oro y así lo hicieron y también dejaron la costumbre de que esta prueba y no otra, cierre, aún en nuestros días la máxima fiesta deportiva.

¿Y los 195 metros?...

Esta es la mejor parte de la historia.

La distancia válida hasta hoy para un maratón es de 42 kilómetros 195 metros y no hay nada mítico o anecdótico en el hecho, simplemente se debe un poco al azar y otro al capricho.

Era 1908 y los Juegos Olímpicos se llevarían acabo en Londres. El Príncipe de Gales, Jorge V y la Reina Alexandra quisieron que la carrera se comenzara en el Castillo de Windsor, para poder verla con comodidad (según parece llovía).

Asimismo para poder ver la llegada pidieron que ésta fuese frente al palco real dentro del estadio Olímpico, la distancia resultante de este par de caprichos fue de 42.195 metros, lo que hasta ahora mide un Maratón, sin excepción alguna.

Más historia

Por ser una carrera extenuante, el Maratón no incluía una versión femenina. Fue en 1967 cuando Kathrine V Switzer desafió las normas establecidas y se convirtió en la primera mujer en correr un Maratón. Para lograrlo, se inscribió como KV Switzer, y cruzó la línea de salida con el número 261 como si fuera un corredor más.

Por tratarse de un tema prohibido para las mujeres, un juez a la mitad de la carrera saltó tras ella para detenerla pero el resto de corredores se lo impidieron y la “escoltaron” para que pudiera terminar el Maratón con un tiempo de 4 horas y 20 minutos.

Así saltó a la historia como uno de los momentos más inolvidables alrededor de esta mítica distancia, hasta que En 1984, se introdujo en el calendario olímpico la categoría femenil para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.

La fondista estadounidense Joan Benoit se convirtió en la primera campeona olímpica de maratón, liderando la prueba en solitario desde el principio, y venciendo con un tiempo de 2:24:52 a la gran favorita noruega Grete Waitz. ».

Texto extraído de:

byrunners.com

Historia del Maratón o ¿por qué son 42 kilómetros 195 metros
Por Mariana Fonteboa.

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Sin embargo, el nombre de Filipides, se asociará siempre a la Leyenda de Maratón.

Pero en la famosa Batalla de Maratón, también participó otro guerrero de nombre Epizelos...

Y es quien me produjo un verdadero interés por su extraordinaria Historia posterior...

Como podremos leer en el Post que comparto con vosotros del Profesor José Ramón Alonso, un poco más abajo...

El llamado "Padre de la Historia" Herodoto, habla de Epizelos de la siguiente forma:

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«...En la batalla de Maratón hubo una matanza de bárbaros de cerca de seis mil cuatrocientos hombres y de los atenienses, ciento noventa y dos.

Así fue el número que cayó en ambos bandos; y también pasó allí una cosa asombrosa única en su caso, un ateniense, Epizelos, el hijo de Cuphagoras, mientras luchaba cuerpo a cuerpo y mostraba ser un hombre valiente,

perdió la vista de sus ojos, sin recibir golpe en ninguna parte de su cuerpo ni habiendo sido alcanzado por ningún objeto y por el resto de su vida desde ese momento continuó estando ciego.

Y me informaron que él solía contar sobre lo que le pasó un relato de esta naturaleza, que un hombre alto completamente cubierto de armadura se puso delante de él,

que tenía una barba que cubría su escudo, y que esta aparición pasó a su lado pero mató al camarada que estaba junto a él.

Así, según me informaron, era como Epizelos contaba la historia...».

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Epizelos perdió la vista, al parecer sin daño alguno como describe Herodoto.

Por lo que cabe pensar en una ceguera de Conversión o ceguera histérica...

Como sabemos hasta la fecha:

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«Por lo general, los trastornos disociativos consisten en una división de la propia identidad, de la identidad del "yo".

Se suelen manifestar en forma de despersonalización, es decir, en la experiencia de sentirse extraño, como si uno fuese espectador de sí mismo, notando extraño su propio cuerpo o su propia forma de actuar.

La neurosis histérica, también llamada neurosis de conversión, consiste esencialmente en el traslado inconsciente del conflicto psíquico al ámbito corporal o somático.».

Breves notas extraídas de:

Psicología ECA

LA PERSONALIDAD HISTÉRICA O HISTRIÓNICA
Erika Rojas Portilla
lunes, 22 de julio de 2013

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Pero la pérdida de la visión después de un trastorno que afecta gravemente la Psique del individuo, debe ser explicada por un Oftalmólogo...

Y más cuando se sostiene que al parecer en la Ceguera de Conversión, no hay afectación del órgano de la visión: Los ojos y su compleja estructura.

Este complejo problema que se me brindó, me permite reunir una serie de Datos históricos, que nos ofrecen íntegramente para desmenuzar y aprender algo más.

Por lo que tras rebuscar por las Carpetas de mi PC, he encontrado esta maravillosa descripción de un Médico Oftalmólogo, con dos Ejemplos sorprendentes...

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«...Aunque por lo general la psicopatologia ha ido cambiando ultimamente debido a los factores de la vida actual en donde por ejemplo los trastornos de la alimentación y la depresión predominan, existe una psicopatologia conocida con el nombre de ceguera histérica...

Tal entidad clínica se caracteriza por presentar una disminución en la capacidad visual que puede ser variable en su intensidad desde una visión borrosa leve hasta una ceguera total en pacientes que tienen un sistema visual completamente sano...

Es decir los globos oculares se encuentran sin patologia alguna y su cerebro en la zona de recepción visual que es la corteza occipital se encuentra completamente sana y no existe interrupción alguna en la via visual desde un punto de vista neurológico.

(../..)

Esto puede ser propiciado por eventos traumáticos como la pérdida de un familiar, un accidente o incluso tener una vida de sumo stress y soluciones concretas a conflictos, por lo que el paciente literálmente de manera inconciente se “Niega a ver”...

Quizá se niega a ver una realidad que lo agobia, o se niega a ver como un mecanismo inconciente para obtener atención de familiares distanciados.

(../..)

Algunos ejemplos de ceguera histérica:

- Como en el caso de Hitler, cuando fué soldado raso sufrió un ataque de gas con el que perdió totálmente la vista, pués en un frenesí de patriotismo exaltado no queria que los recursos médicos se usaran en él y preferia que dichos recursos se usaran en los “verdaderos ” héroes de guerra...

y mediante un mecanismo de sugestión un Oftalmólogo hizo que recuperara la vista.

- En la ópera Rock “Tommy” donde un niño queda ciego, sordo y mudo después de descubrir a su madre teniendo relaciones con otro Hombre que no era su padre...

todos ellos, casos de pacientes reálmente sanos pero que quedaron ciegos...».

Texto extractado de:

Merinodr's Blog

Ceguera Histérica (Psicosomática)

Dr.José Luis Merino
7 junio, 2011 – 23:50.

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En fin, espero transmitirles mi entusiasmo y estoy seguro que en esta Red Social de Blind Worlds, hay Especialistas m´´as cualificados que yo, que quizás aporten algún Dato más.

Y termino diciendo lo que suelo poner en mi última Publicación: ¡Para meditar un Ratejo!

Y si Dios me lo permite y tras unas merecidas Vacaciones de Agosto, espero volver a aburrirlos con mis Publicaciones en Septiembre.

Cuidadín con el Tráfico, con las zambullidas de cabeza en zonas que desconozcais la profundidad y desearía encontrarlos a todos al completo a mi vuelta...

¡Y no olviden Vitaminarse y Supermineralizarse!

Con gran cariño, TifloFernando.

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Dos guerreros de Maratón. (Filípides y Epizelos)

Por el Profesor José Ramón Alonso

Miercoles, 11 de Febrero de 2015

El guerrero más famoso de la batalla de Maratón es sin duda Filípides, el famoso corredor que inmortalizó la distancia de 42,195 kilómetros que da nombre a la prueba atlética más dura, la gran carrera de resistencia que nunca se celebró en la antigüedad pero es la competición más épica de las olimpiadas modernas.

La leyenda cuenta que el rey persa Darío I, lleno de ira porque los atenienses no solo habían rechazado someterse a su poder sino que además habían asesinado a sus emisarios, les anunció que tras destruirles en el campo de batalla, saquearía la ciudad e inmolaría salvajemente a sus esposas e hijos.

Lanzó una flecha al cielo pidiendo a Zeus que le concediera la venganza sobre los atenienses y encargó a uno de sus criados que cada día, antes de cenar, le dijera tres veces «Señor, recuerda a los atenienses» para mantener vivo su odio.

La flota persa atacó y conquistó las islas cícladas y luego asedió y conquistó Eretria poniendo rumbo a continuación hacia su último objetivo, Atenas, desembarcando el ejército cerca de la llanura de Maratón.

El ejército ateniense, reforzado por un pequeño contingente de plateos pero muy inferior en número, partió al encuentro de las tropas del rey aqueménida. Los griegos, afrontando lo que los dioses les depararan, pactaron con sus mujeres que si después de 24 horas de la batalla, coincidiendo con la puesta de sol, no habían sabido de su victoria, significaría que los persas habían vencido y serían ellas las que primero matarían a los niños y se suicidarían después.

El problema fue —y los griegos crearon la literatura occidental y sabían generar suspense y contar historias— que la batalla de Maratón fue mucho más larga de lo previsto —de hecho las batallas de los hoplitas solían durar minutos y aquella no empezaba nunca— y aunque las falanges atenienses aplastaron a la infantería persa usando una maniobra de tenaza, cuando la batalla terminó y el ejército asiático se retiró derrotado a sus naves, el plazo indicado a las mujeres de Atenas estaba peligrosamente próximo y podrían perderlo todo después de haber ganado.

La historia conocida por todos es que el general de los atenienses, Milcíades el Joven, uno de los diez strategos que dirigieron las tropas y al que se le concedió el sobrenombre de Maratonómaco por su éxito en la batalla, pidió a uno de sus soldados, Filípides, que llevaba dos días combatiendo, que corriera a avisar a la ciudad antes de que la alegría de la victoria se tornase en una desdicha inenarrable, lo que aún llamamos en esta época de primas de riesgo y defaults una tragedia griega. Filípides, agotado probablemente ya antes de partir, corrió más allá de sus fuerzas y cuando llegó ante los ancianos y las mujeres, cayó exhausto y antes de morir sólo pudo decir una palabra «????» —Níki— «victoria».

De esta historia y esta palabra, surgió la marca de una de las empresas de zapatillas y artículos deportivos más potentes del mundo: Nike, una marca que ella sola se calcula que vale más de 10.000 millones de dólares.

Casi todo lo que sabemos de las Guerras Médicas en la que tuvo lugar la batalla de Maratón es gracias a Heródoto.

El historiador griego describe los acontecimientos en el volumen VI de su Historia. Busca preservar la memoria de aquellos acontecimientos que fueron tan fundamentales en el nacimiento de la identidad griega, y por extensión en una Europa tal como la conocemos, diga lo que diga la señora Merkel y las agencias de calificación.

Heródoto cuenta una historia distinta de Filípides, de la que luego hablaré, y habla también de otro soldado que combatió en Maratón y es el que me interesa ahora.

Se llamaba Epizelos y su particularidad la cuenta el llamado padre de la historia en el párrafo 117 de su obra:

En la batalla de Maratón hubo una matanza de bárbaros de cerca de seis mil cuatrocientos hombres y de los atenienses, ciento noventa y dos.

Así fue el número que cayó en ambos bandos; y también pasó allí una cosa asombrosa única en su caso, un ateniense, Epizelos, el hijo de Cuphagoras, mientras luchaba cuerpo a cuerpo y mostraba ser un hombre valiente, perdió la vista de sus ojos, sin recibir golpe en ninguna parte de su cuerpo ni habiendo sido alcanzado por ningún objeto y por el resto de su vida desde ese momento continuó estando ciego.

Y me informaron que él solía contar sobre lo que le pasó un relato de esta naturaleza, que un hombre alto completamente cubierto de armadura se puso delante de él, que tenía una barba que cubría su escudo, y que esta aparición pasó a su lado pero mató al camarada que estaba junto a él.

Así, según me informaron, era como Epizelos contaba la historia.

El caso de Epizelos ha sido considerado durante décadas el primer ejemplo registrado en la historia de un trastorno de conversión o trastorno disociativo.

Es un trastorno psiquiátrico —así lo califica el DSM-V, la llamada biblia del psiquiatra— cuyos síntomas afectan al comportamiento.

Se denomina una conversión porque el paciente convierte el conflicto psicológico, el miedo a la muerte en el caso de Epizelos, en un trastorno físico.

Los más característicos son los que tienen una conversión motora, el paciente queda incapacitado de mover alguna parte del cuerpo, o sensorial, alguno de sus sentidos no funciona de forma normal como en el caso del guerrero ateniense.

Algunas características del trastorno de conversión son las siguientes:

• No muestran ninguna causa física conocida, ni se deben al consumo de una sustancia, ni se localiza ningún problema orgánico que pueda ser el origen del trastorno.

• Suele existir un elemento desencadenante aunque puede haberse dado muchos años antes del inicio de los síntomas.

• Los síntomas no son fingidos o provocados.

• Los síntomas producen graves disfunciones en el trabajo, la vida social u otras partes importantes de la vida cotidiana.

• Los síntomas son complejos, no se limitan a un dolor o una disfunción sexual y suelen requerir un examen médico.

En aquellos pacientes que son hospitalizados, los síntomas de la conversión suelen desaparecer a las dos semanas. Entre un 20 y un 25% de ellos tendrán una recaída antes de que se cumpla un año, lo que será una señal de que el trastorno se puede convertir en intermitente o estable.

Este trastorno mental fue ampliamente diagnosticado a finales del siglo XIX y se consideraba un problema mayoritario de las mujeres, se supone que por estar más oprimidas y reprimidas que los hombres.

De hecho se llamó histeria, un término que también proviene del griego, de “Hystéra”, palabra que significa útero.

Fue estudiada por Jean-Martin Charcot, Pierre Janet y Sigmund Freud quienes establecieron que se trataba de un trastorno real y no, como se consideraba hasta entonces, un caso de simulación, fingimiento o querer llamar la atención.

El trastorno de conversión tiene el dudoso privilegio entre las enfermedades psiquiátricas de seguir siendo explicado mediante mecanismos freudianos: la carga emocional de las experiencias dolorosos es reprimida conscientemente como forma de controlar el dolor pero esta represión genera la conversión a los síntomas neurológicos. Freud añadió también, marca de la casa, que las experiencias reprimidas podían ser de índole sexual.

La versión de la hazaña de Filípides que nos da Heródoto es aún más heroica y atléticamente mucho más exigente.

Según él, Filípides no hizo el trayecto de Maratón a Atenas sino que fue enviado desde Atenas a Esparta, corriendo 246 km, para pedir ayuda militar para repeler la invasión de los persas.

El problema es que los espartanos estaban en un período sagrado denominado la Carnela en el que no podían combatir.

En principio, los atenienses dejaron pasar los días en Maratón porque cada uno que pasaba implicaba estar más cerca de la posible llegada de los refuerzos espartanos pero en un momento determinado parece que los persas embarcaron a su caballería, probablemente con la idea de dejar allí bloqueado al ejército ateniense y atacar su ciudad desguarnecida.

Los generales griegos, que consideraban a la caballería enemiga su principal desventaja, decidieron que era su oportunidad y atacaron súbitamente sobre las líneas aqueménidas, destruyendo sus flancos y cerrándose sobre la zona central donde estaban las mejores tropas.

Aunque los hoplitas atenienses persiguieron al ejército persa en su retirada y organizaron una auténtica masacre, muchos enemigos subieron a los barcos.

Kynegeiros, hermano de Esquilo e hijo de Euphorion fue uno de los que intentó evitar que los barcos persas se hicieran al mar, agarrando la popa de uno de ellos con la mano. Cuando su mano derecha fue cortada con un hacha, Kynegeiros lo sujetó con su mano izquierda. Cuándo esta también fue cortada, según Justino, el bravo ateniense sujetó el barco con los dientes. No parece fácil de creer, pues también dicen que peleó con los dientes, pero nunca la literatura ha permitido que la verdad le estropee una buena historia.

En total los atenienses capturaron siete barcos persas pero los demás zarparon hacia Atenas. Eso forzó una nueva maratón masiva, los soldados griegos, recién terminado el combate, corrieron hasta Atenas para defender su ciudad. Cuando los persas desembarcaron y se encontraron la nueva proeza de los atenienses, que estaban allí esperándoles, abandonaron sus intentos de conquista y Grecia ya fue para siempre parte fundamental de Europa.

Pero volvamos a Filípides y su carrera de 246 km.Heródoto escribió «En ocasión de la que hablamos cuando Filípides fue enviado por los generales atenienses, y, según su propio relato, vio a Pan en su viaje, llegó a Esparta en el día siguiente después de dejar la ciudad de Atenas».

En 1982, oficiales británicos decidieron verificar si esa historia de que Filípides llegó a Esparta al día siguiente era plausible.

Tres de ellos lo lograron en treinta y tantas horas.

El año siguiente, un grupo de atletas británicos, griegos y de otros países organizó el espartatlón, un ultramaratón de esa distancia, 246 km. El primer ganador fue el griego Yánnis Koúros que empleó 21 horas y 53 minutos y mantiene todavía el récord de la carrera.

La maratón tal como la conocemos la inventó el académico Michel Bréal, amigo de Pierre de Coubertin, para las pruebas de los Juegos Olímpicos de Atenas de 1896, los primeros de la era moderna.

Su distancia fue variable en las primeras olimpiadas hasta que quedó fijada en 42.195 metros en la por la Federación Internacional de Atletismo (IAFF) en mayo de 1921. La maratón, una prueba que los que la han corrido dicen que el dolor es temporal, el orgullo es para siempre.

Para leer más:

• Abdul-Hamid WK, Hughes JH (2014) Nothing new under the sun: post-traumatic stress disorders in the ancient world. Early Sci Med 19(6): 549-557.

• Crocq M-A, Crocq L (2000) From shell shock and war neurosis to posttraumatic stress disorder: a history of psychotraumatology. Dialogues Clin Neurosci 2(1): 47–55.

• Sekunda N (2005) Marathon, 490 BC : the first Persian invasion of Greece. Praeger, Westport, Conn.

Etiquetas: Divulgación científica, Historias de la Neurociencia.

Copyright 2009-2016. José R. Alonso.

Texto extraído de:

Neurociencia.

El blog del Profesor José Ramón Alonso.

Dos guerreros de Maratón. (Filípides y Epizelos)
Miercoles, 11 de Febrero de 2015

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