Texto publicado por la licenciada San Miguel

No soy de aquí

¡Hola, blinderos!
Antes de irme a Benicasim (Castellón), quiero compartiros una de mis reflexiones que hago después de mis nueve años de andar sola por las calles de torrent, Valencia, Madrid y Alcoy.
el título de esta publicación exactamente va dirigido a aquellas personas que no saben buscar recursos cuando hay que ayudar a una persona con discapacidad. entiendo que la mayoría son inmigrantes, o vienen a pasar las vacaciones, pero lo más indignante es cuando una persona con discapacidad, bien sea visual o motora, pregunte por una calle, y lo único que le saben decir es la bonita respuesta de "No soy de aquí". Lo de bonita es ironía, por si no os habéis fijado. Vale, yo lo puedo entender y me lo puedo creer, pero me pongo muy nerviosa cuando me lo dicen en un momento en el que tengo que estar en un sitio concreto y no sé llegar. estas personas tienen dos opciones con respecto a las personas con discapacidad: o bien coger el móvil y buscar la dirección con el GPS o preguntar a otra persona si puede ayudar al usuario con discapacidad a encontrar el sitio. Lo mismo nos pasa a los ciegos, sobre todo, cuando estamos en una parada de autobús que a cierta hora está más desierta que la madre que parió a Marco (el que en los dibujos sale a buscar a su madre) y la gente nos dice: "es que no me puedo quedar porque tengo que ir a trabajar". La mayoría de personas videntes se piensan que por vivir a cinco minutos de su colegio, instituto, universidad o puesto de trabajo ya lo tienen todo solucionado y solo les hace falta pegarse el carrerón hasta dicho lugar. Pero eso es un error de los grandes, porque uno de los imprevistos que he citado te puede pasar, y si vas con las prisas, dejas a la pobre persona con discapacidad tirada, y daría muy mala imagen. Pienso que los padres, cuando dejen libertad a los críos de 10, 11 o 12 años, lo primero que les deben enseñar es a ir por lo menos un cuarto de hora antes si viven cerca del lugar donde estudian. Con esa edad, empezarán a coger el hábito de la puntualidad y les servirá mucho para el día de mañana ser los primeros en llegar a una entrevista de trabajo. Entiendo que si esas personas dependen del transporte para desplazarse porque su centro de estudios o de trabajo está lejos, ese esfuerzo les será más difícil. Y también se debería educar en el hecho de pararse cuando una persona con discapacidad requiera la atención de una vidente. En mi caso, yo si escucho los pasos de alguien que va andando, le digo: "Perdón, perdón, perdón, perdón", y a las cuatro veces de haberlo llamado y cuando ya lo tengo al lado, le trato como si le conociera de toda la vida y le digo: "Uy, que casi te me vas, amigo". Y luego, le pregunto: ¿Me puede indicar cuando llega el autobús 2 dirección Batoi?". Y así me funciona, y me importa un carajo lo que piensen de mí, porque supongo que la gente me puede mirar raro.
en resumen, de lo que se trata aquí es de despertar el valiente que hay en nosotros, y que un cuarto de hora que pierdas de sueño, luego te puede marcar la vida porque has ayudado a una persona con discapacidad.