Texto publicado por JAIME MAURICIO GAITÁN GÓMEZ
LOS NEGOCIOS SOCIALES LE APUNTAN AL SER HUMANO
El modelo monetarista sobre el que se ha basado el progreso de la humanidad, paradójicamente, ya llevó a la civilización a desnudarse dejando sus más bajos instintos animales, a la vista sin ningún tipo de escrúpulo.
El instinto de supervivencia, ha sido desde que apareció la vida, el más fuerte de los motivos para que todo tipo de especie, haya sido depredadora, incluso haciendo que entre los individuos de cada una de ella, compitan hasta la muerte, otrora con el empleo de sus propias fuerzas o con el uso de las herramientas que gracias a la evolución, desarrollaron hasta el punto de convertir a los primates, en los mamíferos que a la postre, llegamos a ser los seres humanos que dominamos nuestro planeta.
Pero ni siquiera el haber creado la civilización, nos ha sido suficiente para desarraigar de nuestras consciencias, ese bajo instinto de depredar al más débil para sobrevivir y ejercer dominio a través del poder sobre los demás, siendo la moderna herramienta, el vil dinero con el que es tazado todo cuanto existe, convirtiéndonos incluso a los seres humanos, en fría mercancía.
La economía basada en el acopio de capitales, es el rasero que permite establecer la “calidad” de persona que somos cada uno de nosotros y el lugar que ocupamos tanto en nuestras sociedades como en el mundo.
En ese orden de ideas, quienes vivimos con alguna condición de discapacidad, ocupamos el nivel más bajo en el esquema piramidal en el que se refleja la manera cómo hemos sido distribuidos en este perverso organigrama que conocemos como humanidad.
Por fortuna, en las últimas décadas, han surgido unos individuos “anormales” que quieren romper el esquema y se han dedicado, o mejor, nos hemos dedicado tercamente a elaborar un nuevo paradigma en el que lo que debe caracterizar a los seres humanos, sea la necesidad de convivir pacíficamente, resaltando un espíritu de fraternidad y hermandad por medio del que se reemplace el primitivo instinto de depredar para poder sobrevivir por esta nueva apuesta que implique, ojalá, el desmonte del modelo perverso del monetarismo.
El nombre que se nos ha dado, es el de emprendedores sociales, siendo el propósito de todo lo que queremos hacer, el mejoramiento de la calidad de vida de nuestros congéneres y la creación del concepto de ser humano, para lo que hemos tomado a la definición de negocio social, como uno de los pilares para alcanzar nuestros objetivos.
Los negocios sociales no son otra cosa que la transición entre la extemporánea manera como hemos evolucionado como civilización basada en el monetarismo y el estado ideal en el que cada uno de los seres humanos, deberíamos vivir, condición que constituye el nuevo paradigma en el que por el solo hecho de ser una persona, podamos gozar del derecho de usufructuar sin ventajismos, de todo cuanto nos ofrezca este planeta mientras exista.