Texto publicado por la licenciada San Miguel

La postura de Marcos

Ayer hizo un año que me encontré con Marcos Llorens, del cuál os hablo con bastante frecuencia.
A las ocho de la mañana salí de mi piso de Alcoy, y mi compañero Miquel me acompañó en su coche a la estación de buses, porque tenía que coger un bús con destino Valencia. Mi hermana llegó a decirme que era una aprovechada por pedirle eso a Miquel sin apenas conocerle, pero no nos había dado a tiempo a mirar qué autobús urbano de Alcoy deja cerca de alguna de las paradas de Alcoy donde el autobús que va a Valencia inicia su trayecto. Según la web de Autocares travicoy, el autobús llegaría a la estación de autobuses de Valencia a las once, justamente cuando yo tenía la prueba de mi curso de TASoc, que fue donde únicamente nos presentamos Marcos y yo de la Comunidad Valenciana. Sobre las 10 y cuarto llegué a Plaza España, que no sabía hasta ese día que el autobús tenía parada allí, crucé los tres semáforos que me llevaban a la ONCE y almorcé con la orientadora laboral de la ONCE. De momento salía todo bien, aunque, por si las moscas, Visé a Marcos de que tal vez no llegaría a tiempo. Llevaba tres días hablando con él desde que la orientadora laboral nos puso en contacto. Cuando estaba almorzando en el bar, él estaba en la mesa de al lado con otra amiga suya de la cuál había oído hablar, pero no la conocía. Al pagar el almuerzo nos juntamos los cuatro, y estuvimos hablando hasta la hora de hacer el examen. Subimos a la sala de informática, nos sentamos en los ordenadores y nos pusimos manos a la obra. La prueba constaba de un test sobre la ONCE y su fundación, una parte de Excel y otra de redacción, que fue donde lo pasé más mal. Seguramente, algunos que me lean recordarán que al día siguiente pedí opinión sobre qué actividades debería proponer un técnico de animación sociocultural teniendo en cuenta a cada uno de los colectivos: los niños y jóvenes, los adultos y los jubilados. Al final fui apta, pero me había costado la vida.
Una cierta incontinencia me hizo retrasarme un poco, pero al final acabé diez minutos antes que Marcos. A la salida, me había dejado el bastón en el baño y hubo que ir a recogerlo. No sabía donde estaba la parada del bús para ir de regreso a Alcoy, así que preguntamos en consergería y nos dijeron que estaba en la misma acera de la ONCE. Entonces eché a correr tirando de Alicia, la orientadora, y de Marcos, diciendo: "Una, dos y tres", y por los pelos cogí el autobús. Por lo menos me dio tiempo a darles un beso a Alicia y a Marcos. Mi móvil estaba sin batería y tuve que llamar a mi hermana desde otro móvil. Al llegar a Alcoy me esperé en un bazar español, donde las dependientas estuvieron conmigo hasta que mi hermana fue a buscarme. Por el camino, mi hermana iba muy rápido, y me iba arrastrando, cosa que a mí no me gusta. No es lo mismo que yo vaya rápido o que yo tenga que tirar de alguien, que lo hagan conmigo. Por el camino estábamos hablando de que si yo vivo en un piso con personas ciegas, que ninguno de nosotros se encargará de la casa y que todos ensuciaremos. Mi hermana es que tiene muchos juicios contra los minusválidos.
Para concluir, os digo que la coral Allegro, donde estoy yo, se expresa con gestos y movimientos en las canciones. En la canción de "Satin doll" nos dicen que hagamos una estatua libre, y yo pongo una mano en posición de cogerle el brazo a alguien, y me pongo la otra en el hombro simulando que tengo la mano de Marcos enganchada en mi hombro, porque ese momento en el que los tres cogimos para pillar el autobús fue para mí uno de esos momentos que no se puede olvidar. Por eso, esa postura es conocida como "La postura de Marcos".