Texto publicado por Primavera

Un enorme perro policía iba guiando una joven con gafas negras a través del vestíbulo de un lujoso hotel. De pronto ella separó unos pasos de la carpeta del hotel donde había un empleado y permaneció allí hasta que el empleado le dijo:
- Esta es la carpeta del hotel, señorita. - ¿Pudiera servirle en algo?
- Quisiera una habitación. - dijo joven con una suave voz.
- Lo siento pero en este hotel no se permiten animales. - dijo el empleado, - Quizás, podría dejar su perro con alguien.
- No conozco a nadie aquí. respondió ella. - Además, necesito que el perro esté conmigo.
- Bueno, veré que puedo hacer por usted, realmente quiero ayudarla. - Si usted se compromete tenerlo en su cuarto, entonces...
- ¡Oh, claro que sí! exclamó ella llena de alegría.
Esa misma noche el empleado se sorprendió al ver a la joven en el vestíbulo del hotel sin perro ni gafas.
- Probablemente usted pensó que yo soy una mentirosa, - dijo ella sonriendo. - pero necesitaba alojar a mi perro Váocer aquí en este hotel. conmigo de cualquier modo. - no podía dejarlo solo ni con un extraño. - Imagínese, es veterano de la guerra y el ciego es él, no yo.