Texto publicado por la licenciada San Miguel
No todo es malo en la ONCE
¡Hola, blinderos! Aquí estoy para relataros el siguiente capítulo a destacar de la época esplendorosa de Marcos. Se trata de la primera visita que hice a la ONCE de Alcoy, una agencia pequeñita, como las de los pueblos.
Salí a las ocho y cuarto de la mañana para sacar el dinero de la nómina de mi padre. No sabía ir al banco, y una vecina de barrio llamada Inma me invitó a desayunar en un bar y me acompañó. Me aprendí el camino de una sola vez, y luego regresé sin complicaciones. Dejé el dinero en casa y me dispuse a salir. Ya que había mucho tránsito para llegar a la parada donde cogería el autobús para ir a la ONCE, un señor llamado óscar me acercó a la parada de autobuses. Por el camino me iba contando que tenía una niña de seis años, que se había divorciado porque la madre de la niña era una borrachuza, y muchas cosas que no recuerdo. Después de aquello, pensaba que no lo iba a ver, pero posteriormente lo vi más veces en Alcoy. Me subí al autobús y conocí a una mujer llamada Beatriz. Estuvimos comentando que yo estuve vendiendo cupones y que lo pasé muy mal porque no me llevaba bien ni con los jefes ni con algunos compañeros, ya que me preguntó si no quería volver a meterme allí. Al llegar a la ONCE, la recepcionista me recibió bien, y llamó a José Gregorio, el director de agencia, quién me dejó apuntarme a las clases de acuagym en el polideportivo Eduardo Latorre de Alcoy. Se me olvidaba que yo ya lo sabía de antemano por la secretaria de mi asociación, porque ella va todos los días a nadar allí y se lo dijeron. Aquí se juntó la bondad de la ONCE con la solidaridad alcoyana, porque además, me dijo que si yo me apuntaba a Santa Lucía, él me daba el ticket.
No me quiso hacer pagar los 25 euros que costaba el trimestre, y me dijo que fuera la semana siguiente, que ya os adelanto que será el próximo episodio. Además, el día 2 de noviembre del año pasado finalicé el curso de búsqueda de empleo por Internet y ya pude meterme de pleno al acuagym y empecé a dejar huella en la villa de Alcoy. Yo he pasado por varias fases de la ONCE, y para los que no son de España, les hago un breve resumen. Cuando eres estudiante, eres el rey de la ONCE, te dan todas las adaptaciones necesarias y te miman un montón, y te ponen un profesor cada semana hasta bachillerato. Cuando eres vendedor, te explotan brutalmente, ya que los jefes solo quieren tu dinero y no les importa como estás, solo quieren vivir bien. Ya una vez eres pensionista, jubilado o afiliado desempleado, vuelves a tu categoría de rey de la ONCE, donde recibes apoyo al ocio, al empleo, prestaciones y adaptaciones si es necesario.
Bueno, ya veré vuestras opiniones después, porque esta tarde me voy a Calpe y hasta mañana por la noche no regreso. Saludos a todos.