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El primer planetario para ciegos, atractivo local para el mundo web

Beatriz García dirige este proyecto astronómico que pondrá hoy como ejemplo en su exposición en el TEDxPlazadeMulas, conferencia mundial de líderes que se verá por internet.

"Tocar el cielo con las manos" es la premisa que sostiene desde hace varios años la astrónoma Beatriz García, directora de uno de los proyectos más novedosos del año. Es que su obra, un planetario para ciegos y habilitado para cualquier otra persona con discapacidad, se inauguró este año gracias al esfuerzo mancomunado de técnicos y profesionales que trabajan en el Instituto de Tecnologías en Detección y Astropartículas (Iteda) Pierre Auger, de Malargüe, y el Centro de Investigaciones Conicet.

Se trata de un planetario en relieve, pensado especialmente para que personas con discapacidad reconozcan el sistema solar no sólo con sus manos sino, además, con todos sus sentidos. El proyecto se estrenó en mayo de este año con éxito rotundo en la provincia. Allí, los alumnos de la escuela de educación especial Hellen Keller marcaron un récord de visitas. El planetario continuó exhibiéndose en la feria de ciencia y tecnología Tecnópolis en Buenos Aires.

A la hora de explicar el sentido de la obra, García señala: "Hasta ahora no había nada parecido, y nosotros después de varias pruebas y errores creamos un sistema complejo, único y útil para enseñar el sistema solar desde un lugar experimental, nuevo, y así cambiar los paradigmas de enseñanza para los ciegos y, al mismo tiempo, acercar el universo no sólo a la persona con discapacidad, sino también a toda la gente común a la que le interese conocer el sistema solar. Es decir, es un proyecto inclusivo".

CINCO SENTIDOS. Una de las características del proyecto astronómico es que recrea un ecosistema nocturno que posibilita la percepción desde todos los sentidos. Es que no sólo está diseñado con todas sus estrellas en relieve para el reconocimiento táctil de los ciegos, sino que también sus técnicos han previsto una temperatura especial, simulando cualquier noche del mes de mayo a las 21, mes y horario en que está recreada la instalación. Incluso, quien ingresa a la instalación tiene sonidos nocturnos de grillos y hasta brinda aromas típicos de un paisaje otoñal.

El invento mendocino está creado bajo un sistema complejo e interdisciplinar. Mide 3 metros de diámetro y allí sólo pueden ingresar 17 personas de manera simultánea, quienes escuchan, durante los 14 minutos que dura la visita, la historia basada en el mito astronómico de Orión y Escorpio, y sobre cómo el cielo puede ayudarnos en el mundo si se aprende a usarlo como brújula. El original proyecto educativo comenzó, como idea, en el 2005. La misma se plasmó formalmente al año siguiente.

Recién hace dos años, los investigadores consiguieron los fondos, estimados en 15 mil dólares y financiados por la Fundación Pierre Auger. Al tratarse de una instalación fija –es desarmable pero no itinerante–, los técnicos quieren trasladarlo lo menos posible. Por ello, García prefiere dejar el primero en Tecnópolis –donde se encuentra ahora– y replicar la instalación para tener un segundo ejemplar en Mendoza. Eso sí, para ello, necesitan otros 15 mil dólares, para que muchos continúen tocando las estrellas.

Fuente: Diario el solonline.com