Texto publicado por Melany Gachicha Gómez

Reflexionando sobre mi actualidad

Sin dudas, la noche es el mejor momento para reflexionar y desahogarse, pero hay que tener cuidado de en qué momento te pones a reflexionar acerca de tu actualidad, pues si lo haces cuando te vas a dormir, en algunos casos perderás el sueño y no podrás descansar normalmente. Como otras veces, ahora pienso desde mi computadora.
A veces siento que tengo dos caras o dos vidas, por ejemplo. La persona que ven todos, una chica alegre, divertida y talentosa, y por otro lado, internamente, una chica con sus emociones... no siempre muy buenas que digamos.
Hace tres semanas, mi familia y yo pasamos unos días en Uruguay, visitando a una hermana que tengo allí. La pasé bien, sí, pero en esa estadía descubrí algo que marcó un antes y un después en mi vida y mi estado psicológico. Lo que descubrí no es malo, pero me impactó. No hablaré del asunto ni quien lo protagoniza, pues es algo demasiado personal y no quiero involucrar a esta persona en desahogos de adolescentes como este. Me enteré de eso un día antes de regresar a Argentina, por suerte. Ya no veía la hora de regresar, de volver a mi espacio y desahogarme todo lo que se me diera la gana, porque en Uruguay, eso era muy complicado, ya que me podrían ver y no quería prestar explicaciones a nadie, sinceramente. No permití ni permito que mi familia me vea llorar.
Cuando ya estuve en casa, me descargué todo lo que quise con las personas que quise. Gracias a Dios, obtuve contención a la distancia de estas personas. Esa noticia me volvió más sensible de lo que ya era por configuración predeterminada de mi ser, y cambiante de estados de ánimo. Yo podía estar bien y pensar en ese asunto, ya me ponía triste o con ganas de llorar. De hecho, cuando me enteré eso en Uruguay, luego lloré en silencio, por el impacto y porque quería proteger a esta persona. Desde hace tres semanas, me tomo esas cosas mucho más personal que antes y me sensibiliza bastante esa temática. Mi vida no cambió sólo en ese aspecto, cambió hasta en el sentido amoroso:
Hace ya dos semanas, comencé a sentir que con Juan ya no me sentía muy segura, por nuestras diferencias y porque además habíamos discutido diariamente. Ocurrió lo que él no se lo esperaba y no se merece: La semana pasada le pedí un tiempo, manifesté inseguridad y le conté lo que me ocurría. Es cierto que luego del capítulo que Michel protagonizó en mi vida, decidí que le daría otra oportunidad y que nos esforzaríamos para que esto funcione. Michel, fue un chico que hace unos meses se me declaró y que puso a prueba mi futuro. En mis publicaciones, más abajo, hay textos que cuentan a detalle esa historia.
Estuve a punto de dejar a Juan, ya que es diferente a mí. Él ya es un adulto, tiene un pensamiento realista, muy diferente a mí. Además, buscaba un poco más de expresibidad verbal y sentí que tal vez con Michel encontraría eso, y por ello entré en confusión. Resolvimos ese asunto, Juan y yo seguimos intentando que esto funcione, aunque algo era seguro: Luego, él comenzó a temer que yo me fuera con otro chico, tal como casi ocurrió con Michel. De hecho, más de una vez me reprochó que estuve a punto de dejarlo. Entiendo su enojo, pero creo que no me lo merecía. Últimamente, esos reproches me comenzaron a afectar, trayéndome un sentimiento de culpabilidad conmigo misma. Juan jamás me insultó con eso, pero sí era directo con lo que decía.
Por un tiempo, todo estuvo bien, hasta hace unas semanas. Un par de veces discutimos mientras yo estaba en Uruguay, disfrutando con mi familia. Imagínate: Tú allí, con toda tu gente, conversando, riendo, y en Messenger discutes con tu pareja o algo así, discusión que te amarga y hace sentir mal. Esa sensación, ocurrió en mi caso. Si hubiera sido en mi casa, muy diferente el caso, porque aquí me podría desahogar y todo lo demás. La primera vez habíamos discutido porque no se encontraba en buen estado, estaba melancólico, el pasado, ya saben. Todos recordamos algo del pasado que nos apaga por momento, pero no puedes descargar tu negatividad con tu pareja. Volví a Argentina y hablamos como deberíamos hablar, pero una semana después, comencé a pensar detenidamente en lo que quería para mí. Me hacía preguntas:
Melany, ¿Qué es lo que realmente quieres?
¿Estás segura de querer estar con Juan?
¿Es eso lo que realmente quieres? Y cosas así, para que se den una idea.
Dicen que los opuestos se atraen, creo en ese dicho, pero para mí, no con todos los casos de parejas con diferencias se da el tema de la compatibilidad. Yo, en mi caso, no les mentiré: No me siento segura y cómoda al 100% con Juan, la diferencia de edad y de mentalidades, en este caso, es perjudicial, no olvidemos que soy una adolescente, y Juan ya un adulto.
El motivo de esta angustia y tristeza son esos, más cosas que ocurren en la familia que ya me está dando frustración.
Yo seguiré pensando en qué hacer con mi futuro amoroso. Quizá deba salir y conocer otros chicos, intentarlo con alguno de los jóvenes que me parezca interesante y para mi gusto, y luego ver quetal. No sé si Juan logrará convencerme al 100%, pero nunca está demás intentarlo. No por nada, hasta la fecha dudo en entregarle mi corazón y entregarme a él por completo. Nunca lo hice, y menos lo haré ahora. Si el instinto duda tanto, pienso yo que por algo será.