Texto publicado por Brenda Stéfani

Nota: esta publicación fue revisada por su autor hace 6 años. Antes se titulaba Confesión, no apto para prejuiciosos..

pensamientos. no apto para prejuiciosos.

No sè porqué tengo tantos pensamientos desordenados que giran en mi cabeza. Lo que sé es que tenía ganas de escribir y aunque te parezca desconectado o sin sentido lo que estoy diciendo, no es alarmante, solo son algunos recortes que quería dejar plasmados en algún lugar para no olvidar.
Y entonces me puse a pensar que pasan los días y que en donde sea que lea me bombardean las mismas palabras una y otra y otra vez, ¿Será que la confusión de ideas solo tocará para mí o será que otros también lo sienten?
Y es que Más que nunca todos los gritos que suenan reclamando alguna cosa, que en principio es justa, porque cuando se inicia un reclamo que casi siempre es válido, termina por desvirtuarse convirtiéndose en una caza de brujas, deseo y sed de venganza, que pone a unos contra otros, a unos contra otras, a otras contra otros, a todos contra todos y a todas contra todas!
Para que estén tranquilos, no voy a aludir a ningún movimiento pero si voy a cuestionar la forma en la que actúan. Apostando a las viejas costumbres, a las que se prenden con fuerza, alegando que sin protestas ninguna ventaja actual se hubiera logrado, se recurren a actos (también violentos) con el argumento de la lucha justa, que terminan creando más divisiones de las que ya existían.
Parece que tenemos una falta de memoria importante, que se nos olvida lo que es vivir sin pensar que de vez en cuando podemos ser inoportunos y molestar a alguien sin querer ni tenér la más mínima idea, y por otro lado, aunque no tenga nada que ver pero tiene, necesitamos algo a lo que apegarnos, porque es sabido que muchas personas de esta generación están perdiendo la fe en la iglesia, en Dios o lo que nos mantenía con miedo de ser nosotros mismos.
Uniendo estas dos cuestiones, se forma un monstruo feroz que todavía no se deja ver pero que ya está mostrando los dientes.
A falta de una creencia fija o efectiva, necesitamos algo a lo que aferrarnos, una retahíla de reglas que nos impongan ( sin darnos o bien dándonos cuenta) de cual es la manera correcta de actuar, rechazando a los que no piensen igual, argumentando que sus ideales son los defensores de una causa verdadera, mandando a la hoguera social a quienes piensen diferente.
Tanto que se nos hablaba de libertad de expresión, de la facilidad de escribir, hasta desde el anonimato disponible en las redes, que ahora estamos con la panza más que llena, tratando de encontrarle la quinta pata al gato para seguir sintiéndonos miserables, porque sin miseria no podemos ser felices. Y mientras tanto algunos como yo seguimos detrás de un teclado presintiendo que algo no anda bien pero sin hacer nada para prevenirlo, otros arman grupitos para ayudar a resolver algunos casos, y lucrando, como no es de sorprender, evitando que se solucione del todo el problema porque así a cada uno le toca un pedacito.
Sé luego que de tanta blablería no me van a entender, pero a falta de oídos cercanos, escribo mi preocupación por los siguientes años que vendrán.
Tenemos miedo como personas con discapacidad de la discriminación, pero no somos los únicos discriminados. Actualmente todo está sectorizado. El movimiento rojo, está en contra de una cosa, pero el movimiento naranja encuentra que lo que dice el movimiento rojo también podría ponerse en contra de las personas que no tienen nada que ver con el movimiento rojo, y ahora hasta por tener los zapatos hechos de cuero o por ser de cierta marca, por comer frutas, verduras o carne... mejor ni hablar... En síntesis, nunca está pareja la balanza y nadie dice nada de los que estamos en el medio!
Ah si, claro. Somos todos unos cobardes, para un lado somos satanás, mientras que para otros somos una piedra insignificante, algo que no pincha ni corta. ¿Y para qué estamos aquí si al fin y al cavo, dentro de la guerra no hay soldados sin fusil?
Tengo miedo y lo digo bien, de que las anti agresiones se conviertan en el doble de agresivas que las agresiones, De que la venganza sea el medio de justicia y existan muchas personas inocentes culpadas, tengo miedo de que un día salir a la calle y mirar a alguien sea motivo de sobresaltos, porque el prejuicio llena nuestras cabezas antes que la razón, y me falta el aire, me falta el aire porque estas cosas son meramente pensamientos míos, podrías estar de acuerdo o no, podrías decir que son solo palabras, que no se entiende nada de lo que estoy diciendo y que debería escribir en un diario, charlarlo con una amiga o guardármelo para mí pero algo me pica y no me puedo rascar, y es que este miedo que en principio parece irracional, tiene algo de razón porque dentro de poco creo que algo va a cambiar y no solo la violencia va a seguir, sino que ahora será poderosa, más poderosa y no solo la violencia, también la intolerancia, la repelencia y el bloqueo de los pensamientos, de los sentimientos.
Pronto nos costará dar un paso porque como no conocemos a la otra persona, no sabemos qué puede molestarle y serán más difíciles las relaciones cercanas, nos va ser difícil incluso hablar.
eso que empieza desde algo insignificante como discutir con Fulano o sultana algo en las redes sociales, hasta llegar al odio por no comprender que todos tenemos derecho a pensar y tener puntos de vistas distintos, tanto así que llegamos a desmerecernos, despreciarnos, insultarnos, juzgarnos y deprimirnos pero al salir de la pantalla nos acordamos de que existe el sol, solo que más cansados, astiados y fastidiados, teniéndnnos miedo porque uno parece loco y la otra se ve demacrada.
En fin, creo que podría seguir escribiendo, podría decir boberías más pero no quiero cansar la pobre alma que se intrigue y lea estos garabatos locos, espero no indigne a nadie esto que en realidad no tiene ninguna intención más que expresar mis pensamientos y si salgo de lo políticamente establecido, que por favor, amablemente, me lo hagan llegar en un comentario.
Saludos mil, y desde ya, muchas gracias por leer hasta el final.

Brenda Stéfani
22/02/2018