Texto publicado por Ana Fernández
Mujeres por caballos de Odín Fleitas
La historia comienza así:
Ruiz Díaz de Melgarejo desollaba doncellas
y Domingo de Irala para hacer su serrallo,
elegía las indias más jóvenes y bellas
para hacerlas cautivas a cambio de caballos.
El hispano cambiaba caballos por mujeres.
¿Quién era el que ganaba? ¿Hubo en el canje usura?
El blanco recibía lujurias y placeres
y el indio aquel prodigio de la cabalgadura.
No esperes Melgarejo hacernos tus vasallos
ni imponer tus blasones tan bravo como eres,
mejor que tú convencen al indio tus caballos
mientras te quita el sueño pensar en sus mujeres.
Yo vengo de una india que fue vendida así
y dentro tus ciudades por traicionar batallo.
Soy el hijo de una doncella guaraní
tasada por los hombres de Irala en un caballo.
La historia termina así:
¿Quién era el que ganaba?
¿Quién era el que perdía?
¿Quién era el que compraba?
¿Quién era el que vendía?
Ni en España ni América
se sabe todavía
quién era el que ganaba,
quién era el que perdía.
Y comenzó Amerindia a tener yeguarizos
y en el fuerte nacía la raza de mestizos.