Texto publicado por Irene Azuaje
Ante todo mujeres, cuidando de nosotras
Por: Tatiana Yelena Rodríguez
Recuerdo que me encontraba con unos amigos y decidimos entrar a una tienda especializada en productos para personas con discapacidad visual, la persona que nos atendió por supuesto muy amable, me llamó la atención que apenas tuvo la oportunidad me dijo: se nota que hace poco perdiste la visión?, le respondí que así era, porque se había dado cuenta? Es evidente, estás muy bien arreglada, llevas un vestido, tacones, accesorios y además tienes las uñas bien maquilladas
Ésta respuesta me dejó desconcertada, pensé inmediatamente en todas las mujeres con discapacidad, especialmente las que tienen discapacidad visual, por qué este tipo de reacciones son frecuentes en la sociedad, existen imaginarios culturales muy marcados en cuanto a que las mujeres con discapacidad no pueden ser atractivas, peor aún que son feas, desarregladas y por supuesto que nadie se va a fijar en ellas y si alguien lo hace, constantemente se le agradece la obra de caridad que está haciendo.
El investigador Guillermo Rodríguez señala que las personas con discapacidad tienen cuerpos públicos, porque todos se creen con derecho de opinar sobre ellos, la familia, los médicos, profesores, vecinos y cualquier transeúnte que tenga contacto con una persona con discapacidad; anécdotas muchas, estaba en la calle y un hombre joven detuvo a la amiga con la que me encontraba y le dijo ella es muy bonita, ni siquiera fue capaz de hablarme directamente; en otra ocasión llevaba puesto un suéter morado, parte de su diseño era una costura exterior, Al poco tiempo de usarlo, empezaron los comentarios espontáneos, disculpa tienes el saco al revés, qué pena tu saco está al revés, incluso personas conocidas también me lo dijeron, siempre contesté está al derecho este es el diseño y mostraba la etiqueta para que las personas quedaran tranquilas; es frecuente que durante una conversación que sostenga con alguien en un lugar público se involucre cualquier extraño y hasta opine, llegaron a recogerme a la Universidad como lo pueden hacer con cualquier mujer, conversaba con la persona que llegó por mí y una espontánea que yo no conocía quiso averiguar quién era esa persona, opinó de nuestra conversación y finalmente dijo “así o más consentida”, que atrevimiento. Estoy segura que si el bastón guía que uso, no evidenciara mi discapacidad, jamás me hubieran hecho esos comentarios, pero esto es lo de menos, lo realmente preocupante es que a las mujeres con discapacidad todos los días se maltratan, se discriminan y peor aún se le niega su posibilidad de ser mujer.
Fanny Lucia Lozada, máster en discapacidad e inclusión social señala que existen unas estructuras culturales que le enseñan a la mujer con discapacidad cómo comportarse, actuar, como vestirse y en conclusión como vivir; así mismo los movimientos feministas no reconocen a las mujeres con discapacidad, su belleza y la importancia del auto-cuidado, cuidado que han reivindicado las propias mujeres con discapacidad; también hay una invisibilización de las otras mujeres hacia nosotras. Esta Trabajadora Social resalta que si hay un autocuidado de las mujeres con discapacidad, pero es un autocuidado dentro de lo que la sociedad impone, “no uses tacones, te puedes caer, no uses maquillaje, te puede afectar los ojos”, haciendo referencia a las mujeres con discapacidad visual; existe una infantilización de la familia, del entorno social y de la sociedad en general hacia el trato y cuidado de la mujer con discapacidad, siempre se levé como una niña frágil, ingenua, desprotegida que hay que cuidar toda la vida.
Sin duda el problema radica en que las mujeres con discapacidad no se reconocen como mujeres, sino como personas con discapacidad, es lo que les han enseñado la familia y la sociedad; de igual manera no existe un referente de mujer, belleza, vanidad y de lo que significa ser mujer, que pueda servir y orientar a las mujeres con discapacidad.
La Fundación Sirius una Nueva Luz realizó una asesoría en vestuario y maquillaje dirigida especialmente a mujeres con discapacidad visual. Este evento contó con la participación de Janeth López y Cecilia Lambertinez profesionales en diseño de maquillaje; a todas las invitadas se les hizo una asesoría personalizada, es el caso de Michelle Cortés, joven mujer con discapacidad visual, estudiante de administración de empresas, “para mí fue demasiado fructífero, reconocí e identifiqué los rasgo de mi rostro, no los tenía muy claros por la falta del espejo”, esta joven de 21 años para maquillarse antes requería ayuda de otra persona, “me encantó la retroalimentación aprendí aplicarme los polvos, el rubor y el labial, ahora lo puedo hacer sola” resalta Michelle con alegría.
Es fundamental que las mujeres con discapacidad, aprendamos a conocernos, saber que nos gusta, que nos queda mejor y como resaltar la belleza y sensualidad; pero lo más importante reconocernos como mujeres que piensan, siente, toman decisiones, también con necesidades, sueños y proyectos como los de cualquier mujer; porque antes de una discapacidad, somos mujeres.