Texto publicado por Irene Azuaje
Las críticas.
Por Bernardo Stamateas . Para LA NACION.
Una de las características de la crítica es que no nos aporta nada bueno. No mejora, no corrige y nace de la propia frustración.
¿Quién no ha sido criticado? Todos. Es que resulta fácil criticar a otros. La crítica siempre duele porque toca la estima y pone en jaque nuestro nivel de valoración personal.
Tipos de críticos
La persona que critica ocasionalmente. Es alguien, en general, frustrado que está enojado con su propia vida, y lo que hace es desplazar esa ira y criticar al otro escondiendo así su propia emoción negativa. Ha reprimido enojos que no supo expresar en su momento y manifiesta su propia frustración en forma de crítica.
El crítico quejoso. Es la típica persona que vive mezclando la crítica con la queja. Cuando alguien le pregunta, por ejemplo: "¿Por qué no hacés a, o b, o c?", responde: "Eso no va a funcionar". Es como si necesitara mantener esa crítica-queja constante. ¿Cuál es su objetivo? El vínculo con el otro. Utiliza la queja-crítica para estar con el otro. En el fondo, lo que está buscando es afecto.. Toda demanda es una demanda de amor.
El crítico envidioso. El envidioso se construye a partir de la comparación. Como se da cuenta de que no puede lograr lo que el otro tiene, entonces, se dedica a descalificar aquello que envidia.. Se trata de un rasgo narcisista: "Yo soy mejor que vos y no soporto que a vos te vaya bien".
El crítico despiadado y constante. Es aquel que vive criticando a todo el mundo. Se siente incapaz y encubre su propia incapacidad a través de la crítica. Es decir, desvía su propia mirada hacia el afuera, dado que su mirada interna le genera angustia al reconocer su propia incapacidad. Recordemos al dios Momo de la mitología griega, que vivía criticando a todos y no hacía nada.
¿Qué deberíamos hacer con las críticas?
Saber que, hagamos lo que hagamos, de todas maneras nos van a criticar. Tenemos que aceptar que nadie puede agradar a toda la gente todo el tiempo. Independientemente de tus actos, siempre recibirás alguna crítica.
Confeccionar una lista con las personas con las que pensamos fracasar. Hay personas que, hagamos lo que hagamos, igual nos criticarán. Observemos la siguiente foto y el ejemplo:
Supongamos que al violinista, que ha interpretado una gran obra, todo el mundo lo ovaciona de pie excepto dos personas en un palco que lo miran con disgusto porque no les agradó su interpretación. ¿Qué puede hacer nuestro amigo violinista? Básicamente tres cosas:
Ponerse de pie y enfocarse solamente en quienes lo aplaudieron. Es decir, ignorar las críticas del palco y disfrutar del aplauso.
Enfocarse en los dos que no lo aplaudieron e ignorar los aplausos. Hablará y hablará de esos dos que no reconocieron el valor de su interpretación.
Celebrar los aplausos y disfrutarlos y, a la vez, observar a los dos que no aplauden y transformarlos en un desafío. Pensar: "Voy a seguir mejorando hasta que todos me terminen aplaudiendo". De este modo, disfruta del éxito y del reconocimiento y convierte la crítica en un desafío para seguir creciendo. Se concentra en la mejora de su ser y no en su hacer.
Siempre podemos escuchar las críticas y transformarlas en experiencia, en crecimiento y en desafíos sin colocar nuestra estima en ellas y distinguiendo el ser del hacer. Ya lo decía Aristóteles: "Si no quieres ser criticado, no hagas nada, no digas nada, no seas absolutamente nada". Esta actitud consiste en poner la crítica en contexto. ¿De quién viene? ¿Tiene autoridad sobre mí esta persona? ¿Le puede aportar algo valioso a mi crecimiento?
Muchas veces, el que critica no cuenta con el cuadro completo porque le falta información. Comparte algún dato totalmente parcial. También podría ser simplemente la expresión de un gusto o de una opinión que no hay que tomar de manera personal. Cuenta la historia que Paul Watzlawick estaba dando una conferencia y alguien lo interrumpió gritando: "¡Doctor, usted está equivocado!". Y esta fue la respuesta que obtuvo de parte de Watzlawick: "Tiene usted razón, según su punto de vista".
Podríamos decirle a quien nos critica: "Lo voy a tener en cuenta, muchas gracias"; o sencillamente: "¿Y vos cómo lo harías?". Quizás la mejor opción es reírnos o contestar con un simple: "¿Y?". Una cosa es corregir, mentorear, proponer; y otra cosa muy diferente es criticar por criticar. La primera acción nace del deseo de ayudar al otro; mientras que la segunda del deseo de destruirlo.
Una pequeña semilla estaba en el suelo, y se preguntó: "¿Frente a cuál de todas las flores alrededor voy a salir? El lino no me gusta, es muy orgulloso; la rosa tiene espinas feas; las violetas tienen mucho color. Así se pasó toda la tarde la pequeña semilla criticando a cada flor. Hasta que esta semillita arrogante descubrió lo que en verdad era: una mala hierba.
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a bernardoresponde [arroba] gmail [dot] com