Texto publicado por TTS Fer

Nota: esta publicación fue revisada por su autor hace 5 años. Antes se titulaba Bad Monotron (la creepy).

Damn Monotron (la creepy)

Yo de música no entiendo nada, antes que me pregunten. Pero soy una chica muy curiosa y siempre con ganas de aprender. Mi amigo Christian desde que nos conocemos me ha sumergido poco a poco en el maravilloso mundo de los sintetizadores y teclados, y eso que yo solo aprendí a tocar un poco la guitarra y lo básico de canto, nada más. Pero soy muy curiosa, y me atrajo la idea de experimentar con instrumentos nuevos.
Para mi cumpleaños Christian me regaló un sintetizador tan pequeño, tan pequeño, que dudé de que se pudiera hacer música con él. Era tan chiquitito como una caja de cassete. Realmente me sorprendió. No sabía qué hacer con él, solo observaba un juguetito muy bonito color crema con 5 perillitas giratorias y algo que me parecía como un pequeño tecladito que, según mi poco conocimiento musical, podía abarcar una octava.
Christian al dármelo me explicó cómo se manejaba. Me habló de sus dos osciladores, me explicó que me regaló éste, el Monotron Duo, ya que con él podrían tocarse algunas melodías. Mucho mejor así, ya que me hubiese gustado tocar alguna canción, o al menos intentarlo, no solo hacer sonidos raros sin más. Christian comenzó a mostrarme su manejo girando las 5 perillas. Me sorprendió cómo el tono del sonido cambiaba de forma tan flexible y se podía volver cada vez más caótico. Yo de sonido no entiendo nada, es decir que desde entonces comencé a experimentar yo misma, girando las perillitas suavemente primero, luego con algún ritmo determinado y maravillándome de los efectos de sonido que era capaz de generar. Nuevamente entendí que esto era mucho más que un juguete, y el porqué de la pasión que Christian me demostraba para con estos instrumentos.
Experimentando sonidos con el monotron y de a ratos experimentando con el selector de escala que tenía, donde con gran esfuerzo intentaba tocar melodías infantiles con el poco oído que tengo y desde luego fácil no era, pasé el día y la noche. Claro que también hacía otras cosas, jugando con el sintetizador cuando quería y estaba libre. Christian me contó que eso por lo que deslizaba el dedo era una cinta analógica. La miré detenidamente y en efecto, no era una pantalla táctil como me lo había parecido. Experimentando comencé a pensar en ideas musicales para que hagamos juntos, ya que me regaló en su momento un teclado de juguete el cuál hoy domino mucho mejor.
Así fue como llegó la noche y guardé el Monotron Duo en la cajita de plástico, cerrándola muy bien y me acosté.
Eran las 5 de la mañana y estaba sola en mi cama durmiendo, cuando sentí un movimiento en la planta de mi pie izquierdo. Intenté no sobresaltarme pero no tardé en despertarme a causa de un sonido constante que poco a poco ganaba territorio en mi campo auditivo. Era constante, siniestro, tenebroso y además, aumentaba y disminuía gradualmente su tono, su resonancia. ¿Cómo era posible? Estaba sola en mi casa para que alguien haya entrado y esté jugando con el Monotron.
El cada vez más oscuro sonido, que ya podía asemejarse a un animal herido chillando a todo el volumen jamás imaginado terminó por despertarme de golpe. Bajé mis pies descalsos al suelo cuando sentí una electricidad que los recorría, haciéndome dar un grito. Un sudor frío atravesaba mi cuerpo. Recogí mis sandalias de un costado de la cama y me las puse, necesitaba levantarme y aquella patada de electricidad había sido lo bastante dura para asustarme. El sonido no paraba de aumentar y disminuir aterradoramente su resonancia, aumentando progresivamente de volumen. Sentía un escozor en ambos oídos. Un líquido me recorría por los conductos auditivos, pero no me atreví ni a mirar ni a tocarme. Me levanté, temblando más de un escalofrío que no se me quitaba que del miedo, que estaría por aumentar a la par que ese maldito sonido. No lograba precisar de dónde surgía. Parecía venir de todas partes, de a donde quiera que caminase. Como la cabeza se me despertó un poco decidí abrir la caja del monotron, que la había cerrado muy bien. Al tocarla sentí una gran vibración, casi un temblor. Con dedos temblorosos la abrí. A medida que procedía a sacar el Monotron de la cajita, el sonido se volvía más... No sé cómo explicarlo. Intenso, escalofriante, tal vez de todo un poco pero en cualquier caso desagradable. Para mi sorpresa la cajita estaba totalmente vacía. De modo que el Monotron... ¿cómo pudo salir de allí? Si juraba que lo dejé en la caja...
Los nervios me traicionaban de modo que cerré la cajita a medias, dejando todo desordenado donde estaba y, ya con la luz prendida eché un vistazo a mi cuarto. El travieso estaba sobre la cómoda, inmóvil pero sonando ahora de forma intermitente. Estaba por agarrarlo, ya que para mi horror y como ya era obvio, nadie lo estaba usando y entonces nadie deslizaba ningún dedo por la cinta analógica, que ahora subía y bajaba de tono. Pero al aproximar la mano derecha una nueva patada de electricidad me hizo soltar un gemido dejando caer estrepitosamente el Monotron al piso. Para mi sorpresa, al bajar la vista encontré en el piso un tren de juguete que yo había tenido a mis 9 años. Por suerte no era un juguete a motor (ya hubiera sido demasiado) sinó un juguete de sonido. Recordé en ese momento (preguntándome cómo llegó hasta aquí) que cuando era chica, había logrado sacarle un par de sonidos ocultos presionando dos botones al unísono. Y entonces, claro, ahí todo cobraba sentido. Me refiero a que Christian me había hablado de la flexión de circuito, y que los que utilizan esta peligrosa y extraña técnica les sacan sonidos ocultos a los juguetes. Entonces lo comprendí, y de repente, tras haber visto videos en "Yo Tuve" de chicos que realizaban esta técnica desarmando los juguetes y el horroroso sonido que hacían, claro, ahora el Monotron estaba haciendo un sonido similar o peor por sí solo y emitiendo descargas eléctricas. Agarré con miedo el tren de juguete y el Monotron de repente se silenció. Apreté los botones del tren. ¡Sí, andaba! Sonaba igual a como yo lo recordaba. Cuando intenté sacar los sonidos ocultos con las dos teclas que recordaba, oí un fuerte sonido eléctrico y algo me agarró el pie izquierdo. Bajé la vista, no logré ver nada más que mi piel que comenzaba a enrojecerse. Entre tanto el tren de juguete emitió una melodía oculta con sonido de piano completamente, tal como la recordaba. Pero cuando terminó, el tren comenzó a emitir gruñidos que me generaron mucho miedo. Presionaba cualquier tecla, pero nada cambiaba hasta que una nueva descarga me hizo soltar un grito y dejar caer el tren de juguete. Éste se movió y me agarró el pie izquierdo, que ya bastante me dolía. Eché un vistazo a la cómoda y el Monotron había desaparecido. Escuché sonidos eléctricos, intermitentes, cada vez peores. Supe que lo peor estaba por venir. El sonido y las chispas que comenzaron a caer del techo me alarmaron más de lo que estaba. Eché a correr. La electricidad se volvía cada vez más amenazante. Intenté salir de casa, la puerta no se abría. Corrí desesperada a sacar la llave de mi cartera, pero entonces la electricidad ya estaba a punto de estallarme. Y finalmente perdí el equilibrio, una poderosa descarga me atravesó y caí, perdiendo la consciencia.
Lo último que escuché fue un amontonamiento de sonidos eléctriicos en todos los ángulos de mi oído, cada vez más resonantes, que me recordaban al Monotron Delay, escuchado en Yo Tuve. Y luego, silencio, oscuridad.
Desperté algún tiempo después. Estaba tirada en el suelo de la cocina, semidesnuda. Había un fuerte olor a quemado. El Monotron Duo estaba sobre la encimera. Con mucho miedo me acerqué a él y lo examiné. Estaba quieto y en silencio, con el interruptor en encendido. ¿No lo había apagado al guardarlo a noche? Pero entonces recordé lo que me pasó, y con miedo puse una mano sobre la cinta analógica. No emitió ningún sonido. Recordé lo que leí en el manual a cerca de que las pilas duran 8 horas de uso continuo. ¿Cuántas horas estuvo prendido? No lo sabía, pero eché un vistazo al reloj de pared que marcaba las 6 de la tarde... De manera que podría haber estado más de 10 horas prendido, consumiento batería al divino botón. Tenía otras pilas de repuesto, las cambié y para mi alivio el Monotron comenzó a sonar muy bien y solo cuando yo lo hacía sonar, sin emitir ninguna descarga eléctrica. A pesar de que hasta hoy se ha comportado con mucha normalidad cada vez que tuve ganas de usarlo, algo de miedo aún me quedó, sobre todo al hacer ciertos sonidos que me recordaban ese horrible rato que pasé.
Nota: Si alguien desea hacer una versión en audio con voces sintéticas está bien, y si le quiere poner efectos de sonido. Pero estaría bueno que además de hacérmelo saber, me diga para hacerle sonidos con el Monotron Duo a menos que se lo tenga físicamente.