Texto publicado por stocking
cuento hecho por mí
Soñando con otra vida.
Estaba feliz, sonreía, por fin había llegado a donde quería. Ahí no había maldad, no había dolor, nadie me discriminaba ni me criticaba. Nadie hablaba mal de mí, no me insultaban, ni me maltrataban. Ahí todo era alegría, todos gozaban de una paz inmensa. Solo se escuchaban sonrisas, cantos, y voces que conversaban pacíficamente. Era un lugar hermoso, un jardín lleno de flores de todos colores, con árboles muy altos y frondosos. Con pájaros que volaban en las alturas cantando con una armonía perfecta, la cual me hacía sentir todo tipo de emociones. El sol brillaba con una luz muy intensa, una luz que a mí me parecía mágica y especial. Yo caminaba, mirando muy sorprendida el hermoso paisaje y toda esa gente maravillosa que me hacía compañía. Ese lugar era lo que yo siempre había deseado, y que sentía tan lejano e inalcanzable. Me sentía tan bien, que llegó un momento en el que me quedé sumergida en mis pensamientos, y cuando busqué con mi mirada a toda la gente que estaba conmigo, me di cuenta de que se estaban alejando. Corrí para unirme a ellos, pero después de avanzar unos metros desaparecieron de mi vista. De pronto escuché una cosa que pitaba con mucha insistencia y parecía que no iba a detenerse. Abrí los ojos, y descubrí que estaba en un lugar, acostada en la cama, con la puerta cerrada y todo estaba como siempre. Las paredes de ese color azul fuerte, la mesita de madera con una lamparita y unos libros amontonados, algunos muñecos de peluche acomodados cuidadosamente en una repisa, una televisión y una computadora. Si, así es, estaba en mi cuarto, y otra vez todo había sido solo un dulce y hermoso sueño. Apagué el despertador, y me puse el uniforme para ir a la escuela. Salí de mi cuarto y fui a despertar a mi hermanita. ¡Luna despierta! Le dije sonriendo mientras le quitaba la cobija y tomaba su mano. Ella abrió sus ojitos, me miró y comenzó a mover sus manos rápidamente para comunicarse conmigo ya que es sordomuda. ¿ es hora de ir a la escuela? Me preguntó mientras aún bostezaba. Si mi niña, vamos que se nos hace tarde. Bajamos las escaleras, y ahí estaba mi mamá esperándonos con el desayuno. Luna comía tranquila mientras yo pensaba y miraba mi plato. ¡Isabela come o se te hará tarde y te irás sin desayunar como siempre! Me dijo mi mamá mirándome con cara de desesperación. ¿Qué pasó anoche? ¡Deja de hacer preguntas y come! ¿Papá y tú pelearon verdad? ¿te pegó otra vez? ¡te dije que dejes de preguntar! Está bien mamá, ya no preguntaré nada, pero si hoy ese desgraciado te pone una mano enésima créeme que ya no me quedaré sin hacer nada. Ya es tarde, no tengo hambre así que mejor me voy a la escuela. Vamos luna, vamos a la escuela. Cuida a tu hermana y ya no pienses en esas cosas por favor, yo estaré bien, no te preocupes. Me dijo mientras las lágrimas corrían por su rostro. Te quiero mucho mami. Y yo a ti hijita mía. Nos dimos un gran abrazo y lloramos juntas. En la escuela todo fue igual. Mis compañeros burlándose de mi hermana, los maestros poniendo tarea y más tarea, yo pensando todo el tiempo en mi mamá, mi vida no podía estar peor. Cuando salimos al descanso luna no paraba de hacerme preguntas. ¿Por qué mamá y tú lloraban en la mañana? ¿Pasa algo malo? Yo no quería que ella se enterara de los problemas que hay entre papá y mamá, porque ella solo tiene ocho años, no es justo que ella sufra tanto, ya bastante tiene con no poder escuchar. Una chica de mi salón se acercó a nosotras y nos dijo. ¿saben? ¡me dan tanta lástima! Aller vi a ese señor que dice ser su padre, cerca de mi casa, besando a otra mujer y cargando en sus brazos a una bebé hermosa. ¡eso no es cierto! Grité con todas mis fuerzas. ¡Claro que sii! ¿o me vas a decir mentirosa? Sentí tanto coraje, tanto odio, y tanto dolor, que sin pensarlo agarré a la chica, la jalé de los cabellos hasta dejarla en el piso y comencé a golpearla. Ella también me golpeaba, y la pelea cada vez era más fuerte. Mi hermanita lloraba desconsoladamente y todos los demás chicos gritaban y gritaban sin hacer nada para ayudarnos. De repente, apareció la directora de la escuela, la sicóloga y dos maestros. ¡Dejen de golpearse ahora mismo! Dijo uno de los maestros mientras se metía entre nosotras para separarnos. ¡Tienen que explicarnos lo que pasó! ¿está claro? Dijo la directora. La sicóloga se llevó a luna, y todos los demás nos fuimos a la dirección. ¿y bien, nos van a decir cuál fue el motivo de la pelea? ¡Ella comenzó! Dijo mi compañera. ¡me golpeó por hablar con la verdad! ¿Qué es lo que tienes que decir a esto Isabela? Yo no contesté nada, y eso hizo que todos le dieran la razón a ella. Bueno, tienen que saber que llamaré a sus padres y les diré lo que ha sucedido, Además están suspendidas, no vendrán en tres días. Llegó la hora de la salida, yo fui a buscar a luna, y nos fuimos a casa. Cuando llegamos, calenté la comida que mamá había dejado para nosotras, y me senté junto a mi hermana para platicar, ya que ella estaba muy nerviosa por todo lo que había pasado. Tranquila mi niña, todo está bien. Le dije mientras la abrazaba. Ella quitó mis manos de su cuerpo y comenzó a mover las suyas más rápido de lo que siempre lo hace. ¡no me mientas! ¡Papá ya no nos quiere! ¡Eres mala Isabela! ¡por qué no me lo dijiste! Yo nunca la había visto así, y me sentí muy mal porque ella estaba sufriendo mucho, y para mí no era justo que mi niña siempre fuera la más afectada por todos los problemas de la familia. Mira pequeña, mamá y papá tienen algunos problemas, pero eso no significa que no nos quieran. Le dije mientras trataba de abrazarla nuevamente. Ella se paró, salió corriendo, y se encerró en su cuarto. Esa tarde después de comer, me puse a limpiar la casa como siempre, pero ahora la diferencia era que en mi mente pasaban muchas cosas. En primer lugar estaban esos recuerdos de los gritos y los golpes que cada noche que los escuchaba destruían los sueños y las ilusiones de mi alma. También pensaba en todo el dolor que esto le estaba causando a mi hermanita. Sentía mucha impotencia por no poder hacer nada para que la situación mejorara, pero esta vez estaba decidida a hacer cualquier cosa sin importar las consecuencias. Cuando terminé de limpiar, mi mamá regresó a casa, después de un largo día de trabajo en el mercado. Hola Isabela ¿todo bien? No mamá, me pelee en la escuela y estoy suspendida. Pero por que te peleaste? Eso no importa mamá, solo intenté defenderme. No te puedo decir por qué, tu sabes que yo no soy así, pero en verdad no puedo decirte lo que pasó. Está bien hijita, solo espero que tu padre no se enoje mucho con esta noticia. ¿Dónde está tu hermana? En su cuarto, está muy mal porque vio la pelea, no ha querido verme en todo el día. No te preocupes Isabela, todo estará bien. Anda, ya vete a tu cuarto que no tarda en llegar tu padre. Asustada por tantas ideas que se me vinieron a la cabeza subí las escaleras, me metí en mi cuarto con la luz encendida, me senté en la cama pero dejé la puerta abierta por si pasaba algo. Unos minutos más tarde, escuché los gritos y los golpes. Quería salir y hacer algo, pero antes de enfrentarme a esa escena, fui a ver a mi hermanita. Me paré frente a su cuarto, y vi que la puerta estaba abierta, dudé unos segundos, pero decidí entrar. Ahí estaba ella, mirando por la ventana de su cuarto. Miraba hacia el cielo, como esperando la respuesta a una pregunta. ¿te sientes mejor? Le pregunté mientras la abrazaba. Ella asintió con la cabeza y me miró preocupada. Levantó sus manos y dijo. Perdóname Isabela yo, no digas nada le dije mientras tomaba su mano. Vamos a estar bien, te lo prometo mi niña. Ben, siéntate aquí conmigo, y dime ¿Qué veías en el cielo? Buscaba las estrellas, me gusta mucho verlas, siento que allá en el cielo todo es muy lindo. Así es mi niña, allá nadie sufre, allá no hay dolor, no hay enfermedades, ni discriminación, ni maltrato. Allá todo es paz y tranquilidad. Ella me abrazó con fuerza y continuó moviendo sus manos diciendo. Quiero ir al cielo, déjenme ir al cielo. Yo lloré sin poder controlarme y ella me acarició y me besó con mucha ternura. Entonces le conté que yo siempre he estado soñando con otra vida, una vida que es perfecta. Donde puedes vivir libre, sin que nadie te haga daño, donde todo es amor, alegría, paz, y tranquilidad. Ella me dijo que también ha soñado con otra vida y que se sentía muy triste porque solo era un sueño. Yo se que quieres ir al cielo mi niña, pero eres muy pequeña y todavía te quedan muchas cosas por vivir aquí en la tierra. Aquí también se puede ser feliz. Yo te prometo que aré todo lo que sea necesario para que las dos tengamos una vida mejor. Le di un beso, y volví a escuchar más gritos y golpes. Salí rápidamente del cuarto, bajé las escaleras y encontré a mi mamá en el piso gritando de dolor, porque mi padre la estaba golpeando con mucha fuerza y sin detenerse. Me puse frente a el i le dije ¡golpéame a mí! ¡Déjala a ella! No lo pensó dos veces y comenzó a golpearme. Ahora mi mamá le suplicaba que me dejara en paz mientras yo lloraba y gritaba por el dolor. ¡no me importa que solo tengas doce años, tú te lo buscaste! ¿te crees muy lista no? ¡pues esto es lo que te ganas por andar de defensora metiéndote en lo que no te importa! Siguió golpeando con más fuerza, yo sentí que ya no seguiría con vida, Mi mamá lloraba y suplicaba cada vez más. Entonces cuando ya casi estaba todo perdido, vi a luna que bajaba las escaleras rápidamente, fue a la cocina y se puso frente a mi padre con un cuchillo en las manos. ¡luna no! Gritamos mi mamá y yo, mientras mi papá se lo quitaba. Yo aproveché esa oportunidad, con mucho miedo corrí, tomé el teléfono, y llamé a la policía. Cuando mi padre escuchó que estaba llamando, se puso muy nervioso, No supo que hacer, y le pidió perdón a mi mamá. Ya era demasiado tarde para arrepentirse, y aunque el fingiera que no era violento, no le iba a funcionar y esta vez no se saldría con la suya. Minutos después llegó la policía, se llevaron a mi padre, mi mamá llamó a una tía, ella fue a nuestra casa, nos llevó al hospital para que nos atendieran, y después de ese día todo estuvo mejor. Recibimos ayuda sicológica por algunos meses, entramos a estudiar en otra escuela, conocimos nuevos amigos, y ahora estamos viviendo más tranquilas. Ahora ya estoy más feliz, porque no tengo que estar soñando con otra vida.