Texto publicado por TTS Fer
aunque tarde pero seguro, acá va un regalito para alguien muy especial y un gran amigo aquí presente
En Monstruocity estuvieron complicadas las cosas este año debido al Covid 19 que también llegó allí. No importaba qué tan inteligente, tecnológica y en suma, paralela al mundo real fuera esta ciudad. El Covid se coló igual, y eran muchos los chinos, japoneses y estadounidenses que seguían llegando. Para Javier, Dani y sus amigos las cosas tampoco han sido fáciles. La situación económica les afectó negativamente, además del propio encierro. Por suerte, ahora las cosas estaban relativamente calmadas y, al menos, se podía volver a salir casi con la normalidad de antes y para nuestros amigos no era tan difícil darse sus gustos.
Esa mañana Dani no se despertaba. Javier, Milena y Valeria que se había quedado a dormir no solo ya estaban despiertos y habían desayunado, sino que mientras las niñas jugaban, Javier había hecho una torta brownie. El aroma tal vez habrá llegado a la habitación de Dani, pero él no se despertaba.
Ya eran las once y diez de la mañana cuando Valeria, traviesa como ella sola se encaminó a la habitación a despertarlo. No se subió a los pies de la cama como en años anteriores, se limitó a darles suaves toques. Dani estaba despertando pero notablemente de mal humor.
-¡Soy yo, Dani!
Él intentó no ser tan borde con la criatura, a quien por otro lado adoraba.
-¡Feliz cumple! -seguía Valeria con su dulce vocecita.
-Pues gracias, paisa…
A Dani no le hacía mucha gracia cumplir años. Javier era consciente de esto, así que le ha preparado más de una sorpresa. Javier lo que deseaba era sacarle una sonrisa sincera, de felicidad, que llegase a sus ojos.
Milena, otra traviesa, aprovechó a entrar a la habitación y la encontró a su amiguita intentando despertarlo.
-¡Daniiiiii! ¡Feliz cumple! -A medida que crecía, Milena intentaba no ser tan chillona al hablar entusiasmada.
-Pues gracias, Mile…
Dani intentó prefabricar una sonrisa mientras se desperezaba.
Oye, ¡Javi está haciendo pastel! -dijo Valeria.
Aunque Dani asintió, las niñas notaron que el detalle le gustó. Ellas volvieron al cuarto que compartían a jugar. Finalmente Dani se levantó, siempre con semblante serio y gruñón, y cuando finalmente iba yendo hacia el living ya le estaba dando la bienvenida la música chiptune, como muchos días. Era Javier, que trasteaba algo del trabajo escuchando música chiptune al tiempo. Éste al percatarse que Dani se había levantado y se acercaba, se levantó y con una gran sonrisa lo saludó.
-Che, te tengo un regalo, -dijo Javier.
-Pues venga…
-Esperá, cuando Dekyo se caiga por acá te lo doy.
-Dame un adelanto, al menos.
-Paciencia man, además son varios regalos que te tengo. En serio, acá no está, te lo trae Dekyo en un toque pero es de parte de ambos. Por eso.
-Pues vale…
-sí, y hay más regalos.
Ya al mediodía, Rodrigo y Ana, su pareja, habían llegado con Dekyo a almorzar. Ambos lo saludaron. Rodrigo, como siempre, usando sus expresiones mexicanas y demostrando su cariño casi paternal. Dekyo, tras saludarlo, le entregó una caja algo grande, envuelta en grueso papel.
-¿Qué será? ¿Qué será? -decía Javier con una gran sonrisa, cuando Dani tenía el regalo en las manos. Y él lo abrió, naturalmente ansioso. Ya se imaginaba que sería algo que sonara, ya los conocía a sus amigos como si los hubiera parido. Ahora sí estaba con una sonrisa sincera, como Javier quería.
Ahora Dani había roto el grueso papel y estaba abriendo la caja. Dentro había algunos cartones protectores. Junto a ellos, un par de cablecitos envueltos en sus respectivas bolsas de nailon. Javier lo ayudó un poco. Llegando al fondo de la cuestión, sacaron algo que tenía bastantes teclas, no como un teclado sino como una computadora, aunque más pequeñas. Además, había ruedas deslizantes y perillas giratorias. El plástico se sentía muy bien al tacto… ¿Qué era aquello?
-Huy, esto te va a encantar, -dijo Javier.
-Mira, esto es una especie de sintetizador fm con secuenciador y caja de ritmos, -dijo Dekyo. -Tiene el YM2612 y el SN76489.
-¡Waw!
-Sí, bro, ¿ves todos esos deslizadores? Ahí tenés para controlar un montón de parámetros fm tranquilamente.
-¡Pues está excelente!
Dekyo y Javier le fueron enseñando a manejarlo. No solo a aprovechar el sintetizador, sino también a hacer canciones fm, con sus patrones de bajo, arpegios rápidos, entre otras cosas.
-¡Se siente como componer canciones fan made de Sonic! -decía Javier.
-¡Y tú podrías haberme regalado uno con el YM 2608! -le dijo Dekyo a Javier. Éste se quedó avergonzado, ya que la situación había estado tan complicada que no pudo darle un solo regalo y aún ahora se sentía mal por ello. -No te preocupes, -le dijo Dekyo al fin con una sonrisa.
-Pues muchas gracias, chicos. -La sonrisa había vuelto al rostro de Dani, luego de la sorpresa inicial.
Dani estuvo trasteando un rato su nuevo juguete, ignorando deliberadamente el Wasap que no paraba de sonar.
Después de que almorzaron y comieron el postre, Javier le tenía a nuestro amigo otra sorpresa.
Sonó el timbre.
-Che, tenés visita. -Dani estaba en su ordenador. Javier abrió la puerta, y entró Susana. Era una joven de la edad de Dani, a quien ellos habían conocido hacía dos años atrás. Ella había estudiado locución, doblaje y canto. De España había migrado a los ángeles, y de allí, con las manos bacías pero con las esperanzas muy arriba, había llegado a Monstruocity en busca de un futuro mejor, acorde con sus sueños y sus talentos. Y así fue acogida por alto Speech y Dani Studios con la calidez que merecía. Así fue como, aunque tardó en reconocerlo, Dani cayó rendido a sus pies. Así fue como, ahora, Susana se presentaba en la casa, con su cartera colgada y algunas bolsas encima, y una gran sonrisa.
Cuando Dani se dio cuenta de quién había llegado su corazón dio un vuelco. Se quedó petrificado.
-¡Vamos, papá! -lo animaba Javier.
-¡Hola, mi lord!
¿Cómo él podría resistirse ante esa voz, y esa frase tan de ella? Se levantó como si le hubieran metido un petardo en el trasero y con el corazón desbocado se acercó a ella, que le sonreía aunque él no la pueda ver.
-Hola, Susi…
Susana lo estrechó entre sus brazos y le dio un beso en la mejilla. Javier observaba todo sonriendo, feliz de que la sorpresa al cumpleañero le haya gustado.
-¿Mola, tío? -le preguntó.
-Pues sí, mola.
-Mola mogollón, ¿no? -dijo Javier riéndose, y susana lo acompañó.
-Che Susi, ¿te hago un café o algo? -le ofreció Javier.
-No, te lo agradezco pero no.
-¿Un té?
-Pues… Un té podría ser.
-¿Y a vos, pibe?
-Venga, un café.
Tras un rato en que ellos charlaron un poco, Javier les avisó.
-Bueno man, nosotros nos vamos.
-¿Qué? ¿a dónde se van?
-Nos vamos un poco por ahí. Las nenas quieren ir a la payasoteca y bueno…
-¿Y susi qué hará?
-Yo me quedaré aquí contigo, mi Lord. Claro, con el permiso de Javi.
-Pero claro, si para eso te traje…
-¿Me quedaré con ella entonces?
-Sí, vos disfrutá tranquilo. Más tarde vamos a volver.
Dani se sintió muy bien al oír eso. No era que quería que se vayan, sino que uno de sus más grandes deseos era estar a solas con susana.
Así fue. Javier y Dekyo en principio habían ido a caminar por el centro y entrar en algunas jugueterías y tiendas de videojuegos, y para el tiempo sobrante fueron al departamento de Ariel, el hermano de Milena, quien ya vivía solo, a jugar un poco a la Play Station 5 que era el nuevo vicio de Ariel. Rodrigo y Ana se habían llevado a las niñas a la payasoteca. Las niñas amaban estar allí. A la par que se divertían y se reían no solo con los payasos sino con los niños que hacían maravillas artísticas y electrónicas, sino también porque éste era un circo que estaba en contra del maltrato y la explotación animal. No había espectáculos de ningún animal. Era diversión sana, donde los que actuaban, incluso los niños, lo hacían por voluntad propia, sin ser explotados por sus mayores, con el único objetivo de mostrar humildemente sus talentos y sacar sonrisas.
Así fue como Dani y Susana estuvieron juntos, con la casa completamente para ellos. Charlaron, intercambiaron sus gustos y sus talentos, y en suma, hicieron lo que dos personas que se aman. Además, ese rato sirvió para fortalecer la relación que tenían. Él estaba perdidamente enamorado de ella, y por parte de Susana el sentimiento era recíproco. Cada cuál respetaba el espacio del otro. Además, entre ambos se pusieron de acuerdo para dar una noticia a sus amigos cuando estos lleguen. Susana era muy querida por los amigos de Dani, así que se sentía bien.
Por fin, horas más tarde, poco a poco llegaron los amigos de Dani. Javier y Dekyo llegaron primeros. Ya era la hora de la merienda, mejor dicho bastante más tarde de lo que ellos merendaban, y finalmente llegaron Rodrigo y Ana con las niñas.
-¿Y? ¿Cómo les fue?
-¡Muy bien! -dijo Valeria.
-¿Estuvo divertido el circo hoy?
-¡Síiiii!
-No mames, sí que nos hicieron reír, -agregó Rodrigo.
-¿Y cómo están las cosas con los protocolos? -dijo Javier al ver que Ana estaba poniéndose alcohol en los zapatos antes de ir a lavarse las manos.
-Mucho protocolo a la entrada, pero nos dejaron pasar y había bastantes familias.
-¡Eso es un gran avance! -a Javier le encantó saber esto, era una señal de que las cosas poco a poco volvían a la normalidad.
Esa noche nuestros amigos fueron a un restaurante oriental de Monstruocity. No era exclusivamente oriental, también tenían una variedad de comidas de diferentes países.
Javier tenía plata de sobra, con lo caro que era, así que invitó a todos. Al entrar, no solo los recibió el aroma a diferentes comidas, sino una estruendosa música Dubstep. Había show en vivo. En ese momento había un grupo de chicos sobre una tarima manipulando cajas de ritmo, sintetizadores y una gran notebook. Javier tuvo una sensación extraña pero placentera a la vez, al ver toda aquella tecnología dispuesta y un grupo de jóvenes no mayores a ellos tocando y produciendo sonidos demasiado duros como unos energúmenos. Nuestros amigos ordenaron la comida. Casi todos querían comida japonesa, salvo Milena que comió una hamburguesa de soja con papas fritas, y Valeria pidió una comida india muy picante que contenía verduras, semillas y algunas legumbres, además de mucho condimento.
Incluso susana había pedido una extraña tortilla que provenía de Viena y quería sushi para después.
Javier se sentía tan feliz al ver a Dani muy contento, con su novia a la izquierda, a su lado.
El grupo de Dubstep continuaba tocando a bastante volumen. Se notaba a leguas que a las niñas no les gustaba, y sin duda a alguno de los adultos tampoco.
-¡Hubiera preferido un mariachi, güey! -dijo Rodrigo.
-al menos estas dos se la pasaron bomba con los payasos, ¿no? -acotó Javier señalando a las niñas.
-No, ¡más bien debería haber venido una banda de Jazz fusión o hubieran hecho una representación de touhou! No sé, digo nomás, -dijo Dekyo.
-Bueno, ya han visto que aquí se hacen muchos shows chiptune… -decía Dani, a la par que Susana le acariciaba dulcemente la mano izquierda.
-¡Estuvieron divertidos! Javi, ¡hubo una nena de cuatro años que cantó y tocó con una gameboy modificada! -dijo Milena entusiasmada.
-Algo surrealista pero increíble, ¿verdad? -dijo Rodrigo.
-Desde luego que sí, mano, pero es admirable -comentó Dani.
-Tan pequeñita… -comentó Ana.
-Oigan carnales, ¿cómo era que aprendían esto?
-Deben ser alumnas de Laura.
-¿Quién es Laura? -preguntó susana, sin desconcentrarse un segundo en Dani, atendiendo a la conversación a la vez.
-Laura Wini, una artista local de chiptune y circuit vending que también tiene su taller infantil, -explicó Javier.
-¿Podría ir? -preguntó Milena.
-¿Pero para qué? Si ya estuvimos enseñándote nosotros.
-Déjala si quiere, man.
-Va, pero es gasto de guita al pedo…
Una camarera vestida con un quimono blanco se acercó a dejarles comida entrante. Dejó pan, salsas picantes orientales y un poco de picada típica de Monstruocity, a saber: Fiambres, papas fritas de paquete, manices (ellos en lugar de decir “maníes” dicen “manices”) entre otras cosas. Junto con la picada, sirvió las bebidas. Gaseosa para los niños, vino para Javier, cerveza negra para Rodrigo, agua mineral para Ana, jugo natural para Susana. A Dani le trajo champán especial.
-Muchas gracias, flaca -le dijo Javier. La camarera le devolvió una sonrisa profesional y se retiró tras servir todo. Susana rompió a reír algo escandalizada por la forma de dirigirse.
-Pues ya ves cómo es el mano, -le dijo Dani también riendo.
-Sí, ¿y qué? -respondió Javier riéndose.
-¡Tenías que ser un Javier! -dijo Dekyo con tono burlón. Rodrigo descorchó la cerveza. Javier descorchó su vino.
-Oye mi lord, ¿te sirvo champán? -dijo susana ya abriendo la botella.
-venga, carnal, ¡brindemos por tu cumple y por la amistad!
-¡Brindemos porque va terminando la pandemia del ortis! -gritó Javier eufórico.
-¡Brindemos por el sonido fm y Touhou! -siguió Dekyo.
-Brindemos entonces -respondió Dani, mientras Susana le servía una copa de un espumoso champán. Rodrigo les servía coca a las niñas y a Dekyo.
Chocaron las copas, brindaron. Los chicos que tocaban dubstep se estaban retirando.
-Madre mía… No mola nada esa música -comentaba Susana.
-a mí me pasa algo raro, -respondió Javier, -para escucharla parece que no me gusta pero para tocar… Es otra historia.
-Ya te dije. Grabas un eructo, lo distorsionas y le pones esos snares hechos de comida chatarra -dijo Dekyo, y casi todos rompieron a reír.
-Prefería la payasoteca, -comentó Valeria que seguía riéndose por lo que dijo Dekyo, -allí usan humor blanco del bueno cuando no son los payasos ni los niños.
-Ya les dije yo que con Dani Studio podríamos abrir algo copado -comentó Javier.
-¡Sería fabuloso ir a ver eso! Iremos juntos, mi lord.
Susana había ido alguna vez, y se notaba que los espectáculos de allí le gustaban.
Casi todos salvo Ana ya estaban disfrutando con los aperitivos mientras charlaban animadamente. Dekyo se lamentaba por no haber traído un clon de la PC 98 en miniatura que se había comprado hacía algunos meses y le entraba perfectamente en el bolsillo, pero no se hizo problema porque nunca se aburría con sus amigos.
-Chicas, no se llenen mucho con eso que ahorita viene la comida -les aconsejó Rodrigo.
-Díselo a Javier que no deja de comer, -comentó Ana.
-Jodines, ¡qué manera de comer! Parece que viniera de la guerra o algo así, -comentó susana.
-Lo tienen medio flaquito al carnal, pobre…
-¡Qué pobre ni pobre! -saltó Dekyo.
-Y sí, comemos lo que podemos con esta poronga de la pandemia…
-Epa, ¡que hay niñas! -dijo Dani que era uno de los pocos que entendía el significado de “poronga”.
Susana solo se reía.
Un camarero se acercó a traerles los primeros platos. Javier sentía la boca hecha agua. Juró y recontra juró que esta noche iba a comer hasta reventar.
Nuestros amigos estaban comiendo cuando la música reggae de fondo paró, y la multitud de comensales comenzó a ovacionar. Se estaba preparando para subir al escenario Laura Wini. Era una artista solo conocida allí en Monstruocity, y además era una buena amiga de Javier y el resto de nuestros amigos. Javier le había avisado antes de esta noche, así que ella encantada se preparó para darles este show. Ahora, cargada de instrumentos y ayudada por algunos chicos presumiblemente ingenieros de sonido o también músicos, subió cargando un pocket operator arcade, un pocket operator speak, un furby bendeado, una sega Genesis también bendeada y un par de pianitos de juguete. También había un micrófono ya conectado, tal vez Laura iba a cantar. El público (nuestros amigos incluidos) aplaudían animando a Laura para que empiece. Ella con ayuda de los muchachos conectaba y probaban el sonido de todo. Al principio se produjo un sonido horrible de interferencia que provocó que Ana se tapara los oídos disgustada. A esto le siguió el furby que, no sabiendo si Laura tocó algo o no, comenzó a hablar en su idioma furby, ya amplificado. Se pudo notar que a las niñas les gustó escuchar al Furby.
-Ay, muero por tener uno -decía Valeria.
-Le prometo, paisa, que para su cumple le regalo uno.
La carita de ilusión de la niña no se hizo esperar al escuchar a Dani.
Comenzó a sonar un bajo puramente chiptune con mucho Groove invitando a bailar. Allí estaba Laura, en el escenario, con las dos manos tocando en vivo, haciendo malabares para dar sonido a todos sus aparatejos. Se agregó la batería que no sonaba exclusivamente 8 bits, y ya Milena, susana y Ana estaban moviéndose levemente en sus sitios, llevadas por el ritmo. Laura tocaba combinando lo chiptune y lo experimental, y además cantaba algunas frases distorsionando la voz.
-Oye, ¿qué es eso pequeñito que gira ella? -preguntó Rodrigo.
Javier volteó para echar una mirada, y se percató de que también había un Monotron.
-ah, es un sintetizador. Joder, me dan ganas de robarle y llevarme todo lo que debe tener…
-ah, ¡pero es muy pequeño! -comentó Ana, sorprendida.
-¿Viste? Eso es para que veas que con cosas pequeñas se puede hacer mucho.
-Mucho ruido, dirás, -comentó Dekyo. Javier no supo qué responder y Rodrigo soltó una carcajada. Seguían comiendo.
-Al menos Laura no se limita a tocar un VL de mierda con el snare y poco más, -siguió Dekyo, siempre en broma.
-De hecho lo hace muy bien.
-Bueno, hago lo que puedo…
-Ya te vamos a regalar algo de esto, descuida.
-Claro, yo también quiero tocar en vivo…
-Oye Javi, ¿por qué no subes a tocar con ella? Creo que molaría muchísimo -comentó susana, a quien Javier nunca le mostró ni cómo cantaba ni cómo tocaba.
-Na, ni hablar.
-Venga, güey, seguro lo haces de maravilla -lo animó Rodrigo.
-Va, no le quiero cagar el show a Laura… ¿viste?
-La boquita, Javi, -le dijo Ana suavemente.
-Joder…
-Ostia, ¡ya te estás haciendo español!
-Nada que ver.
El sonido de varios juguetes sonando en sincronía llamó la atención de Javier que escuchaba atentamente. Luego Laura cambió a una base rápida donde predominaban los bajos agresivos fm.
-Esto lo habrá hecho con la Sega, porque que yo sepa con el Pocket Operator no se puede…
-¿Por?
-Porque son solo sonidos 8 bits hasta donde sé…
-A mí no me llama la atención lo 8 bits, -dijo Dekyo, -ya te lo dije mil veces.
Javier en vez de contestar se limitó a beber más vino. Llegaron a traerles rollos de sushi a casi todos, eran sushis muy variados. Rodrigo separó el Wasabi para que ni Dani ni nadie se lo trague por accidente.
-Oye carnalito, ¿les contaste a los chicos lo que te pasó la otra vez que comimos? -le preguntó Rodrigo a Dani.
-¿Qué le pasó? -preguntó Susana.
-ay, no… -dijo Dani poniéndose rojo.
-¡Contá, boludo! -dijo Javier.
-Huy, ¡fue tremendo! -comentó Milena rompiendo a reír.
-¿Qué le pasó? -insistió Susana.
-¡Contá o les cuento yo, che! -dijo Javier riéndose.
-Había un tifñobicho y Dani se lo comió pensando que era salmón -dijo Dekyo, riéndose.
-Na, nada que ver -replicó Javier. Las chicas y las niñas ya se estaban desternillando de la risa.
-Cuéntales, Javi -pidió Ana.
-No, no, no… -A Dani se le caía la cara de la vergüenza.
-Estábamos comiendo sushi como ahora, y el pibe en un momento se mandó un wasabi sin saberlo! Y cuando se lo metió a la boca…
-Madre mía… ¡qué fuerte!
-¡Casi se nos muere el güey! Los chicos no podían dejarse de reír, y susana no era menos.
-Pobre, mi lord…
Laura hablaba en el micrófono:
-Esta noche es especial. Hoy uno de nuestros amigos, y por cierto un muy buen amigo, cumpleaños. -la gente comenzó a aplaudir desaforada. Laura continuó: -Para mí es un placer tocar para ustedes esta noche. Ahora les quiero presentar a una persona muy cercana a Dani, el cumpleañero, el creador de Dani Studios. Me estará acompañando en algunas interpretaciones Javier García, el fundador de altoSpeech TTS.
-Uh, cagamos, -murmuró el aludido y comenzó a levantarse, renegando porque estaba comiendo tan feliz.
-Ve tranquilo hermano, yo te cuido la comida -le dijo Rodrigo. Javier se encaminó con algo de nervios hacia la tarima.
-Joder… -murmuraba. La gente conforme lo veía avanzar le aplaudía animándolo. Llegó a la tarima y subió. Le pusieron alcohol en las manos. Saludó a Laura, a quien no pudo abrazar debido al distanciamiento social que aún seguía fastidiando en ciertas cosas.
Laura y Javier tocaron juntos, al mismo tiempo y en perfecta sincronía. Pero además, Javier mientras tocaba, y mientras sonaban los patrones ya programados comenzó a animar como si se tratase de un recital de cumbia villera y luego a cantar. Muchas chicas de la multitud gritaban desaforadas. Javier miró hacia sus amigos, se notaba que disfrutaban. Un camarero chino les había traído el resto de comida. Javier y Laura n la interpretación agregaron muchos sonidos 8 bits y algunos fragmentos melódicos con sonidos fm.
Después hicieron algunos covers de canciones conocidas versionándolas a chiptune. En determinado momento ahora fue Javier quien tras hablar un poco hizo subir a Susana. Esto fue un Shok para Dani. Susana también subió. Javier bajó y volvió a su lugar a seguir cenando, se sentía con mucha adrenalina así que no quiso seguir tocando. Susana cantó un popurrí de algunas canciones de películas mientras Laura se las ingeniaba para tocar, ahora con una computadora y algunos juguetes bendeados. Dani no lo podía creer, además la voz de Susana sobresalía en todos los sentidos.
Al terminar susana volvió con una gran sonrisa. Cuando Dani la sintió acercarse, la estrechó entre sus brazos.
-Chicos, ahora que he cantado para Dani y para ustedes quiero compartirles algo.
Javier tomaba vino, Rodrigo bebía cerveza.
-¿A ver? -dijo Javier.
Susana se aseguró de que incluso las niñas y Dekyo estaban atentos.
-Cuéntale, amor, -le susurró ella a Dani.
-Pues que decidimos comprometernos.
-¡No me digas! -exclamó Javier sorprendido.
-¡Ese güey! -siguió Rodrigo.
-¿cómo así, paisa? -dijo Valeria.
-Bueno, estamos muy enamorados y creemos que es momento de dar un paso más.
-¡Está perfecto, chicos! -Javier aparte de decirlo lo sentía así de veras.
-Oye, ¿y el anillo?
-¿El anillo pa cuándo? -intervino Javier en tono de broma.
-No hace falta, no necesitamos esas cosas para comprometernos -dijo Susana.
Javier asentía de acuerdo.
-Pues los felicito. ¡Venga, brindemos por ustedes y el compromiso entonces!
Y los chicos volvieron a brindar.
Era una noche excelente. Cenaban comida que les gustaba, tenían de fondo un show fuera de lo normal. Charlaban, bebían y reían. Dani estaba realmente feliz, con su ahora prometida y sus grandes amigos, y con un nuevo juguete que en ese momento estaba guardado en casa. Javier estaba a punto de reviente, ya que arrazó con cualquier pedazo de comida sobrante que haya dejado alguno de sus amigos al terminarse lo suyo. Cuando terminaron de comer, casi todos aprovecharon a probar postres orientales. Las niñas quisieron comer helado. Todo era contar anécdotas, y reírse de sí mismos.
-Che loco, ¿la pasaste bien?
-La pasé excelente.
-Te lo mereces, mi lord. Te mereces eso y mucho más.
-Claro boludo, te merecés ser re feliz… Tenés juguetes, producís en Dani Studio, tenés prometida, tenés gente que te queremos un montón, vivís en un mundo feliz… ¿Qué más querés, viejo?
-Te agradezco muchísimo, mano, y a todos ustedes también.
-Che, y los boludos de Emilio y Ariel no te saludaron?
-Descuida, me han enviado mensajes.
-Ah, menos mal. Ya los iba a re cagar a trompadas.
-Cuida ese vocabulario, Javi, -dijo Susana.
-Oye canijo, la violencia no es la solución -agregó Rodrigo.
-Ya sé boludo, jodo nomás. Igual son unos pescados estos dos.
-¡Pescados estuvimos comiendo ahora!
-¿Y mi pescaíto frito? -preguntó Dekyo.
Tras comer el postre, Javier pagó la consumición de todos. Así, sonrientes, y sobre todo Dani con una felicidad inusual en él, regresaron a casa. Sin embargo, Dani quería estar con Susana, quien vivía en un modesto apartamento en el centro. Dani se marchó con ella, sintiéndose muy dichoso, pues además dio un paso muy importante en su vida.