Texto publicado por Gory

Texto de Rocío: "¡No se dirigen a los ciegos!.

Extraído, con su permiso, del Blog de mi amiga Rocío, la que nos regaló el Aria con flauta... Os copio:
lunes, 11 de junio de 2012
¡No se dirigen a los ciegos!

Esta mañana fui al oftalmólogo. Lo que voy a relatar no me sorprende, de tan habituada como estoy a ello, por más que tal actitud carezca de sentido común. La médico, buena profesional por otra parte, no se dirigió a mí en ningún momento. Como entré con mi madre, le hablaba a ella:
"¿qué tratamiento está siguiendo?". Yo le respondía. "¿Pero a ella la ven aquí o en Granada?". Volvía a responder yo, y así sucesivamente. Sólo me habló directamente en una ocasión, para pedirme que mirara hacia arriba: muy lúcido, sí, señora; ¿no sabe un oftalmólogo que los ciegos no controlamos los movimientos del globo ocular?

En las tiendas de ropa suele sucederme otro tanto cuando voy acompañada: "¿Y ella qué talla usa?". "¿Bueno, qué tal le queda?". Yo me siento como un maniquí o una modelo en su desfile.

Mi padre justifica este comportamiento por el hecho de que los ciegos desconcertamos a nuestros interlocutores al no mirarlos a los ojos; pero es que, precisamente, ¡somos ciegos! He conocido a muchos que nunca se habían relacionado con personas privadas de visión y que, a pesar de ello, me han tratado con la máxima exquisitez. Por eso opino que se debe a una falta de educación, de cultura... Como cuando alguien tiene que dirigirse a otra persona por medio de un intérprete y no mira a su interlocutor, sino al mediador.

Aprovecho, ya que estamos, para denunciar algunas torpezas más en que caen los videntes; no, no los que leen las cartas, que también se sorprenden muchos ante el término "vidente".

Caso 1. Voy por la calle, perdida, desesperada. Doy veinte vueltas en un sitio porque no me ubico; alguien me ve, lo observa todo y no actúa. A la media hora me acerco porque noto la presencia de algún peatón; me dirijo a él. Respuesta: "Sí, llevo viéndote un rato pero no me he acercado porque una vez quise ayudar a un ciego y le sentó mal". Sé que es mentira, la excusa para no acercarse. Esto tiene una variante: "[...] porque no quiero que te sientas ofendida si te ayudo". ¡Madre mía! ¿Pues no me está usted viendo solicitar a gritos esa asistencia?

Caso 2. En cualquier escenario; de golpe se acerca alguien y proclama bien alto, para que todos lo oigan: "¡Ay, qué lástima! Con lo joven que es... ¿Cómo permite Dios esas cosas?". Señora -suelen ser mujeres-: si le da lástima, lo normal es que se lo guarde para usted misma, ¿no? ¿O acaso le gustaría que yo hiciera partícipe a quien quisiera oírlo que me apenan su vejez, su falta de cultura, su fracaso vital?

Caso 3. Te ayudan a cruzar o a encontrar una dirección y ya aprovechan para darte sabios consejos: "¿tú por qué no tienes un perro?". Respondes que no te gusta, que conlleva muchas implicaciones, que prefieres el bastón... "Pues un perro te ayudaría mucho, te llevaría a los sitios...". Alma de cántaros, el perro no viene con GPS incorporado.

Caso 4. Ante un semáforo sin indicador acústico. No te fías, muchas veces la gente cruza en rojo; así que, lo de seguir al personal... Aguardas y aguardas, a veces derritiéndote bajo el inclemente sol. Los peatones pasan, no dicen nada; no sabes si están cruzando en rojo o en verde... Al final llega uno con las palabras que más feliz te hacen en todo el día: "Está en verde".

Caso 5. Alguien te ayuda a cruzar o te acompaña en un tramito determinado, pero... ¡Oh, fatalidad! Te agarra el bastón, por el extremo. Y tú detrás, sintiéndote como un perrillo con correa... Un día voy a llevar vendas en el bolso para tapar los ojos a quien me haga tal desaguisado.

Caso 6. Vas andando por la acera y de pronto se ha formado un muro de gente que te impide el paso. "Disculpen, por favor...". No se apartan, no se apartan...

Caso 6.B.: vas caminando y la gente se topa con tu bastón, algunas señoras incluso llegan a caerse. El otro día fue una al suelo. Me acerqué preocupada para inquirir si se encontraba bien; no me contestó, estoy habituada a ello. Llegó otro señor, a él sí le habló: "Quise esquivarla y me metió el bastón entre las piernas". Digo yo que podrían darme un poco de visión, ellos no la usan.

Caso 7. Estás perdida, oyes a un grupo de gente. Te acercas: "Por favor, ¿podrían indicarme...?". La reunión, que antes hablaba animadamente, se calla. "¡Gracias!" -exclamas con ironía y pasas de largo; entonces reanudan su conversación. Señores, soy ciega, pero no tonta.

Caso 8. Una conversación. "Ayer vi en la tele... Ay, perdón". Señora, que yo utilizo el verbo "ver" con la misma naturalidad que usted. Aunque es cierto: por ver la mierda que nos pone la televisión en España hay que disculparse eternamente.

Caso 9. "Como tú no me puedes ver, tócame la cara, así te haces una imagen". Bueno, si me lo dice un chaval apuesto siempre se podría sacar partido.

Típicas preguntas a ciegos.

A.- Y si no ves, ¿cómo sueñas? ¡Madre mía! Yo es que ni siquiera imaginaba que a la gente se le plantease esa duda.

B.- "Entonces, si no ves, lo ves todo negro". "No, no veo nada". "Ea, negro". "¡Que no, nada de nada!". "¿Y cómo te imaginas los colores?". "No los imagino, nunca los he visto; sería como preguntar a un sordo cómo se imagina la 9ª de Beethoven".

C.- "¿Y cómo vas sola a los sitios? ¿Por qué no te acompaña nadie? ¡Qué pena!".

D.- "¿Qué número salió ayer?". Te ven ciega y presuponen que eres vendedora de lotería de la ONCE. Si les digo que estoy trabajando, ni preguntan: el único trabajo concebible para un ciego, según ellos, es ése. Luego se llevan un chasco cuando les indico que soy profesora... "¿Pero de niños... hm, normales?". "No: mis alumnos ven, mas lo de "normales" tendríamos que hablarlo..."

Me despido con otro caso real; aunque parezca increíble, así ocurrió:

Iba por la calle y rocé la pierna de una señora con el bastón, un mero toque. Le pedí disculpas, cuando tenía que haberlo hecho ella por haberse interpuesto en mi camino; me está viendo, yo a ella no. "Nos van a matar -exclamó-: los ciegos, los cojos y los mancos". Me quedé tan sorprendida que no reaccioné, no le dije que más nos iban a matar los nazis estúpidos descerebrados como ella.

Moraleja: si alguna vez se encuentran con un ciego, actúen por favor con la máxima naturalidad; déjense llevar por el sentido común. Gracias.

Publicado por Euterpe en 18:26
15 comentarios:
PiliMªPILAR11 de junio de 2012 19:49
Madre mía, Rocío: Me quedo embelesada dando vueltas a estos casos prácticos de ceguera y la tierna ironía con que los planteas.
Por cierto, ¿Te has leído alguna vez el 'Ensayo sobre la ceguera', de Saramago.
Impresionante metáfora sobre la grandeza y la bajeza del ser humano, entre otras conclusiones.
Rocío, un abrazo pero que bien grande, ¡aunque no lo veas!

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Euterpe11 de junio de 2012 20:37
Sí, lo he leído. ¡Qué crueldad refleja! Me encanta cómo escribe Saramago, recomiendo "El hombre duplicado" y "Caín".
Otro abrazo, amiga.

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José Ángel11 de junio de 2012 20:44
Por alusiones:

Quisiera romper una lanza en favor de algunos videntes. Me consta -a mí personalmente me ha pasado- que muchas personas se sienten extraña y desproporcionadamente intimidadas en el trato con los ciegos. Puede que sea porque su discapacidad les resulta más misteriosa, más difícil de asimilar que, por ejemplo, una parálisis. Hay mucha leyenda, mucho prejuicio, incluso casi superstición alrededor de la ceguera.
Pero desde luego no disculpo ni un ápice a los protagonistas de las anécdotas que cuenta Rocío. No sólo implican falta de sentido común, sino de educación y ,desde luego, de solidaridad.
La próxima vez que experimente usted la molestia de tener que evitar los bastonazos de un ciego dos, tres veces al año, piense quince segundos en la incomodidad de estar dando bastonazos 365 días al año, todos los años de su vida.

Un abrazo.

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Gustavo12 de junio de 2012 00:47
Creo que es un análisis inteligente y certero, pero -si sirve de algo- creo también que muchos de los personajes cavernícolas descriptos en las experiencias de Rocío no necesitan un ciego cerca para actuar de esa manera: tratan así a cualquier desconocido, se tratan así entre ellos: realmente tienen septicemia de prejuicios, o más complejos de los que pueden manejar.

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Visuales Granada12 de junio de 2012 01:02
Hola, Rocío!
Bastante explícita tu entrada. Hay bastante miedo al trato con las personas ciegas. Supongo que unos son insesatos y otros sólo son poco naturales.
No obstante sigo pensando que la mayoría de la gente no actúa con malicia y que sus inoportunas expresiones sólo responden a un desconocimiento de lo que significa ser ciego.
Dales otra oportunidad. Seguro que te sorprenden.
Por cierto, espero verte el viernes.

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Euterpe12 de junio de 2012 07:02
¡Qué bien, Antonio, por fin voy a conocerte! Claro, yo no soy una ciega resentida, lo que pasa es que este artículo está dedicado precisamente a las incongruencias y absurdeces de algunos videntes; las he recopilado casi todas. Pero hay tanta buena gente, tantos que ayudan... De no ser por ellos no iría a ninguna parte: ¡con lo patosa que soy orientándome...!
Gustavo, eres un sabio, y siempre tan ocurrente...

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RespuestasAnónimo12 de junio de 2012 09:14
¡que lujo haberte conocido!.¡qué suerte la mía de tropezar contigo!.Quisiera estar en esa calle, en ese semáforo,en ese autobús...Y por supuesto al aldo de tu bastón, pero se que tu sentido de la independencia no me dejaria.ASí que te diré que:
-Las personas "normales", Las que se creen "estardar",no lo son.
-Realmente puedes encontrar en tu vida gente comun, gente dañina, y gente excepcional(Grupo al que tu perteneces sin duda, por que he conocido muchas de los otros.)
-Te hace excepcional, no tu déficit visual,órgano de los sentidos que nos permite defendernos de ambiente, ni tu inteligencia, que esta varios escalones por encima de los "normales"(palabras robadas a Monty),
-te hace excepcional esa alegria vital que derrochas al hablar y al contarnos tus experiencias.
Ya sabes que te quiero.
Tu Magdalena.

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Euterpe12 de junio de 2012 12:17
Muchísimas gracias, Magdalena. Claro que aceptaría de buena gana que estuvieras a mi lado, adoro la compañía de los amigos y eso no está reñido con la independencia.
En cuanto a lo de que mi inteligencia esté unos escalones por encima de lo que se considera normal... ¡Pobre criatura, me quieres demasiado! Si vieras lo zote que soy en materias científicas, por ejemplo..., en cuestiones de lógica...! Sólo que estoy rodeada de gente muy culta y, quieras que no, un visito se va pegando. :-)
Muchos abrazos, a ver si quedamos a tomar el té y esos bizcochos geniales de tu Manolo.

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RespuestasAnónimo12 de junio de 2012 12:23
Ya mismo,estoy deseandoque Manolo se olvide de esa lengua infame (cuando apruebe no lo pieno dejar hablar inglés), y se dedique a crear nuevos bizcochos .(nosotras de cobayas).

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Euterpe12 de junio de 2012 12:26
But, don't you like Shakespeare's noble language? Hm, Du hast recht, besser Deutsch. Te tomo la palabra, no olvides la invitación bizcochil. Y suerte a Manolo con su angloexamen.

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Paco Álvarez12 de junio de 2012 13:59
Ya me resultaste una persona admirable cuando te conocí con apenas 14 años y el tiempo que ha pasado ha servido para que crezca esa opinión sobre ti.
Es lamentable la actitud de la gente, parece que cada día que pasa estamos más belenestebanizados (perdón por el palabro), más insensibles, más maleducados y más embrutecidos.
En cualquier caso me alegro del positivismo con el que afrontas esas circunstancias, comentándolas como anécdotas, que despiertan incluso una sonrisa por el modo en como lo describes cuando, me imagino, que no debe ser nada agradable encontrarse en esas situaciones.
Un beso.
Paco Álvarez

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Euterpe12 de junio de 2012 16:09
¡Oh, qué grata sorpresa, tú por mi humilde blog! Ante todo, gracias por el cumplido: ¡hay que ver cómo me quedo con el personal! Muchos me tachan de admirable cuando soy del montoncito, del común de los mortales... Podría haberme dedicado al teatro. :-)
Repito que aquí hago un compendio de las personas extrañas, insensibles o incluso malas; pero me he topado más frecuentemente con buenos especímenes del Homo Sapiens Sapiens a los que, desde aquí, doy las gracias. ¡Que sigan proliferando!
Un abrazo, magnífico ex profesor.

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Anónimo12 de junio de 2012 16:11
cuando estaba leyendo lo que has escrito ,estaba tan inmersa en la lectura,tan entretenida y asintiendo con la cabeza cada frase que leía que me parecia que estaba con una novela y cuando he terminado me he que dado con la miel en los labios.
No te doy la razón en lo que cuentas,así por que sí,es que la gente carece de falta de escrúpulos,falta de solidaridad y por último y lo más importante en el tema que estamos tratando es la falta de cultura,simplemente creen que un ciego si trabaja,en lo único que puede hacerlo es vendiendo cupones y que son como un poco retrasados,es cruel pero es verdad.
Podriamos decir que la culpa no es de ellos es de la sociedad en la que vivimos,pero no,yo no estoy de acuerdo,la culpa es personal e intransferible de cada uno como persona individual que somos y ese cada uno al igual que se forma e otros aspectos de la vida tiene que hacerlo en este y ser lo suficientemente inteligente,o mejor dicho normal para darse cuenta que un invidente es tan capaz y en muchos aspectos más queun vidente,como tú bien dices CIEGO PERO NO TONTO.
Y lo que clama el cielo es lo de la oftanmóloga.....,sin comentarios.
Para concluir me ha parecido super interesante lo que has escrito y deberias ponerlo en algún sitio donde pueda leerlo más gente,a ver si se enteran de una vez por todas. un besito muy grande.ESTHER.

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Mily12 de junio de 2012 23:38
Rocio, eres la persona más inteligente que he conocido y me ha dado pena, no de tí, de esas personas que no te conocen, ni saben nada de tu vida, de tus esfuerzos, de lo que eres y donde has llegado.
Ojalá que tus "anécdotas" pudieran leerlas aquéll@s que de alguna forma te insultaron con su crueldad, así aprenderían a valorar a las personas como tal y seguro que recapacitarían.
Un besazo muy fuerte. Mily

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Euterpe12 de junio de 2012 23:46
¡Vaya, qué sorpresa, tú por aquí! Muchas gracias.
No, amigos y lectores, no os confundáis: nadie me ha insultado... Bueno, la nazi ésa; pero lo que comento aquí no lo hago con acritud, resentimiento o deseos de venganza, sino para demostrar la ignorancia de algunos, su impericia y para que aquéllos que no estén en el mundo de los ciegos sepan cómo tratarnos y sonrían ante las varias anécdotas que nos ocurren.