Texto publicado por Cyndi del Río

Nunca he tenido olfato; no lo extraño, no sé qué es. No tengo ni idea de cómo se siente y hasta se me hace rarísimo cuando me lo intentan explicar. Sin embargo, siempre fui la única en mi círculo que no tenía este sentido y nadie le dábamos importancia. Es más, hasta lo tomábamos a broma.
Luego, llegó el coronavirus y resulta que la gente perdía el olfato y el gusto. Ahí es cuando empecé a escuchar de gente que ahora sabía cómo era no oler nada, lo extrañaban y pensaban que una vida sin olfato sería muy difícil.
Hasta antes de esto, nunca había oído que fuera muy difícil vivir sin olores.
Nunca lo sentí como algo que me faltara. Solo hacía mis cosas normal y ya.
Esto me lleva a pensar que tal vez nosotros hacemos de las discapacidades lo que son; en estos casos, yo he hecho mis ajustes: Cocino usando mucho el tacto, uso apps para ver la fecha de caducidad de alimentos, intento ser ordenada con las cosas que tienen olores... pero eso no ha sido una barrera. pero ahora que he conocido a más gente que por la pandemia experimentó esto, dan por hecho que no podré hacer cosas solo porque ellos no vieron la manera... detectar por ejemplo, si algo está hechado a perder, vivir sola sin saber cómo detectar una fuga de gas... no morir, pues :D
Me quedo pensando en todas esas barreras que existen para cualquier discapacidad solo porque alguien dijo, y también en las que nadie ve porque nunca nos planteamos lo que sería vivir sin tal o cuál sentido.
¿Qué opinas tú?