Texto publicado por Ana Fernández
Romance del niño que ahogó a la Luna
La luna llena y el sol
se pusieron a jugar;
al escondite jugaban
una tarde, frente al mar.
Forman ronda las colinas,
y el sol se oculta detrás;
de donde estaba escondida
la luna salió a buscar.
El niño de ojos de cielo
quiso con ellos jugar;
fue a decírselo a la Luna
que trepaba en el pinar.
Corre el niño hacia la luna,
la Luna a correr se da
y sólo se detenía,
como el niño a descansar.
- Espérame, luna boba,
que no pienso hacerte mal.
Pero si el niño corría,
la luna corría más.
Enojado el niño hermoso
ya no desea jugar;
siente el corazón más grande,
pero no puede llorar.
Frente al pozo se detiene
y se empina en el brocal;
ve la luna que escondida
muy quietecita se está.
-Esta vez, oh luna mala,
no te podrás escapar.
El niño para guardarla
pone la tapa al brocal.
En esto la madre inquieta
al niño sale a buscar…
A la luna vio en sus sueños
toda la noche llorar.
Tempranito, al otro día,
a la luna fue a librar;
pero en las aguas dormidas
la luna no estaba ya.
-La luna se ahogó en el pozo,
¡yo fui el culpable, mamá!
Siente el corazón más grande
y esta vez puede llorar.
Humberto Zarrilli