Texto publicado por Ana Fernández
El viejo "San Roque"
El viejo a quien todos llaman "San Roque", se dedica a curar la sarna de los perros. Siempre lleva consigo unas cuantas botellas con ingredientes que él mismo prepara. Los ingredientes las compra con el dinero de la beneficencia.
Mustafá, su perro favorito, lo sigue a todas partes. Mustafá es un hermoso perro de Terranova.
No solo Mustafá sigue al viejo "San Roque". Una multitud de perros va constantemente tras de él. Todos quieren refregársele en señal de cariño.
El viejo "San Roque" recorre las calles de la ciudad en busca de perro sarnosos. Cuando ve a un perro con sarna, lo llama, de la manera más amable. El animal no tarda en ponerse a su alcance. En tanto, los otros perros ladran como queriendo decir: acércate... él es quien nos cura la sarna y nos quiere mucho.
En medio de su aparente pobreza, el viejo "San Roque" luce una cadena de oro y un reloj de gran valor. También lleva consigo un anteojo marino.
Los que no conocen su historia, ¿sospecharían su noble procedencia?
En un tiempo, el viejo "San Roque" fue un señor acaudalado, poseedor de varios barcos que hacían la carrera de Europa a la América. Era, entonces, un experto marino y gobernaba un gran trasatlántico para pasajero.
Nadie sabe a ciencia cierta, la historia de su bancarrota.
"San Roque", según lo que se conoce, pierde a su esposa y sucesivamente uno tras otros a todos sus hijos. Se refiere que a la muerte de Elena, la última de sus hijas, se despojó de los bienes que le quedaban, donándolos para obras de beneficencia. Seguidamente se dio a vagar por el mundo.
Las personas que no conocen su historia ni su bondad de alma, no sienten por él sino tristeza o pena por su abandono. Sin embargo, si se enteraran esas personas de sus dolores y angustias, de sus esperanzas perdidas para siempre y supieran valorar los nobles sentimientos que él demuestra ahora, solo tendrían por él la más firme simpatía.
En efecto, basta con colocar nuestra alma en situación de sentir su ruina y su soledad, para tener hacia él una piedad muy pura y un deseo elevado de aliviar su existencia.
El viejo "San Roque", completamente consagrado a curar los perros que sufren la molesta enfermedad de la sarna, ha enmudecido bajo el peso de su desgracia. Las personas que a él se acercan, echan su óbolo en una alcancía que lleva Mustafá sobre el lomo y se retiran, comprendiendo que es esa la única manera de llegar hasta él. Y cuando Mustafá menea la cola, en señal de alegría, sienten como si el viejo "San Roque" dijera: gracias!
Todos tienen por ese viejo, lástima grande, mucha compasión. Los chiquillos cuando lo ven seguido del Mustafá y de sus perros sarnosos, saben volverse a sus casas gritando: ahí va el viejo "San Roque", ven a verlo mamá, ven a verlo papá... Es la profunda admiración y simpatía que les inspira.
Libro de lectura "MADRE" de José A. Natale
Editores: Angel Estrada y Cia. 1920