Texto publicado por Andrea Rivera
Cuando las puertas se abran.
¿Habremos aprendido?
A buscar el abrazo,
a agradecer por el amigo,
a compartir el café, el beso y el sentido,
de la hermosa compañía,
de aquel que está conmigo.
Cuando las puertas se abran.
¿Habremos aprendido?
A dejar la pantalla,
de imágenes sin sentido,
y ver el rostro alegre,
del que conversa conmigo.
De aquel que es ignorado,
por estar sumergido,
de virtuales compañías,
que de nada han servido.
Cuando las puertas se abran,
¿Habremos aprendido?
Que la maestra gana poco,
por explicar las tareas,
y comprender a mi niño.
De cuan importantes son los valores
que él se lleva consigo
en la pesada mochila,
de la poca atención que le brindo.
Cuando las puertas se abran,
¿Habremos aprendido?
Que el médico es un Héroe
de bata y cubrebocas,
que entrega su vida
para salvar como un Cristo.
Que aceptó este trago amargo
entre salas y pasillos,
sin poder ver a los suyos,
para que tú y yo estemos vivos.
Cuando las puertas se abran,
¿Habremos aprendido?
Que la misa es dispensario
del Pan de Jesús vivo.
Que lo dejamos de lado
por el futbol del domingo,
por la plaza, los encuentros,
por el pariente que vino.
Porque mañana ya es lunes,
por el agitado ritmo que vivo.
Y hoy lo busco y me arrodillo,
ante la pantallita,
Y eso, es irónico, te digo.
Cuando las puertas se abran,
espero, mi Amigo,
que la lección de la vida,
la hayamos aprendido.
Que la conciencia de todos
es la llave del futuro,
y si crees en el destino.
Hoy, hoy quédate en tú casa,
abraza a tus hijos
por aquellos que no pueden
y por los que fueron vencidos.
Hoy, hoy quédate en tú casa
y pídele a Dios conmigo,
que cuando las puertas se abran,
algo hayamos aprendido.