Texto publicado por José Luis Rios

Conciencia de discapacidad desde el Xarc

Los alumnos del centro de ESO de Santa Eulària aprende a convivir con las dificultades de los ciegos

Más de doscientos alumnos del instituto Xarc de Santa Eulària participaron ayer en una jornada experimental para conocer las dificultades que deben afrontar diariamente personas invidentes o discapacitadas. El instituto participa en un programa de sensibilización organizado por la ONCE.

Sesenta alumnos del instituto Xarc de Santa Eulària vivieron ayer durante la mañana una experiencia que difícilmente van a olvidar y que les ayuda a sensibilizarse a ellos y a su entorno sobre las dificultades que viven las personas discapacitadas. Fue la jornada anual dedicada a la discapacidad, dentro del programa que desarrolla este centro desde hace doce años y en el que colaboran la ONCE y Cruz Roja Española.

La experiencia se lleva a cabo durante toda la jornada lectiva y este año, como novedad, se han incorporado a los 150 alumnos de primero de ESO, aunque solamente durante una hora, debido a las dificultades que supone.

«Antes de la experiencia tenemos una jornada de preparación, que fue el lunes, en que vienen al centro representantes de la ONCE y explican cómo se tiene que desarrollar la prueba». Así se explica la profesora de Educación Física, Victoria Alemany, encargada de coordinar la jornada.

Ella misma la había vivido intensamente, desplazándose por el centro durante tres horas y media en silla de ruedas, «y me han parecido treinta», confesaba en el momento abandonar el empeño, al considerar que ya había cumplido. Otros profesores optaron por el mismo obstáculo, mientras que otros ofrecieron su clase con una venda en los ojos, para conocer en primera persona las dificultades que deben afrontar continuamente los invidentes.

Los alumnos que participaban en el programa habían formado grupos de tres personas. Una de ellas llevaba desde primera hora una venda negra en los ojos que le impedía ver nada y debía mantenerla todo el tiempo que pudiera resistir, asistiendo a clase y moviéndose por el instituto, sorteando las correspondientes dificultades que se encuentran a diario los ciegos. La segunda persona del equipo actuaba como ayudante de la primera, atendiéndola en cualquier necesidad, y la tercera iba equipada con una cámara con el fin de grabar todos los avatares de la jornada.

Cada equipo tendrá que hacer una memoria de toda esta experiencia, haciendo notar las dificultades que se habrán tenido que superar. Con todo el material grabado durante la jornada se elaborará un documental que se proyectará en un acto que se celebrará más adelante («probablemente en enero», informa Victoria Alemany), en el que se celebrará una mesa redonda para explicar el resultado de la experiencia. Se invitará a representantes del Ayuntamiento de Santa Eulària, el Consell, la ONCE y Cruz Roja.

Algunos de los alumnos con los ojos vendados se rindieron al cabo de unas horas, muchos aguantaron toda la mañana, a pesar de que la venda les producía molestias. «Es como agobiante, porque no ves nada», afirmaba Lalka Giorgieva, que confiesa que estuvo tentada de quitarse la venda a la media hora, pero que después se adaptó perfectamente.

PEP RIBAS | SANTA EULÀRIA