Texto publicado por Rody Armando Mora

Bella palabra la cual utilizamos muy a la ligera, sobre todo para disfrazar nuestros deseos y egoísmos. Decimos yo amo a mi pareja, a mis hijos, a mis amigos, mis cosas, que con tanto sufrimiento y dolor me costó conseguir, satisfaciendo de este modo nuestra conciencia de ser.

Sentimos amor ante la ternura de un recién nacido, sentimos amor ante la mirada inocente de un niño, sentimos amor durante una puesta de sol y la naturaleza que expresa. Amor al sentir el infinito mientras miramos el cielo estrellado o el perfume de las flores.
Cada uno de nosotros sentimos el amor de una manera distinta según nuestra experiencia y nuestra conciencia de ser.

Amor es el toque mágico del alma, que cuando desciende y toca el corazón, exhala el perfume de amor aturdiendo los sentidos y embriagando la mente, obteniendo una nueva expansión de conciencia llamada divina
indiferencia, por la cual, el alma expande su perfume de amor y sabiduría, así como el perfume de las flores embriaga nuestros sentidos e intentamos aspirarlo, lo más profundamente posible y de este modo alcanzar el cielo. Así el alma inunda nuestro corazón y embriagando con su perfume de amor y sabiduría la mente, obteniendo nuevas expansiones de conciencia por medio de la intuición, de este modo nuestro ser se manifiesta.

Amor, ¿pero cómo podremos llegar a manifestar y ser esa rara flor que irradia este perfume de amor?, ¿cómo poder ser conscientes en nuestro vivir diario de su fragancia y compartirla con nuestros semejantes?

Solo existe un medio, practicando celosamente una actitud inofensiva. Ser inofensivo, emocional y mental, como resultado de esta combinación, seremos inofensivos en nuestras palabras habladas y escritas. Con esta actitud inofensiva expulsaremos de nuestro interior hasta la más pequeña e insignificante que sea la crítica, el egoísmo, la violencia e ignorancia, que pueda herir a nuestros semejantes. La actitud inofensiva crea un vacío inmenso en nuestro interior, vacío que al sentirlo, brota la ternura y la compasión como manantial furioso, llenando este vacío e infundiendo en nuestra conciencia una beatitud amorosa, hacia todo ser vivo, que nuestra mirada alcanza e imposible, la crítica o tener sentimientos o pensamientos contrarios hacia la identificación y unión con el Ser visto.

Hablamos de Ser inofensivo pero ¿cómo se obtiene? Solo a través de la actitud del observador, observando en cada momento las emociones y pensamientos que nos llegan desde el exterior. Observando el efecto que causa en nuestras reacciones emocional y mental. Tras un periodo de práctica diaria obtendremos un control sobre nuestros pensamientos y emociones dando lugar a una conciencia estable y con una mente serena y bondadosa, irradiando por nuestra aura la ternura y la compasión como expresión del amor.

Amor que irradia la luz de la intuición, al identificarnos con nuestros semejantes, identificación que inunda nuestro corazón de esa ternura y compasión que embriaga nuestra conciencia y nos hace exclamar yo soy Tú, en mi Alma y mi corazón. Amor que equilibra nuestras emociones y calma nuestra mente, haciéndonos partícipes de la gozosa manifestación del universo a través de nuestro corazón, exhalando e irradiando amor y luz que iluminarán el camino a nuestros semejantes. Amor que cura e inspira al Alma irradiando por medio de nuestra conciencia una vida más abundante para nuestros semejantes, creando rectas relaciones humanas entre los habitantes de nuestra amada Tierra.

Amor que nos identifica con la luz oculta en cada ser humano. Amor que nos hace sentir las llagas más ocultas de nuestro hermano. Amor de enamorado, que nos hace irradiar nuestra vida, para curar sus heridas más ocultas, por medio de nuestra luz e intuición.

Amor, solo Amor por amar, al Ser que ocultas en Tu interior. Para hacer brillar Tu luz, como la luz del Sol Amado.

"Oyendo y viendo a nuestros semejantes vemos reflejadas nuestras llagas más ocultas. Y con el apremio de un enamorado irradiamos amor para su curación."