Texto publicado por José Luis Rios
Doneztebe festejó Santa Lucía
El ayuntamiento entregó el Dedal de Plata a la costurera y bordadora María Jesús Elizondo
Como es tradición, vecinos de todo Malerreka se acercaron ayer hasta Doneztebe para asistir a la Misa por Santa Lucía, la patrona de los invidentes, modistas, sastres y costureras. La imagen de la Santa se podía ver en un lugar adelantado al resto del retablo y antes de proceder a venerarla, el ayuntamiento entregó el XVII Dedal de Plata. Este año el honor ha recaído en la vecina Maria Jesús Elizondo, de 66 años y natural de Urrotz, a la que acompañaron su marido, Ángel María Irigoien y sus sobrinas, Anabel y Natalia Elizondo. Las concejalas Ana Etxeberria y Juana Mª Muñoz le entregaron un ramo de flores y el Dedal de Plata, respectivamente. La homenajeada recordó cuándo comenzó a coser. «Hace unos 40 años, los que llevo viviendo en Doneztebe. En aquel entonces se abrió la fábrica de gabardinas Huracán, que se situaba donde ahora está la Seat. Aunque yo ya sabía coser, allí aprendí a utilizar la máquina y allí estuve hasta que cerró». Después siguió estudiando, «fui a San Sebastián a estudiar a una academia de corte y confección y también aprendí bordado». Ella se cosió su ajuar, recordaba ayer, y también cosió para muchos vecinos de la localidad, incluso ha cosido recientemente la casulla que ayer lució el párroco de la localidad, Mikel Biain. «Por las mañanas me dedicaba a las tareas del hogar y por las tardes, a coser». Ayer se sentía «con muchos nervios, pero a la vez contenta porque es muy bonito que se acuerden de ti».
Artesanía
Mientras, durante toda la mañana en el exterior de la Iglesia, quedaban instalados los puestos de artesanos y venta de talos. Destacaba por un lado la ausencia de históricos como Bittoriano Artzuaga, de Urrotz, pero por otro lado había algunas novedades, como el puesto de guantes -laxoa- del vecino José Luis Arozena. Pasaba a verlo Eusebio Arregi, que era quien más se fijaba en la manufactura de los guantes. Arregi, a sus 83 años, ha enseñado hace unos meses a Arozena a elaborar la herramienta del juego que tan sólo se disputa en la comarca, en Hondarribia y algún pueblo de Iparralde. Precisamente Arregi recordaba cómo le enseñaron a él. «Fue Ignacio Bertiz, cuando él tenía 80 años. El taller lo tenía en el puente Baztan». En aquel entonces Arregi era un joven de apenas 17 años. En su zapatería de la Calle Mayor y en la que tuvo después, nunca faltaron los guantes, artesanía que dejó de elaborar «hace unos 7 u 8 años». José Luis acudió a él para aprender hace unos meses. A sus 37 años, junto a Ander Ugarte, que los hace en San Juan de Luz y que también elabora pelotas (Punpa), son los dos únicos artesanos de laxoa y ambos con Arregi de maestro. «José Luis ha aprendido enseguida. Apenas me vió hacer uno, se puso a trabajar y ya los hace muy bien», señalaba. «Lo más difícil es coser el cuero», explica Arozena, quien destaca el largo proceso.
«Hay que coger las pieles del matadero y se tarda bastante en curtirlas porque tienen que estar de 25 a 30 días en agua con cal, para después quitarles el pelo y la grasa, y poder empezar a trabajar el cuero». Precisamente enfrente de donde Bertiz tenía el taller, en lo que fue la antigua Joxepa, en la terraza, se puede ver estos días el cuero tendido.