Texto publicado por Rody Armando Mora

EL HUEVO VACÍO!

Matías, era un niño con capacidades mentales diferentes. A la edad de
12 años había cursado el 2º grado, y parecía que jamás podría pasar de
ahí.

Durante las clases estaba distraído y nunca respondía correctamente a
las preguntas que se le hacían. La maestra que ya no sabía qué hacer
con él, se irritaba
y lo trataba duramente.

Harta de la situación un día la instructora citó a sus padres para
decirles que Matías debería asistir a una escuela especial, ya que
para él era imposible
seguir el ritmo de sus compañeros, debido a que por el retraso mental
que sufría, era como un niño de cinco años.
La mamá, le explicó, que en la ciudad no había ninguna escuela
especial y que además sería terrible sacarlo de aquella escuela,
porque Matías se sentía
muy feliz de estar allí.

La maestra, se encontraba en un dilema, por un lado quería entender la
situación, aunque sabía que el niño no tendría muchas posibilidades de
evolucionar
y por otro lado tenerle en clase, era una carga muy pesada tanto para
ella como para los demás chicos.
A pesar de la situación, su conciencia no le permitió tomar otra
decisión y aceptó que Matías permaneciera entre sus alumnos,
pidiéndole a Dios que le
ayudara a tener paciencia.

Se aproximaba la Semana Santa y la maestra les contó la historia de
Jesús, como murió y su resurrección. A continuación les entregó a
todos los niños un
huevo de plástico y les dijo: «Quiero que se lleven este huevo a su
casa, y que mañana lo traigan con algo en su interior que represente
la Semana Santa
de la que acabamos de hablar»

Al día siguiente, cada alumno colocó el huevo en una canasta que
estaba sobre el escritorio.
Cuando la maestra comenzó a abrirlos, encontró en ellos las más
variadas expresiones que daban señal de una nueva vida, flores,
mariposas…
Cuando abrió el que correspondía a Matías ¡El huevo estaba vacío!,
pero como no quería que se sintiera mal, disimuladamente puso el huevo
a un lado y tomó
otro.
De pronto, el niño totalmente exaltado, exclamó: -Seño, ¿es que no va
a decir nada de mi trabajo? La maestra pacientemente contestó:
-Matías, creo que
no entendiste el trabajo que te pedí, el huevo está vacío.
Mirándole a los ojos le dijo: -Sí, claro que está vacío, como también
está vacía la tumba de Jesús. Porque Jesús resucitó y creo que esto es
lo más importante
de la Semana Santa.

«Jesús dejó la tumba porque Su mayor deseo es habitar en tu corazón,
solo tienes que permitírselo. Tuya es la decisión»

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