Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez
Diario de un ciego
(hoja perdida)
Hoy es un día despúes de la lluvia todo se ve como lleno de neblina pero es un espectáculo muy hermoso para quienes lo pueden ver. Así me siento yo, como entre la niebla mas espesa, es como vivir aletargado sin poder reaccionar del todo y saber lo que está pasando sin poder hacer nada para remediarlo...
Todo comenzó en una reunión familiar, como siempre fueron llegando uno a uno los miembros de la familia y yo sentada en la sala, escuchaba con atención las voces tratando de identificarlos pues solo algunos de ellos tuvieron la educación suficiente para acercarse a saludarme, para los demás, como suele sucederme en todos lados, fui invisible, luego de los saludos nadie se dirigió a mi… de vez en cuando tratando de hilar alguna conversación, me atrevía a hacer alguna pregunta, misma que muchas veces no obtenía respuesta. ¿Y mi familia? Por ahí en la reunión sin tomarme en cuenta tampoco. Opté por salir de ahí, nadie lo notó....
Llegué hasta mi casa y lloré amargamente, ahora mismo solo de recordar me dan ganas de llorar.pero ¿a quien puede importarle el llanto de los demás?¿acaso no hay en el mundo muchos mas igual o peor que yo?
Como te dije esa fue la gota que derramó el vaso, y me dejó hipersensible, hoy tenía una reunión en casa de un amigo y mi esposo quedó muy formal de venir por mi para acompañarme… no llegó y mis hijas tenían muchos compromisos por lo que nadie me pudo llevar. ¿sabes como me sentí?un perro tiene mas valor que yo en este instante, por eso no sé si me dormí o si he estado soñando, solo sé que la vida de un ciego termina el día que dejó de ver.
Sigue lloviendo y en mi llueve también por dentro, porque ni siquiera puedo desahogarme llorando mas frente de nadie. Tengo que seguir fingiendo ser la mujer mas fuerte del mundo solo para dar ejemplo a todos los demás, pero en verdad me siento como una tonta por no poder enfrentar la realidad tal cual es.
¿sabes? No sé como he podido decir que debemos seguir adelante, que perder la vista no es perder la vida, cuando realmente sin ella nos convertimos en una especie de mueble que, sibien nos va, alguien ayuda a sacudir, o si no, también alguien ayuda a que nos arrumben en algún rincón. Dicen que todo está dentro de nosotros mismos y ¿qué crees? Lo malo es que yo también lo pienso así. Nos tratan como muebles porque lo hemos permitido pero ya basta de autocompadecernos, ya basta de llorar nuestra desgracia, la fuerza está en nosotros mismos solo es necesario anular el miedo que nos ata, debemos seguir porque no estamos solos, en el mundo hay tantos que luchan por salir de la depresión en la que entramos al no ver mas la luz del sol.
¿y tú como estás? La fuerza está dentro de ti y aunque tu corazón hoy se desvanezca por alguna desilusión dale paso a tu razón y piensa que eres único y que en el mundo habemos personas que te amamos porque sentimos, pensamos y también hemos llorado igual. Vence las barreras pues tú y yo, solo por el hecho de ser humanos, no tenemos límites para imaginar y crear un mundo mas parejo para todos.
Autor: María Guadalupe Hernández
Nota del autor (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia)