Texto publicado por starchild

(Relato Propio) Klanan, capítulo 9. La guerra de las regiones.

Klanan,
Capítulo 9. La guerra de las regiones.

Kelvin recorría ya aquel lugar con habitual normalidad. Pasaba de edificio en edificio, realizando rondas de vez en cuando. Era la ciudad de Tarktarus, vista desde el plano onírico, sin gente y sin ruido. Todo con una absoluta quietud y calma sobrecogedora.
Pero algo le llamó la atención. Vio una enorme bola de fuego bajar del cielo, e instantáneamente otras que se estrellaban contra el suelo. Se quedó observando. No sabía exactamente lo que era pero no parecía ser nada bueno. “Tengo que avisar a la torre”, pensó y acto seguido cortó la conexión con el plano onírico y despertó en su cuarto.

Doina al mismo tiempo, se movía rápidamente por las calles de Tarktarus, evitando soldados que huían despavoridos ante la avalancha de bolas de fuego. Estaba haciendo una auténtica locura. El contacto de una sola bola de fuego con la piel de su cuerpo podría hacerla arder a temperaturas inimaginables, no le daría tiempo ni siquiera a gritar, o a sentir el propio dolor que provocaría tal impacto. Se deslizó por un estrecho callejón y apareció en otra calle más ancha perpendicular al mismo, donde varios edificios de establecimientos aparecían increíblemente vacíos, aunque con las ventanas abiertas, esperando algún visitante. No era normal lo que estaba ocurriendo, no había ciudadanos en la calle, la guardia patrullaba por doquier, y lo más escalofriante aún. Al mirar hacia el cielo, no observó ningún ave planoide. ¿Quién estaba realizando el ataque aéreo? Algún caminaplano estaba manipulando la realidad. No se lo pensó dos veces, tendría que abortar la misión y avisar a su torre. Se preparó para curvar el espacio tiempo y realizar el viaje de regreso. Cuando todas las células de su cuerpo estaban vibrando a la sintonía adecuada, se difuminó con la realidad y desapareció.

El cálculo de distancias le resultó mucho más preciso de lo que creía. Apareció justo delante del despacho de Doina en el momento que Kelvin también se aproximaba al mismo. AL no verla llegar por ningún lado, tropezó con ella y ambos cayeron al suelo dando un pequeño grito de asombro.
Cuando se hubieron levantado se miraron fijamente.
--Creo que no tengo que preguntar a lo que vienes. –Dijo ella.- Bien, entraremos los dos.
Llamaron a la puerta y Sherina no tardó en aparecer.
--SI estáis aquí las cosas no deben pintar muy bien. Pasad y relatadme lo que habéis visto.
Ambos atravesaron la puerta que daba al despacho de la Iniciadora y tomaron asiento. Fue Kelvin el primero en hablar, relatando los misteriosos bombardeos desde el plano onírico. Doyna fue la siguiente en comentar, concordando en todo lo que Kelvin había visto, a excepción, como era de lógica, de los propios hombres siendo carbonizados al instante por el fuego que caía.
--Esto no pinta nada bien, Doyna. –Sherina guardó silencio durante unos instantes.- ¿Tus objeciones?
--Es difícil de determinar. Si no había ave planoide en el cielo quiere decir que de alguna forma estaba siendo ocultada, probablemente con una píldora, al igual que yo, estaba oculta también, no pintaría nada allí. Por otro lado, no tengo claro que tipo de objetos combustibles eran los que estaban tirando.
--¿Kelvin? Dijo Sherina.
--No sé, desde el plano onírico se veía más o menos lo mismo, era simple fuego que caía, bolas de fuego, nada más.
--Doyna. ¿No te parece un poco raro que la gente se hubiese carbonizado inmediatamente al entrar en contacto con el fuego?
--Puede ser. Esas temperaturas no eran normales, además, ahora que recuerdo, no provocaron marcas en el suelo ni en ningún edificio. Aunque no es normal a la temperatura que caían.
--Dijiste que te encontrabas en medio de todo el tumulto. ¿Por qué no te impactó ninguna bola?
--No lo sé, tampoco usé ninguna protección, no me dio tiempo y estaba energéticamente muy agotada. Todavía no sé como he conseguido llegar hasta aquí. Supongo que habré tenido suerte, o ha sido causa del sistema.
--Créeme, el sistema no tiene nada que ver en esto. Más bien, sospecho que son cosas del tercer plano.
--¿Qué quieres decir? Señora Sherina, la multiexistencia no ha sido creada para hacer daño.
--Pero sin embargo existen tácticas de defensa que en ocasiones pueden ser empleadas para matar. –La iniciadora cogió un folio en blanco e inmediatamente todo el mundo observó como el papel rápidamente se convertía en llamas. EN una milésima de segundos, no quedaba nada del mismo. Kelvin y Doyna suspiraron.
--Me temo que uno de los nuestros está yendo contra las normas. –Dijo la iniciadora mientras daba una palmada en la mesa.- Como iniciadora del tercer plano y por lo tanto, superior en la jerarquía, convoco una asamblea de iniciadores. Mandaré un mensaje a Pathros para que esté informado. Tú, Kelvin, estarás con nosotros para relatar lo sucedido. Podéis retiraros, no volváis a Tarktarus bajo ninguno de los medios hasta nuevo aviso.
Los chicos se encaminaron a fuera y cerraron la puerta tras de sí. Acto seguido, ambos se miraron y fue Doyna la primera en hablar.
--Está anocheciendo, aunque no tengo mucho sueño. Imagino que tu tampoco, debido a que tu cuerpo ha pasado mucho tiempo durmiendo. Si te apetece, y no te es mucha molestia, podrías hacerme compañía en mis aposentos privados.
--Será un placer, Doyna. –Dijo levemente el chico e inmediatamente se pusieron en marcha.

--Bueno, ya estamos aquí. –Dijo Doyna cerrando la puerta tras de sí.- No es una morada acogedora, pero imagino que te gustará.
--Bromeas, ¿Verdad?
--Claro que bromeo. –Dijo ella riendo.- Es uno de los mejores aposentos de la torre, y no lo has visto todo, ni creo que lo veas.
Kelvin se encontraba en una sala bastante amplia, con sillones tapizados y varios cuadros de paisajes que pendían de los muros de rededor. Una chimenea apagada adornaba un rincón de la estancia mientras que un enorme estante con libros le hacía compañía. Otras dos puertas desaparecían por los laterales de la sala, y un enorme sofá presidía el centro de la misma, lugar al cual se dirigía Doyna rápidamente y se dejaba caer. Inmediatamente hizo señas a Kelvin para que se sentase al lado de ella.
--¿Qué tal el día en Tarktarus? –Dijo él para romper el hielo.
--He estado a punto de perder la vida, es probable que no me sienta muy bien.
--Imagino que sabías más o menos a donde te estabas metiendo.
--No –Dijo ella suspirando.- Supuestamente fui a la ciudad más invulnerable del mundo, el mismo día que su tranquilidad se rompió. Desde el plano onírico es todo más fácil. Solo hay que desconectar y punto, imagino que eso fue lo que hiciste.
--¿Qué otra cosa podía hacer?
--Hiciste lo correcto, simplemente.
--Me gustaría haber sido de más utilidad. No entiendo absolutamente nada.
--Nadie entiende nada, Kelvin. El imperio de Tarnis ha iniciado la guerra contra los hombres de roca y pretende expandirse hacia el sur para conquistar otros territorios. Hace mucho tiempo que todo esto terminó, desde la gran guerra de las regiones hace ya más de 1000 años todo Klanan se ha encontrado siempre en paz, por lo menos la parte que nosotros conocemos.
--NO he oído hablar de esa guerra. –Dijo Kelvin.
--Bien, Tenemos tiempo, así que te contaré algo.

“Por aquella época, según cuentan los historiadores, no existían reinos. La gente se agrupaba en Clanes y tribus a lo largo de todo el mundo. Clanes de unas cientos de personas como máximo. Tenían su propia agricultura y ganadería, vamos, que subsistían entre ellos. Con lo básico para vivir y relacionarse con otros Clanes. Había alguna que otra disputa como es normal, nadie es perfecto y la diplomacia era muy diferente a la actual. Todos estaban mucho más en sintonía con el sistema, y casi todos los mortales dominaban la multiexistencia. No existía el dinero tal y como lo conocemos actualmente, la gente se intercambiaba bienes como medida de comercio. 20 caballos por 40 vacas, 5 joyas por comida, etc. Todo funcionaba bien.
Pero claro, el ser humano es insaciable, en muchos casos, por curiosidad o por el deseo de destacar sobre los demás. Ese es el peor enemigo de un ser humano. El egoísmo o la supervaloración.
Hubo un clan que comenzó a ser más poderoso que los demás, llamado el clan Kolin, o clan de los señores del fuego. Además de dominar muy bien la multiexistencia y su conexión con el tercer plano, eran muy hábiles en el arte de la diplomacia, y más tarde, el arte del engaño. Todo el mundo tenía a este Clan como referente. Todos los clanes lo respetaban, hasta tal punto que sus decisiones, comenzaron a influir en los demás, y esa fue su perdición.
Misteriosamente, las distintas familias de habitantes comenzaron a perder la confianza en sus vecinos, y la seguridad hacia ellos. Las disputas acabaron en peleas, y las peleas, en derramamiento de sangre. Surgió así una nueva era de oscuridad, algunos, la bautizaron la era roja, otros, la era del fin, los más acertados, una era de renovación, pero el nombre que caló más en la gente de nuestro mundo fue, la Era de Ruptura y fin de paz. ¿Recuerdas la frase que hay impresa en la zona de entrenamiento junto al bosque?”

--Si. “El sistema no es nuevo, ni viejo, es un constante flujo de renovación, creación y derrumbamiento, dando paso a lo nuevo, y al mismo tiempo, eliminando lo viejo. Pero la mente humana es unidireccional, no entiende de senderos alternativos ni de rutas simultáneas, cayendo frecuentemente en el estancamiento y la no auto aceptación. Cuando esto suceda, recordad que el sistema seguirá avanzando, y si no podéis seguir sus pasos, tarde o temprano, os veréis forzados a ser arrastrados hacia la nueva corriente. Será en ese momento cuando el mundo que conocéis, cambiará tan rápido que no distinguiréis cuando la noche ha dado a la mañana ni donde está vuestro hogar. Las fronteras se perderán, la realidad se reajustará, y todo, absolutamente todo, será todo lo que no sabéis que es. De esta forma, se conservará el equilibrio natural de la existencia y no perderéis la seña de identidad.”
--Veo que la has memorizado muy bien. Dicen que esa fue la profecía del cambio. Nadie sabe quien la escribió, ni desde cuando existe, lo que sí sabemos con certeza, esque esa profecía se cumplió al pie de la letra. Los enfrentamientos acabaron en guerra, la guerra acabó en destrucción y las razas comenzaron a desconfiar unas de otras. Los hombres de la tierra acusaron a los humanos corrientes de contaminar sus bosques y les impidieron el paso. Los humanos corrientes, culparon a los hombres de roca de la actual situación, catalogándolos como salvajes y sedientos de guerra, obligándolos a aislarse en zonas más desérticas. La realidad fue distorsionada hasta tal punto, que comenzaron a crearse grietas de las cuales surgieron burbujas de existencia que acabaron con grandes porciones de tierra. El terreno se modificó, allá donde había tierra surgió el mar, y allá donde hubo agua, surgieron montañas. Nadie conoció mayor catástrofe. Los clanes se quebraron, las razas se desperdigaron y todo aquel conocimiento que conectaba a la humanidad con tal gloriosa fuente de energía, como es la multiexistencia, se perdió en el tiempo. La humanidad tubo que ser reubicada desde cero, hasta que se formó el nuevo Klanan actual, dividido en reinos y regiones, diplomáticamente más organizado, pero con menos conexión con la multiexistencia. Solo hubo una raza la cual sobrevivió como tal, y a la cual no le afectó tanto el cataclismo. Hablamos de la tierra de Skrarg y sus habitantes, los hombres de roca. Mantienen el conocimiento que mantenían antes, y su cultura. Algunos dicen que el tiempo los ha hecho más salvajes. Otros, que lo que sucede es que aún mantienen el espíritu de supervivencia, cohesión y existencia de los Clanes de la era antigua. Lo que está claro, es que no quieren compartir ese conocimiento con ninguna otra raza, ni quieren dar a conocer que hay más al norte de su desértica tierra. Nadie ha conseguido cruzar la frontera de los cuatro puntos, ni si quiera a través de ave planoide, y si lo han hecho, no los hemos vuelto volver a ver aparecer. No se puede acceder allí mediante plano onírico. En el momento que se intenta atravesar más allá del desierto, la realidad comienza a perturbarse y la persona que está soñando despierta bruscamente, debido a que su energía onírica queda completamente mermada, por lo cual muchos sostienen que no hay nada bueno al otro lado de los cuatro puntos, otros sostienen que es una enorme barrera de defensa multidimensional la que impide llegar al otro lado. Se barajan teorías, que esa región inalcanzable, sigue siendo parte del antiguo Klanan, custodiada por los Hombres de Roca. Pero solo llegan a ser eso. Suposiciones.
--Suposiciones. Ya veo. ¿Y qué te hace pensar que sea algo diferente a que únicamente no quieran dejar pasar a curiosos?
--El plano onírico solo muestra el reflejo de las cosas en el mundo de vigilia, no las acciones ni efectos que estas realizan.
--Entonces…
--Kelvin, no tiene sentido que un pueblo halla sido arrasado de la noche a la mañana, ni que la ciudad más poderosa de Klanan halla tenido este tipo de vulneración. Esto no ha pasado en mil años, ¿No entiendes lo que esto significa?
--¿Me estás diciendo que vuelve la era de ruptura y fin de paz?
--NO exactamente, te estoy diciendo que esto es la antesala de que algún cambio va a venir, pero puede que sí. Tenemos que comunicarnos con la Torre de Tarktarus para saber qué está pasando allí. Debemos dejar bien claro eso en la próxima reunión, Kelvin.
--Imagino que es algo que se da por hecho, ¿No?
--Puede ser. –Dijo Doyna suspirando.- Empiezo a tener sueño. Ha sido muy agradable hablar con tigo. Aunque te sea complicado, trata de descansar algo. Mañana debemos seguir practicando el extrasentido.
--Buenas noches. –Dijo Kelvin mientras se levantaba lentamente y se dirigía hacia la puerta de los aposentos, Doyna lo acompañó en silencio hasta que este desapareció tras la puerta y ella cerró tras haberse marchado.