Texto publicado por Primavera
Miguel Lermontov Angel
Por el cielo de medianoche volaba un ángel.
Y cantaba una queda canción.
La luna, las estrellas y la multitud de las nubes
Escuchaba a aquella santa canción.
El cantaba la dicha de espíritus sin pecado.
Bajo frondes de jardines de paraíso,
La grandeza de Dios, cantaba el,
Y su alabanza era sincera.
En brazos llevaba una joven alma,
Para el mundo de tristeza y lágrimas,
Y el sonido de su canción en el alma,
Quedó sin palabras, pero vivo.
Y languideció ella en el mundo, largo tiempo,
Plena de un deseo maravilloso.
Y a los sonidos del cielo, no podían sustituirle
Las tediosas canciones de la tierra.