Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez

diario de un ciego 10 Hola amigos de nuevo por aquí publicando mi diario, espero que a todos este año que comienza nos sea propicio y lleno de bendiciones,

DIARIO DE UN CIEGO 10
(Hojas sueltas)
En una de sus poesías Calderón de la Barca dice: “que la vida es una ilusión, que la vida es un sueño; y los sueños, sueños son”,
Cuanta razón tiene en esas palabras- ¿por qué?- pues porque así ha sido mi vida… solo un sueño… una ilusión…
Hace tan solo doce años creía ser la mujer más feliz del mundo, según yo lo tenía todo, una carrera, un buen trabajo, un matrimonio aparentemente normal, dos hijas y la fortuna en la puerta de mi casa… ¡que tontería más grande! Si tan solo hubiera considerado un poco mi futuro no me hubiera detenido para gozar la vida en todo su esplendor, hubiera guardado dentro de mi cada rayito de sol, cada sonrisa amable, cada muestra de cariño, cada mirada llena de amor… pero nadie sabe, y muchas de las veces ni toma en cuenta su porvenir.
Un día cualquiera se nos antojó salir de vacaciones a la playa. ¡Que felicidad… la playa! Fueron unos días felices tirados en la arena contemplábamos el ir y venir de nuestras niñas disfrutando cada una de sus travesuras, que la grande ya enterró en la arena a la menor…. Que la menor ya tiró a patadas el castillo construido por la grande… y siempre la misma queja empezando por sus gritos de papáaaa o mamáaaa. Las noches plagadas de estrellas tumbados en el jardín del hotel enseñándoles a nuestras pequeñas cada una de las constelaciones para que aprendieran, como un día nosotros, a guiarse por la posición de las estrellas cuando les tocara salir a algún campamento. En fin fueron los días en los que más disfruté de mi familia, pero como todo, el tiempo pasó e iniciamos el regreso a casa, ya en la carretera todos cantábamos riendo de la más pequeña porque aún no pronunciaba bien algunas palabras de pronto mi esposo gritó ¡cuidado! Y todo fue como un torbellino, solo ví aquel monstruoso tráiler que se nos echaba encima, abracé con fuerza a mis hijas y luego vino la negrura, no supe mas hasta que desperté en un hospital, entonces conocí la verdadera desesperación yo sabía que estaba despierta pero mis ojos seguían en la obscuridad, no podía ver, ¡estaba ciega! …Esto fue el principio de una cadena de amarguras mi familia se deshizo pues mi hija mayor apenas tuvo oportunidad y se fugó de la casa con un hombre mucho mayor que ella y no conforme con eso le ha dado muy mala vida pues es un maldito que la golpeaba y la trata muy mal. La otra sigue a mi lado pero ha tenido que soportar muchos desprecios y desaires aún de la misma familia por ser hija de “la ciega” todo esto he podido soportarlo y he tratado de ayudar a mis hijas… espero haber logrado algo con ellas. ¿y tu esposo? Me preguntas- pues él trataba de apoyarme en todo pero no podía con tanto, pobrecito, lo comprendo… la mujer a la que él amaba por su entusiasta iniciativa, por su alegría contagiosa, por su amor a la vida, había terminado por ser una sombra, ya no se arreglaba ya no se vestía con la elegancia con la que solía hacerlo y eso me costó su desamor, ahora lo sé…porque la mujer a la que él amaba estaba destrozada, no solo por fuera sino por dentro… Primero empezó por llegar lo más tarde posible a la casa, pretextando que tenía mucho trabajo, pero luego ya lo hizo con todo el descaro del mundo y de la forma más cínica decía que no toleraba mi presencia y que por eso no llegaba ni a dormir a veces. ¿Te das cuenta? Si yo no lograba aún superar el trauma de la ceguera y con todo esto solamente deseaba morir, pero Dios es muy grande y si no me había llevado todavía es que necesitaba vivir algo más ¿pero que…? Me aferré a mi fe como única tabla de salvación y poco a poco me fui restaurando interiormente y aceptando mi condición de ceguera así que una noche en que mi marido llegó a casa borracho, como era ya su costumbre, lo enfrenté (mejor no te cuento lo que ocurrió ese día, fue demasiado doloroso y vergonzoso) lo importante es que le pedí el divorcio, si él no toleraba mi presencia yo tampoco toleraba ya su manera de tratarnos y lo digo en general porque también a mi hija le estaba afectando ya la situación… Se fue, no sin antes decirme que yo era una inútil y antes de media hora ya estaría buscándolo para implorarle que regresara. Ja ja ja ja, han pasado ocho años y aún no tengo ganas de ir a buscarlo. Porque mi vida sin él ha sido lo mejor, tengo paz, tranquilidad y sobre todo seguridad, confianza y autoestima en mí que no solo ha impactado en mi vida sino en la de mis hijas. Cuando él se fue, no te lo puedo negar, lloré mucho y de tal manera que pienso saqué de mi vida todas las lágrimas de una vez, pero me levanté para demostrarme a mi misma que aún era una persona y no el guiñapo que él pretendía. ¿Qué quiero enseñarte con todo esto? Pues que tú vales mucho, que tu valor no está medido porque tienes o no tienes tus ojos, que con tu vida puedes ayudar aún a muchos y que si unimos esfuerzos la vida de muchos discapacitados puede cambiar, que no te aflijas mas por lo que ya no tienes mejor aprecia lo que aún te queda y sigue soñando porque la vida es un sueño sin fin y de ti depende que nunca se convierta en pesadilla. Fin.