Texto publicado por Leandro Benítez

Serge Latouche advierte que el modelo económico actual conduce directamente al desastre

El prestigioso economista francés Serge Latouche ha pronunciado una conferencia en la Universidad de Barcelona en el marco de las jornadas sobre Decrecimiento, 'idees per desfer el creixement i desfer el món' que se celebraron en varios lugares de la ciudad entre el 7 y el 11 de marzo, organizadas por la Entesa pel decreixement.

La conferencia de Latouche se ha centrado en explicar el sentido de su teoría del decrecimiento, que ha expuesto en numerosos libros y escritos, especialmente en el artículo ‘Por una sociedad en decrecimiento’, publicado en Le Monde Diplomatique en el año 2003. Latouche ha sido reconocido por sus trabajos en antropología económica y ha dirigido su crítica a la ortodoxia en los planteamientos de la teoría económica actual.

Las preguntas clave

En una sala completamente llena, Latouche ha iniciado su intervención citando a Woody Allen, en referencia a las tres preguntas clave para la humanidad formuladas por el cineasta: ¿de dónde venimos? ¿hacia dónde vamos? ¿y qué hay para cenar hoy? Una metáfora con humor, que ha querido hacer suya por introducir una visión extremamente crítica del mundo actual .

Respeto a la primera pregunta ha dicho que venimos de una sociedad en la cual el crecimiento ha dejado de ser una manera de satisfacer necesidades reales para devenir como finalidad en sí mismo, mientras genera necesidades ficticias 'El crecimiento ha devorado la economía y hemos pasado de ser una sociedad con crecimiento a una sociedad de crecimiento' De esta premisa se deriva, según Latouche 'una dictadura del mercado en qué los gobiernos ya no deciden'.

La segunda cuestión ha servido al conferenciante por afirmar con rotundidad - y lo ha hecho varias veces- que vamos hacia la 'catástrofe'. Ha citado, para ilustrarlo, toda una serie de documentos y estudios desde el Club de Roma de los años 70 hasta el informe del panel de científicos sobre el cambio climático, pasando por el informe Stern.

La respuesta a la última pregunta le ha permitido mencionar las dificultades que tiene gran parte de la humanidad por alimentarse, mientras que una pequeña parte sufre los problemas derivados de un exceso de alimentación como la obesidad y otras enfermedades: 'comemos demasiada carne, demasiadas grasas, demasiadas de todo' - ha subrayado- como un reflejo claro de la pérdida de la medida que comporta la sociedad del crecimiento ilimitado. Sobre esta última idea, Latouche ha afirmado, de nuevo con humor, que 'hace falta ser loco o quizás economista por creer que el crecimiento puede ser indefinido con un planeta con recursos limitados'. Por completar esta explicación ha hecho una analogía entre ciertas especies de algas que colonizan los lagos y la incidencia de la economía industrial sobre el planeta en los últimos 200 años. El punto en común entre estos dos procesos es que al inicio son lentos pero, cuando más tiempo pasa, más velocidad adquieren.

Un modelo con tres patas

Según Latouche los fundamentos de la sociedad del crecimiento son la publicidad, la obsolescencia programada [es decir una caducidad programada de los productos de consumo] y el crédito. Sobre la primera ha dicho que supone 'una polución visual, sonora y espiritual y a bulto de todo un consumo de recursos completamente innecesario para la finalidad que persigue'. Y ha remarcado que 'cada francés recibe 50 kilos de publicidad en papel al año'. Con respecto al segundo concepto - obsolescencia programada- Latouche ha querido denunciar que si las personas no ceden a la persuasión publicitaria y rehusan de cambiar los objetos que tienen 'habrán de convertirse en consumidores forzados puesto que los objetos hoy se fabrican de tal manera que duran poco; cuando se estropean sale más caro repararlos que comprar de nuevo'. Finalmente se ha referido al crédito como una opción que permito endeudarse cada vez más y ha puesto de relieve que muchos economistas saben que esta situación es insostenible pero no dicen nada.

El decrecimiento como eslogan

Ante un cierto desconcierto de parte del público, Serge Latouche ha dicho que el decrecimiento no es ningún concepto. 'Se trata - ha revelado- de un eslogan mediático creado por escandalizar, por crear impacto' En este sentido ha querido dejar claro que hacer decrecer la economía porque sí, sin objetivo o alternativa, seria tan absurdo como hacerla crecer sin finalidad. El decrecimiento, para Latouche, es una posibilidad de atreverse a pensar un mundo diferente y sobre todo de 'salir de la economía' una expresión utilizada por él desde hace tiempo.

Esta actitud, para la cual hace falta un esfuerzo intelectual, es en cualquier caso 'urgente' puesto que la forma de vida actual y el modelo económico que resulta no son, según Latouche, 'ni sostenibles, ni deseables'. Hace falta pues - ha indicado - un cambio de paradigma para una nueva economía, con un enfoque completamente diferente al actual y con nuevas herramientas de medida, puesto que las tradicionales variables macroeconómicas no reflejan bien la realidad en toda su complejidad. En este sentido, ha mostrado la disparidad existente entre un indicador diseñado por valorar el grado de satisfacción de las personas y el crecimiento del PIB entre 1950 y el año 2000 a los Estados Unidos; mientras este último ha ido siempre arriba en medio siglo, el primero, denominado GPI (Genuine Progress Indicator) se mantiene igual, e incluso baja últimamente. Un hecho sin duda contradictorio con la idea bien establecida que el consumo incrementa sin cesar la satisfacción individual.

Momento para la utopía

Serge Latouche ha dicho que el decrecimiento es una utopía pero que es 'absolutamente necesario' por provocar un cambio que, de no producirse 'nos trae directamente al desastre'. De alguna manera ha dejado entrever que esta utopía podría hacerse realidad cuando se pusiera en marcha una clase de círculo virtuoso. La llave de este círculo seria el cambio de valores sobre el significado de riqueza pobreza y bienestar que comportaría la emergencia de nuevos conceptos y una reestructuración de la economía actual, si bien exigiría 'salir del capitalismo aunque manteniendo el mercado'. Esto llevaría a relocalizar la producción y en consecuencia se frenaría la globalización - que Latouche ha vinculado al incremento exponencial de la impronta ecológica- El consumo de recursos, a su vez, se moderaría y esto, con la reutilización y el reciclaje, como culminación, conduciría de nuevo al inicio - en este caso a retroalimentar los nuevos valores.

Por demostrar la viabilidad de esta utopía, Latouche ha finalizado la conferencia haciendo un ejercicio de traducción del contenido del círculo virtuoso del decrecimiento a un hipotético programa político en Francia, que defendería - ha subrayado irónicamente- en el supuesto de que se presentara a las próximas elecciones presidenciales. En este programa se encontrarían medidas cómo: internalizar las externalidades; hacer pagar el verdadero precio del transporte; fomentar la agricultura biológica y local; aprovechar el aumento de la productividad por reducir el tiempo de trabajo; promover el ahorro energético; establecer una moratoria en la búsqueda científico-técnica y penalizar la publicidad. Latouche ha dicho que creía en todos los aspectos del programa pero que 'de resultar elegido como presidente con unas medidas como estas sería asesinado en una semana'. El economista francés sabe que la sociedad puede ser reacia a muchas medidas y piensa que el decrecimiento como forma de pensar todavía lo tiene muy difícil por pesar el mundo de las ideas políticas, pero está plenamente convencido de que vale la pena intentarlo.