Texto publicado por Jose Antonio
El meteorito de Tutankamón.
El cósmico origen del extraño cristal presente en uno de los collares encontrados en la tumba de este faraón.
Hablar de Tutankamón es hablar de un icono dentro de la Egiptología y fuera de ella. Nada referente al antiguo Egipto debe ser tan conocido (junto con las pirámides, claro) más allá de los ámbitos de estudio que la de esta figura histórica ,que ya forma parte de la leyenda y que tan presente está en la literatura, el cine, la televisión.....
Lo cierto es que fue un faraón secundario (todo lo secundario que puede ser alguien considerado un un ser divino), poco más que una anécdota en la larga historia de la civilización del Nilo, que llegó al trono siendo un ñiño y murió siendo poco más que un adolescente. En definitiva, para sus contemporáneo no fue un gobernante destacado, ya que poco tiempo tuvo para ello...solo para nosotros se convierte en un símbolo del antiguo Egipto, ya que la suya es la única tumba de un faraón que llegó hasta nuestros días sin haber sido profanada, precisamente porque, construida deprisa y oculta por otra de mayor tamaño, pasó inadvertida para los saqueadores. No hay mal que por bien no venga.
Entre los tesoros recuperados se encontraba un espectacular pectoral de Oro y todo tipo de piedras preciosas, pero que destacaba por la presencia de una piedra de cristal verde que forma el escarabajo alado en el centro de la joya, que posteriores análisis indicaron que se trataba de Monóxido de Silicio de gran pureza, conocido como "cristal del desierto" y que tenía todas las señales que se podría esperar de un más que probable impacto meteórico, con marcas de fusión en su parte posterior y pequeños granos de gas en su interior. Exactamente las mismas que en su yacimiento original, encontrado, después de diversas expediciones, en el extremo oriental del Gran Mar de Arena en la llanura de Gilf-Kebir, Libia.
La altísima presión y temperatura necesarios para que su formación hace pensar inmediatamente en la colisión de un meteorito, generando tal calor que habría producido la fusión de la arenisca o bien de la sílice del lugar, formando el cristal actual. Un argumento en contra sería la ausencia de un gran cráter directamente relacionado con algo así, ya que este podría haber detonado poco antes de alcanzar la superficie (tenemos el ejemplo de Tunguska o el reciente meteoro ruso), originando una explosión y un vendaval de aire tan caliente que derritió la arena y las rocas del suelo.
Asi lo sostienen gente como Mark Boslough, un experto en física de impactos que trabaja en los Laboratorios Nacionales Sandia, en Nuevo México, que simulando el proceso con ordenador, llegó a la conclusión que un objeto de unos 120 metros de Diámetro viajando a 20 Km por segundo habría producido un calor tal (1.800 ºC) que fundiría la superficie:"Se podría haber convertido en un lago fundido de arena líquida burbujeante y a medida que la arena se enfrió, se habría formado el cristal que terminó siendo la joya del rey Tutankamón".
La mitologia Egipcia esta llena de referencias a sucesos que pueden relacionarse con la caida de meteoritos, que eran vistos como objetos enviados por los dioses. Como ejemplo máximo esta la legendaria piedra Ben-Ben, adorada en Heliópolis y que por su descripción se cree que era un meteoro de forma piramidal ¿Quizás la inspiración que llevó a la construcción posterior de túmulos y pirámides?
Lo cierto es que este cristal, tan curioso como dificil de encontrar, era lo suficientemente importante para los antiguos egipcios que se adentraron en tan hostiles tierras, quizás guiados por antiguas leyendas sobre un acontecimiento ocurrido en épocas pasadas, cuando lo que hoy es el Sahara era una zona mucho más habitable de lo que es actualmente, con la intención de conseguir piedras dignas de un faraón. Al fin y al cabo era precisamente hacia las estrellas donde se dirigirían estos después de la muerte. El pectoral encontrado entre los diversos tesoros que encerraba la tumba de Tutankamón tenía En el centro, de color amarillento, el escarabajo esculpido con el cristal del desierto, que representaba al Sol naciente, proporcionando en vida protección contra el mal, visible o invisible, fuerza y poder. En la muerte otorgaba la posibilidad de resucitar y alcanzar la vida eterna. Tutankamón llegó al trono con una edad que se mueve entre los 8 y 10 años, muriendo a los 19. Durante mucho tiempo se creía que había sido asesinado, pero nuevos estudios del cadáver sugieren que esta pudo ser accidental. Fuente: Los Viajeros estelares.