Texto publicado por Toten Dos punto Cero

25ª edición - que no se corte

25ª edición – Que no se corte

Holaaaaaa!!!!!!!!

Otra tendencia que tenemos, otra de esas cosas que decimos y luego no hacemos, otra mentira que la mencionamos tan naturalmente, es cuando nos cruzamos a una persona por la calle, una de esas que no veíamos hace mucho tiempo, la saludamos, conversamos un largo o corto rato, nos alegramos que ande bien, nos enteramos que vive cerca, nos dá su número de celular, teléfono de línea, mail, y le decimos: “che, veámonos más seguido chee, así seguimos charlando, que no se corte!”, y nunca más en nuestra puta vida lo volvemos a llamar ni ver.
Amigos de la infancia, familiares semi-lejanos, compañeros de escuela, excompañeros de laburo, exvecinos, todos forman parte de nuestra hipócrita frase que nos deja bien parados frente a ese que nos observa con felicidad, nostalgia, y también nos dice lo mismo, tomando nuestra misma postura durante el resto de su vida. Al despedir a esta persona, nos vamos recordando viejas épocas, buenos momentos, otras personas relacionadas, Silvita cuando era joven y ser humano, vamos por la calle sonriendo agradecidos de que el destino se haya encargado de habernos topado con ése o ésa, pensamos en pronto organizar una salida copada con aquel y un par más, y pensamos en: “cuando le cuente a menganito que ví a fulanito!!!!” “como pasa el tiempo cheee….” “menos mal que me hice puto” “menos mal que él se hizo puto” “¿por qué le cuesta tanto a la gente cepillarse los dientes?” “la próxima le toco las tetas sin querer a ver si son de verdad…
La cuestión es al otro día, o al par de días después, cuando ya nos olvidamos de que lo vimos , que le hablamos, que nos prestó guita, quien es, lo olvidamos todo y volvemos a nuestra lamentable rutina, y es ahí donde está el meollo de esta tendencia y de tantas otras, somos seres rutinarios, constantes, sabemos casi todo lo que nos va a pasar en el día, a quien vamos a ver, a quien no, donde vamos a comer, o almenos creemos saberlo, o lo intuímos, y eso nos hace sentir más seguros, tranquilos, porque no nos están sacando del círculo general que nos rodea y en el que estamos acostumbrados a existir, equivocarnos, ganar, pasar vergüenza, etc. Pero igual estas cosas no vienen tan simple, porque no es algo que premeditemos; inconcientemente borramos a esa persona porque si la agregamos a nuestro entorno común, nos desbarajusta todo el resto, y como dije antes, nos gusta estar tranquilos, quiza bien amargados, pero tranquilos en nuestra rutina. Obvio, como a nuestro cerebro le encanta hacerse el boludo muy seguido, cada x cantidad de tiempo recordamos al fulano ese y decimos: “uuuuuhhhhh, como colgué con la de las tetas infladas!” “uuuuuuhhhh…no lo llamé a pepito, y con lo contento que estaba cuando me vió, bué que se joda por puto”, y más que oooooobvio, lo recordamos en momentos en los que no podemos contactarnos con él.
Somos en general muy estructurados, y temerosos a lo nuevo y desconocido, o peor aún viejo y desconocido, y mientras peor estamos animicamente, menos paradigmas nuevos queremos enfrentar, menos gente nueva deseamos a nuestro alrededor, menos imprevistos, sorpresas, y por esto mismo, la gente que suele ser más optimista, alegre, positiva y afortunada, la que le gusta lo nuevo y extraño, es la que nos va a llamar y nos va a decir ni bien atendamos: “Devolveme la guita hijo de puta que ya pasaron 4 años!!!!!...que no se corte…que no se corte…a vos te la voy a cortar desgraciado!!!!!!!!!!”