Texto publicado por Toten Dos punto Cero

28ª edición - El arte de morfar

28ª edición – El arte de morfar

Holaaaaaa!!!!!!!!

A la vez, mientras mucha gente destroza el arte de beber vino como los Héroes ya nos han dicho, la mayoría de las personas no saben disfrutar el “arte de morfar” como es debido. Ya sabemos que el “arte”, está dividido en varias ramas, y tiene que ver con formas de expresarse con el alma de cada individuo; pero creo y considero, que hay ciertas categorías que aún no son bien tenidas en cuenta como corresponde.
Morfar, deglutir, comer, lastrar, es uno de los placeres más enormes que posée el ser humano, y nosotros como bestias cavernícolas que somos, no lo sabemos apreciar como se debe. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado en la calle comiendo un pancho de un kiosco clandestino donde el vendedor nos recuerda a Rodolfo Ranni después de una epidemia de poliomelitis, y prácticamente, sin saber la fecha de caducidad de la mayonesa y la cosa esa medio verde que le pusimos, lo terminamos a las apuradas porque se nos iba el bondi?...Mal, mal mal y recontra mal!!!!!!!!!, sacrilegio!!!!! La comida debe degustarse, debe ser percibida por el olfato, ser probada y masticada con delicadeza, saboreando cada mordisco, sintiendo los diversos sabores en nuestro paladar,…no así a lo bruto en el quilombo de la estación de Constitución corriendo al que nos afanó la cartera y esquivando la mirada al cartel gigante de Silvita en ropa interior, así no va gente!
Vamos por paso, aprendamos lo que es realmente el arte de morfar como Dios manda:
- Primero y principal, debemos estar sentados, no importa donde, no hay excusa, si estamos en la calle, nos sentamos en el piso o en un cantero, o en la entrada de una casa. Obviamente, se preferirá una mesa, pero bueno, uno no siempre dispondrá de una a la hora de lastrarse algo, por supuesto las manos limpias, y sin excusas con esto de que estoy en la calle y no tengo donde lavarme!, ya existen jabones líquidos que uno puede llevar en el bolsillo, no son caros y nos sacan de este apuro, y por último en el primer paso, el cuello y espalda relajados.
- Segundo, cuando ya hemos olvidado la imagen de Silvita en ropa interior, nos olvidamos de la cara de nuestro jefe, de nuestra mujer, suegra, suegro, hijos, familia, perro, la paloma que nos cagó hace 4 minutos, el carterista de la otra cuadra, el hecho que nos acaban de echar de nuestro trabajo, los mellizos que espera nuestra esposa,…cuando ya olvidamos todo, ahí nos disponemos a mirar a nuestro alimento. Lo observamos, le brindamos candor con nuestra mirada, pensamos en lo rico que es ese sánguche de suela de zapato, lo que lo vamos a disfrutar con nuestras muelas que nos quedan. Lo ojeamos diciéndole: “No te das una idea lo que deseo comerte, te lo juro, tengo un hambre que me comería una teta entera de Silvita, y no exagero!, te deseo con todo mi estómago, quiero sentirte en mi boca, presionarte y cortarte con mis dientes y sentir como atraviesas mi faringe, estómago, y demases, así que, arroz hervido de anoche, preparate para ser devorado por este individuo que te observa con calidez y pasión”, este enunciado puede reemplazarse por: “La puta que lo parió, se me quemó la mitad del pan, bueno loco, a lastrá’ se ha dicho”
- - Tercero, oler la porción de comida, olfatearla, nada de excusas de narices tapadas, apreciar su olor, inhalar su aroma y vibrar de la emoción de saber que en un ratito, esa sopa de arvejas va a desplazarse por casi todo nuestro organismo, de paso, uno verifica si ese bocado, está en condiciones de ser deglutido por un ser humano, no vaya a ser que las condiciones no den ni para que las coma el chanchito "Béib".
- Cuarto, comienza la ignición, el morfi despega con un halo formado por cubiertos o nuestras propias manos, directo a su destino, nuestra hambrienta boca. El viaje debe ser lento para evitar colisiones en mejillas o barbas, con una dirección de 45 grados hacia la parte inferior de nuestra geta, y debe ser una cantidad razonable para evitar atoros, y malestares dentales.
- Quinto, la masticación, es imprescindible que sea lenta y delicada, con suaves movimientos de mandíbula, con leves acompañamientos de la lengua, con los ojos cerrados se degusta mejor, y algo además muy importante, nada de hablar! Este momento es glorioso, nadie ni nada nos debe interrumpir, no nos interesa nada ni nadie, sólo lo que estamos mordiendo, no hay charla, no hay pensamientos, sencillamente placer de estar saboreando esa pata de pollo que encontramos en la basura del vecino.
- Sexto y ante-último, tragar, este acto, también debe ser lento, tranquilo con la espalda bien derecha, los hombros relajados, la mente en blanco y con la mirada en el siguiente bocado.
- Séptimo y último, cuando terminamos de deglutir, bebemos un poco de líquido, en lo posible no gaseoso, con cortos sorbos, evitando tragar aire para luego no ponerse a hacer el papel de pelotudo como en la publicidad de Hepatalgina, y cuando ya sentimos que toda la comida bajó a donde debería estar, nos disponemos a estirar las piernas 2 minutos, y luego de recordar el sabroso sabor de lo que acabamos de morfar, nos paramos y seguimos con nuestras obligaciones.

Con este método, uno comería mejor, realmente disfrutaría el arte de comer como corresponde, y todos andaríamos con menos dolores, mejor alimentados, y con mucho mejor humor en la vida, y como diría el payaso de Francella: “A comerla……”