Texto publicado por Félix Manuel
Mitología griega. Lamia, ¿quizás, la 1ª mujer vampiro?
En todas las mitologías y leyendas a lo largo y ancho de la tierra existen figuras que poco a poco han ido dando origen a lo que actualmente se conoce como vampiros. Estas figuras tenían un factor común, la supervivencia a través de la sangre. También es frecuente encontrar figuras legendarias, asociadas a pueblos y culturas antiguas, que hablaban de mujeres vampiro.
Seres seductores y mortíferos capaces de sembrar el miedo y el caos entre los hombres. Este último caso es el de Lamia un personaje femenino de la mitología griega cuya historia podría resumir la creación de una primera mujer vampiro (como pasaría con otras figuras como la de Empusa).
El mito griego sitúa a Lamia como reina de Libia. Una joven atractiva, hija de Poseidón y Libia, llena de encanto y belleza ante la cual Zeus quedó completamente hipnotizado. Un día Hera descubrió el amor que su Dios le profería a la joven, lo cual hizo que se enfadara de manera desorbitada y quisiera vengarse de la hermosa reina. El castigo que la Diosa tenía preparado para Lamia fue desproporcionadamente cruel, tomó a los hijos de esta y los mató cruelmente (menos a Escila) delante de la misma para que pudiera ver su agonía y sufrimiento.
A partir de este momento la historia varía un poco. Hay quien dice que no contenta con eso Hera decidió convertirla en un monstruo, mientras muchos otros aseguran que fue la enorme tristeza que sintió ante la muerte de sus hijos la que la terminó transformando en ese ser con cuerpo de serpiente y pechos de mujer. Sea como fuere, lo cierto es que Hera maldijo a la ya destrozada Lamia a no poder cerrar los ojos nunca más, de esta forma siempre podría ver la imagen marcada a fuego de sus hijos agonizando ante la muerte.
Por otro lado, el amor que Zeus sentía por la joven lo condujo a regalarle el don de poder arrancarse los ojos y así descansar de sus visiones y luego volvérselos a poner. Aún así, el dolor de Lamia no era mitigado con estos descansos, poco a poco comenzó a tener envidia de todas las madres que podían disfrutar de sus hijos vivos. Esta rabia interna fue la que la condujo a matar a esos niños y beber su sangre. Si bien es cierto que al principio lo hacía seguramente conducida por el dolor y la rabia, posteriormente disfrutaría con este acto acostumbrándose a sobrevivir gracias a la sangre de dichos niños.
Es así como nace esta figura mitológica, un ser que ha servido durante siglos a muchas madres griegas para asustar a los desobedientes hijos. Un personaje que bien podría ser el antepasado directo de la vampira moderna de hoy en día.