Texto publicado por SUEÑOS;
Inteligencia del alma
GOCE
La sexualidad puede ser tan casta como el cielo azul despejado de nubes.
Krishnamurti.
¿Qué dimensión alcanza la sexualidad del homo sapiens que no posea el
mamífero? Parece evidente que la sexualidad de los seres humanos, no
sólo responde a la pulsión instintiva de perpetuación de la especie,
sino que también puede conllevar una insólita posibilidad de sublimación
de las pasiones en una comunión espiritual de unidad y gracia. La
sexualidad entendida como alquimia es una disciplina que permite
transmutar "el plomo" de las pasiones compulsivas "en el oro" de la
lucidez y la consciencia. Se trata de ejercicios tántricos que
posibilitan la experiencia de un presente puro que fluye entregado y
atento a lo que, en cada momentos, es, sin los condicionamientos de
anticipación y la memoria.
¿Por qué la cristiandad occidental venera a un tradicional San Jorge
que, desde su caballo, atraviesa con la lanza a la serpiente
"terrestre"? En realidad, se trata de una imagen que habla de un momento
de la evolución en la que el ser humano se vio obligado a "separarse" de
la naturaleza, a través de la negación de la madre tierra" y a la
simbólica serpiente con ella. Un ciclo en el que el impulso evolutivo
orienta al homo sapiens hacia aspectos de razón y consciencia que se ven
enfrentados a la antigua fusión preconsciente con los instintos de la
naturaleza. Tal superación de la simbiosis, mediante un esforzado
"proceso de individuación" que niega, temporalmente, el aspecto femenino
de la naturaleza, recuerda al adolescente que "niega" a la madre para
afirmar su propia individualidad.
La nueva persona ha superado la temporal negación de la "etapa San
Jorge", siendo tan intelectual como sensual y tan racional como
afectiva. Una forma de decir que la mujer se amplía actualizando la
parte masculina de su mente y que, a su vez, el hombre se amplía
aflorando su parte femenina. El acento científico del principio
masculino y el acento afectivo del principio femenino, ya plenamente
conscientes, se integran y expanden, sirviendo de pasaporte hacia el
plano supramental.
¿Existe castidad mayor que una sexualidad que abre el corazón e ilumina
el alma de amor y totalidad?
Tal vez, el primitivo neanderthal no sentía ni expresaba su sexualidad
de la misma forma que la pueda manifestar un Buda. Lo que sí es cierto,
es que, cada vez, nace un mayor número de seres humanos que desencadenan
fuerzas insospechadas en su nivel de energía-consciencia. Se trata de
seres que, tras una mutación evolutiva, practican el "abrazo consciente"
movilizando espontáneamente energías de variada índole, tanto térmicas,
como magnéticas, eléctricas y lumínicas. Es por ello, que la sexualidad
"avanzada" se desarrolla mediante activaciones eléctricas que facilitan
una serie de experiencias cumbre que todavía se asocian al llamado
"orgasmo" y que, lejos de pretender la fecundación, suponen una
revolución psicoenergética con profundas implicaciones evolutivas en la
consciencia.
La sexualidad, para un ser de conciencia expandida, es más un "asunto
eléctrico" de mutaciones celulares que un deseo mórbido de posesión. El
llamado "morbo" y la consiguiente represión que en los planos mentales
éste conlleva, recuerdan más al regresivo impulso de fusión urobórica
hacia la madre, que a la lúcida transmutación de las corrientes
ascendentes del cuerpo hacia la experiencia de totalidad cósmica. La
sexualidad conforme evoluciona, se descentraliza de su antigua
genitocentricidad, brotando desde el núcleo diverso y simultáneo de los
siete mil billones de células de cada psicocuerpo. Toda una fuerza vital
cuya hoguera multicéntrica posibilita la experiencia de Ser, dando lugar
a momentos eternos en los que se revela lo esencial, se abre la
crisálida de la mente y se libera la mariposa de la Conciencia Integral.
21.- Goce. Ha llegado este día grandioso, que tal cual como un domingo
será para mi alegría, regocijo, jubilo y sensualidad. Te amo mundo.
José María Doria.