Texto publicado por SUEÑOS;
medicina llegaremos a los 100 años.
Medicina.
¿Mejores oportunidades de longevidad para el cerebro gracias a un fármaco?.
Estudios anteriores han indicado que reducir el consumo de calorías, hasta cierto punto, extiende el tiempo de vida del individuo en muchas especies, y disminuye los cambios cerebrales nocivos que frecuentemente acompañan al envejecimiento y las enfermedades neurodegenerativas como el Mal de Alzheimer. También hay evidencias de que la restricción calórica activa una enzima llamada Sirtuína 1 (SIRT1), que, según sugieren algunas investigaciones, ofrece cierta protección contra los problemas en el cerebro asociados con la edad.
En un nuevo estudio, el equipo de Li-Huei Tsai, directora del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Johannes Gräff y otros expertos del MIT, investigó si al reducir la ingesta calórica se retrasa el inicio de la pérdida de células nerviosas que es común en las enfermedades neurodegenerativas y, en tal caso, si la activación de la SIRT1 conduciría a este efecto. El grupo no sólo ha confirmado que la restricción calórica retrasa la pérdida de células nerviosas, sino que también ha constatado que un fármaco que activa la SIRT1 produce los mismos efectos.
Ha habido un gran interés en la búsqueda de compuestos que logren los mismos efectos beneficiosos de la restricción calórica, ya que de este modo la persona se podría beneficiar de tales efectos sin tener que restringir las calorías en su dieta.
En el estudio, el equipo de Tsai primero disminuyó el contenido de calorías de la dieta con que se alimentaba a ratones cuya composición genética les hacía rápidamente sufrir cambios en el cerebro asociados con la neurodegeneración en un 30 por ciento. Después de tres meses sometidos a la dieta, los ratones completaron varias pruebas de memoria y aprendizaje. Tsai y sus colaboradores no sólo observaron un retraso en el inicio de la neurodegeneración en los ratones con la restricción de calorías, sino también que los animales no sufrieron las deficiencias de aprendizaje y memoria que mostraban los ratones no sometidos a dietas de restricción calórica.
Lo interesante es que lograron recrear los beneficios de la restricción calórica en un tercer grupo de ratones, sin cambiar la dieta, mediante el uso de un fármaco que activa la SIRT1. De modo similar a lo que los investigadores encontraron en los ratones expuestos a una dieta baja en calorías, los ratones que recibieron el fármaco tenían menos pérdida celular y mejor conectividad celular que los ratones que no lo recibieron. Además, los ratones que recibieron el tratamiento farmacológico tuvieron un rendimiento similar a los ratones normales, en pruebas de aprendizaje y memoria.
Ahora habrá que investigar si este tipo de tratamiento funciona también en otros modelos animales, si es seguro para un uso prolongado, y si sólo retrasa temporalmente el progreso de la neurodegeneración o bien la detiene por completo. Si los resultados son satisfactorios, cabrá plantearse la posibilidad de que este tratamiento sea de utilidad médica en pacientes aquejados de enfermedades neurodegenerativas como el Mal de Alzheimer o ciertos déficits cognitivos asociados a la senilidad.