Texto publicado por SUEÑOS;

inteligencia del alma:

INSPIRACIÓN

La mente también puede ser una zona erógena. Ramayat

El erotismo, donde realmente se gesta, no es precisamente entre las
piernas, sino entre las orejas. La llave que nuestro psicocuerpo utiliza
para conectar con el aspecto Vida, opera en el momento en que los
cuerpos y las almas se reconocen y se encuentran. El erotismo está más
allá y más acá de la hoguera genital y brota como consecuencia de una
comunión vital que no precisa de la revolución de hormonas. Eros es
energía de vida y Thanatos es energía de muerte. Mientras que uno
estalla como corriente sensible que mueve neuronas creativas, el otro
desactiva enchufes fisiológicos mientras abre una puerta eterna. El
erotismo sugiere, impulsa y motiva hacia la renovación de las formas, al
tiempo que posibilita horizontes para reinventar la propia vida y
celebrar tal experiencia con otras personas.

El cuerpo-mente es el gran atanor en el que se abrazan las luces
descendentes del cielo y los anhelos ascendentes de la tierra. Un
espacio que enlaza a los amantes y testifica la gran alquimia que sucede
entre las dos corrientes de fuerza. El cuerpo-mente moviliza la energía
magnética que atrae pieles, labios y conecta pupilas despiertas. Más
tarde, mientras Eros activa las glándulas ígneas del sacro y las
serpientes desenroscan su danza espiral hacia la corona, los amantes
abren la cortina de la consciencia, sonríen en sus células y vibran en
octavas más amplias y serenas. Es entonces cuando la atención sostenida
facilita el intercambio de cuerpos y auras, mientras la energía del
póntifex crea puentes entre el sacro y la corona.

Es el cuerpo-mente el que da sentido y calidad al milagro de la comunión
espiritual, un espacio que conecta cuerpo, alma y espíritu en el abrazo
mágico de dos estrellas individuales y completas. Más tarde, las
caricias conscientes desatan la ternura de aquel amante ya maduro para
el salto de conciencia.

Cuando los amantes entrelazan su generosidad e inteligencia y logran
darse cuenta de cada gesto, de cada impulso y de cada mirada, brotan
oleadas de erotismo como bandas de colores que relacionan los niveles
sutiles de cada chakra.

Este encuentro con Eros que impulsa a la comunión de los seres que se
abrazan, parece atenuar la dolorosa separación que el alma experimenta
mientras vive encapsulada en el espacio tiempo de la persona.

El encuentro erótico no es más que un pálido reflejo de la verdadera
reunión que el alma vive cuando muere el cuerpo-mente y la energía de
Thanatos se revela. ¡Curiosa paradoja! Por una parte Eros acerca a la
vida, pero paradójicamente, crea más distancia con la Unidad perdida.
Mientras que la mente y sus deseos es erotismo, la trascendencia
"thanática" de la misma, disuelve fronteras que posibilitan el nirvana y
la totalidad cósmica de la conciencia.

¿Es erótica la promesa sutil de una pupila consciente?, ¿es erótica la
calidad simbólica de una mente amorosa?, ¿es erótica la profundidad que
late en el alma despierta?, ¿es erótica una mente abierta, compasiva y
mágica?, ¿es erótica la lucidez creadora de un ser amado que viva en un
permanente ahora? Generosidad, inteligencia y sensibilidad, valores
cultivables que sin necesidad de siliconas, conforman la belleza
interna. Algo que tal vez no tenga mucho que ver con medidas, ni con
cuerpos clónicos, ni con las plumas de la última moda. Se trata de
valores que dan sentido y fundamentan el atractivo perenne de un cuerpo
con alma.