Texto publicado por SUEÑOS;

inteligencia del alma:

INTEGRIDAD

Si deseas mejorar tus acciones, mejora tus pensamientos. Sivananda

Decimos aquello que pensamos porque el mecanismo de la palabra tiene,
como requisito previo, su pensamiento correspondiente, aunque éste sea
tan fugaz como, a menudo, inconsciente. Si uno cree que dice lo
contrario de lo que piensa es que, en realidad, aquello que acaba
diciendo es lo que, en algún nivel de su mente, piensa. De la misma
forma, sucede con lo que "hacemos", ya que nuestra mente establece
conexiones directas entre los procesos mentales y las conductas.

Nuestros pensamientos son grandes avisadores de lo que es y va a ser
nuestra vida. El carácter y, en última instancia, nuestro destino, están
fuertemente condicionados por la calidad de ideas que circulan por la
corriente mental y, finalmente, por la bondad del programa que ha sido
instalado a través de tres factores claves: el código genético, el medio
ambiente y las propias experiencias.

Observemos que no resulta difícil ser consciente de la postura del
cuerpo, es decir, saber cuál es la postura física que uno, en cada
momento, adopta. Por ejemplo, si se tienen las piernas cruzadas, en qué
posición tenemos las manos, en qué lugares del propio cuerpo se sienten
sutiles tensiones e incluso qué grado de inclinación tiene la cabeza.
Por el contrario, no todo el mundo tiene el entrenamiento suficiente
como para ser consciente de sus propios pensamientos y de sus actitudes
más íntimas. Sin embargo, si se quiere cambiar de conducta, convendrá
primeramente hacerse consciente del proceso mental que la precede.

¿Cómo erradicar pensamientos que no deseamos? Simplemente, prestando
atención a la corriente mental, observando el nacimiento del pensamiento
y las ramificaciones asociativas que conlleva. Téngase en cuenta que la
madre de todos los estados de ánimo es el pensamiento. Detrás de una
emoción de amargura o esperanza, ha circulado alguna idea que propició
dichos estados emocionales.

De la misma forma, detrás de la violencia y de la palabra ofensiva,
existe un cerebro que ha procesado amenazas.

Si una persona, queriendo modificar este tipo de respuestas
conductuales, comienza por darse cuenta de la llegada de pensamientos
indeseables, estará en condiciones de optar, tanto hacia la recreación
de una idea más óptima como hacia la erradicación de la vieja idea tóxica.

El sujeto que ha devenido consciente de sus propios pensamientos no
deseados, puede capacitarse para desviar la atención de los mismos y
sembrar ideas de positividad y calma. Al cabo de un tiempo, sus
conductas subsiguientes tendrán el sello de los nuevos pensamientos que,
a su vez, generarán otros hábitos, éstos a su vez conformarán un nuevo
carácter y todo ello propiciará la construcción de otro destino.

Para poder cambiar un programa mental es menester ser consciente, es
decir, darse cuenta de aquello que uno quiere modificar. Atención es la
clave: atención al pensamiento, atención a la palabra, atención a la
acción. El campo de entrenamiento de dicha atención está en los pequeños
momentos de la vida cotidiana. Cuando experimentemos perturbación,
¡atención!, eso significa mantenerse alertas para observar qué proceso
mental desencadenó la pérdida de la calma. Si uno aprende a examinar el
día ya vivido, realizará cambios sin esfuerzo hacia conductas deseadas.

27.- Integridad. Hoy es un hermoso día, asoleado y radiante, que me
inspirará para actuar con honradez, honestidad y plenitud.

José María Doria.