Texto publicado por SUEÑOS;
inteligencia del alma:
INTUICIÓN
No eres una criatura humana en una aventura espiritual, sino una
criatura espiritual en una aventura humana. Deepack Chopra
¿Quiénes somos en realidad?, ¿procedemos del Universo inabarcable?,
¿acaso tenemos una doble naturaleza de espíritu y materia?, y, en tal
caso, ¿qué pintamos en medio de los ángeles y las bestias? Los sabios
precedentes nos han dicho que, en realidad, somos Espíritu. Ante lo
cual, uno se pregunta "¿qué es eso de Espíritu?, ¿podemos imaginar una
Realidad tan intangible y, a la vez, tan alejada del pago de la próxima
letra?"
Sin embargo, si entramos en el silencio, si averiguamos y miramos
dentro, no tardaremos en sentir las nostálgicas reverberaciones de una
plenitud perdida y prometida. Tal vez, intuimos el latido del propio
corazón del Universo que inspira y guía a las periferias.
Pitágoras nos dijo que el Espíritu es una circunferencia cuyo centro
está en todas partes. De cualquier forma, y más allá de las definiciones
académicas, la idea del Espíritu mitiga ligeramente el sentimiento de
separación que late en las personas. Tal vez, el Espíritu es esa
supraenergía de Luz y Totalidad que nos une y cohesiona.
¿Qué han dicho del Espíritu los seres cuyas vidas demostraron suficiente
lucidez y cordura? Unos y otros afirman que el llamado Espíritu que
parece encontrarse en los cielos, no sólo no está lejos, sino que es la
propia esencia de nosotros mismos. Insisten en afirmar que somos
Totalidad e Infinitud sin fronteras. Un tejido global y sin límites que
señala a la Luz de nuestra propia consciencia. Por ello, el hecho de
buscar al Espíritu es una actitud tan ciega como lo pueda ser la de
aquel que parece "andar buscando un buey, cuando en realidad camina a
lomos de dicho buey". ¿Es creíble que uno mismo sea Eso a lo que
atribuimos tanta grandeza?, ¿acaso no suena a "pequeño consuelo" ante la
contradicción y miserias de la naturaleza humana?
Cuando miramos y sentimos dentro, sucede que reencontramos al alma que
perdimos en alguna de las vueltas. Mientras tanto, vivimos el desencanto
de un vacío que se agudiza en momentos de pérdida y tristeza. ¿Acaso
creímos alguna vez que tan sólo éramos el neocórtex de una especie
animal capaz de llegar con telescopio a las estrellas?
En realidad, somos Espíritu en plena aventura de la consciencia. Almas
peregrinas en estado de amnesia que vagan entre las luces y las sombras
de un plano evolutivo sometido a la Ley de la Impermanencia. Al parecer,
nuestra Morada es el Universo infinito y que, tal vez, con nuestra
muerte física, simplemente, volvemos a Casa.
El camino de la vida es un viaje que perfecciona y pule las aristas del
alma. Una espiral del Gran Juego que, comenzando en la diversidad,
finaliza en la unidad esencial de todas las cosas. Un juego en el que,
tarde o temprano, todos ganan. ¿Sus reglas? Los más adelantados, cuando
llegan, dan la vuelta y caminan junto a los que empiezan. El juego acaba
cuando todos regresan.
Atrás quedarán los días oscuros en los que nuestras almas se expresaban
inmaduras e incompletas. Afortunadamente, nunca pasó nada, los errores y
carencias estaban previstas en el transcurso de las jugadas. Somos mucho
más que nuestras partes, por sombrías o lúcidas que éstas sean. Más allá
de fragmentos e identificaciones, se puede reconocer al Espíritu en
nuestra propia esencia. En realidad, somos aventura por entre los
pliegues de la amnesia. Más tarde, cuando nos encontremos más próximos a
la meta, observaremos como el alma, tan sólo, puede decir: Gracias.
28.- Intuición. Hoy será el más hermoso de mis días en los cuales tendré
mucha percepción, visión, y sagacidad en mi interacción con los demás.
José María Doria.