Texto publicado por SUEÑOS;
inteligencia del alma:
LIBERTAD
La esclavitud es la identificación del que ve con los instrumentos de la
visión. Patanjali.
Si usted puede ver como flotan y evolucionan las nubes del cielo, se
debe a que usted no es precisamente tales nubes, sino el Testigo que las
contempla. Entonces, ¿quién es usted? Si usted es capaz de darse cuenta
de las sensaciones de su cuerpo, se debe a que usted no es dichas
sensaciones, sino el Testigo que las percibe y contempla. Entonces,
¿quién es usted? Si usted es capaz de observar los sentimientos y
pensamientos que aparecen en su mente se debe a que usted no es tales
sentimientos, sino el Testigo que los contempla. Entonces, ¿quién es usted?
El ojo no se ve a sí mismo y todo aquello que uno pueda "ver", no será
sujeto, sino objeto. El veedor no es lo visto. Sin embargo, puede
decirse que en la vida cotidiana vivimos identificados con nuestro
cuerpo y nuestra mente. El problema que al parecer nos sucede es que el
sujeto que ve, es decir lo que sentimos como identidad Yo, se cree ser
los pensamientos. Es decir, que la propia identidad sujeto por
excelencia es, de pronto, confundida con el objeto visto, aunque éste
sea tan sutil como son los sentimientos más íntimos. Sabemos que cuando
somos parte de una querella perdemos la ecuanimidad. De la misma forma
sabemos que cuando confundimos al Yo con la mente pensante se termina
por sufrir los mismos vaivenes que los de los propios pensamientos. Dé
un paso atrás y experimente una interesante situación. Trate de imaginar
que sus ojos internos están situados en la nuca. Desde este punto,
¿sería capaz de ver a sus ojos físicos mirar lo de fuera? Dé un paso
hacia el Testigo capaz de observar a sus globos oculares por detrás, y
descanse en Él. La mirada y el pensamiento y todo lo que sea usted capaz
de ver, no es usted, sino lo que tiene usted. Cuando, por ejemplo,
decimos "mi mano", ¿por qué decimos "mi" mano?, ¿acaso porque
inconscientemente sabemos que no somos en realidad la mano, sino que
tenemos una mano?.
Tanto "mi" pierna, "mis" sentimientos, "mi" mente, "mi..." son objetos
del Yo, no son el Yo. Al liberarse de la identificación con los objetos
de nuestra visión, experimentaremos libertad y desapego. Al darse cuenta
de que usted no es sus deseos, ni su cólera, ni sus inquietudes...
porque todo eso puede "verse", usted sentirá una Libertad de sabor
neutral. Pero, ¿qué significa ser neutral?, ¿acaso significa no tener
especiales intereses personales en el objeto que se dirime?, ¿acaso no
es sentir des-implicación?, ¿cuál es el porqué de esa desimplicación?,
¿es porque, acaso al estar des-identificado, no se está afectado?
El objetivo, tanto del yogui liberado como del lama iluminado, o bien el
del sacerdote redimido y de tantos otros buscadores de libertad
esencial, consiste, primero, en diferenciar y, posteriormente, en
integrar. Tras comenzar diferenciando, se finaliza la búsqueda en el
momento en que lo de dentro y lo de fuera dejan de ser dos. Cuando
sujeto y objeto son no-dos, cuando el observador y lo observado se
tornan un Solo Sabor, sucede que, entonces, se ha trascendido la mente
racional y dualista del Yo-Tú y se existe tan sólo como contemplación
supraconsciente. Entonces, simplemente todo ES.
Cada mañana al despertar y antes de pisar el suelo del mundo, observe
como comienza a tener las primeras sensaciones, los primeros
sentimientos y pensamientos... es decir, objetos en su consciencia. En
ese preciso instante, es cuando resulta muy fácil preguntarse, ¿quién
soy? y seguidamente, no "pillarse" con lo visto, sino más bien
permanecer lúcidamente instalado en el Espectador.
29.- Libertad. Este es un gran día para disfrutar de mi desenvoltura
espacial, mi agilidad y voluntad.
José