Texto publicado por Jorge García Leal

Prefacio del libro de texto "Un curso de milagros" editado por "Fundación para la Paz Interior"

Hace un par de días, me parece, publiqué un archivo con el libro de Un curso de milagros II que corresponde al libro de ejercicios. Al parecer se traspapeló y quiero retomar esta publicación. Ruego a todos los integrantes de esta magnífica red que disculpen mi insistencia pero me parece que la publicación podría generar muy variadas espectativas producto de una percepción errónea del título.
"Un curso de milagros" podría sugerir algo religioso pero en realidad nada que ver con cualquier religión y lo mas sorprendente es que tampoco se opone a ninguna de ellas, por lo que tus creencias no serán atacadas. Pero para que tengan una idea mas consistente de lo que trata esta obra, cuyo único objetivo es que tú logres la paz interior, con las personas, circunstancias o cosas, sin ellas o a pesar de ellas, he transcrito mas abajo, el prefacio del libro de texto. El libro de ejercicios (que es el que publiqué) es importante porque tiene un ejercicio para cada día durante un año, es decir 365 ejercicios los cuales irán cambiando nuestra percepción falsa o equivocada.
Al final del prefacio que he copiado, te remito al enlace de la publicación del libro II de ejercicios... por si te interesa. ¡La elección es tuya! ¿Quieres mas de lo mismo? o prefieres encontrar como cambiar la causa para que cambien los efectos. Esta es una de las mil formas y no la única que hay para encontrar la verdad. Quizá te sea de utilidad o quizá ya hayas encontrado lo que muchos todabía están buscando.

PREFACIO.
Este prefacio se escribió en 1977, como respuesta a las muchas solicitudes recibidas, para que se incluyera una introducción a, “Un Curso de Milagros”. Las primeras dos partes de este prefacio ¿Cómo se originó y, qué es? Las escribió la misma Helen Schucman. La última parte, se escribió mediante el proceso de dictado, descrito mas adelante.
¿Cómo se originó?
“Un Curso de Milagros” dio comienzo con la súbita decisión de dos personas de colaborar, en el logro de un objetivo común. Estas dos personas fueron Helen Schucman y William Thetford, catedráticos de Psicología Médica de la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Columbia, en la ciudad de Nueva York. No es realmente importante quienes fueron esas personas excepto que lo ocurrido muestra, “que con Dios” ¡Todo es posible!
A ambos se les podía haber calificado de todo, menos de personas espirituales. La relación entre ellos era difícil, a menudo tensa y a ambos les preocupaba, en gran medida su reputación y aceptación, tanto a nivel personal como profesional. Sus vidas, que en su mayor parte, estaban regidas por valores mundanos, apenas coincidían con lo que el curso postula. He aquí como Hellen, la persona que recibió el material, se describe a si misma: “Psicóloga, educadora, intelectualmente conservadora y de ideología atea”. Estaba trabajando en una institución académica de gran prestigio, cuando de repente ocurrió algo que precipitó una cadena de acontecimientos, que yo jamás habría podido predecir. El jefe de mi departamento anunció, inesperadamente que estaba cansado de los sentimientos de ira y agresividad que nuestras actitudes reflejaban y concluyó diciendo: Tiene que haber otro camino. Como si hubiera estado esperando esa señal, accedí ayudarle a encontrarlo. Al parecer este curso es ese otro camino. Aunque su propósito era firme, tuvieron gran dificultad en comenzar su empresa común, pero le habían ofrecido al Espíritu Santo, la pequeña dosis de buena voluntad, que como el propio curso habría de subrayar, una y otra vez es suficiente, para permitir al Espíritu Santo utilizar cualquier situación para sus propósitos e infundir su poder. Continuando con el relato de Hellen, tres sorprendentes meses que precedieron al inicio de la redacción en si, durante los cuales, Bill me sugirió, que anotara los sueños de mas elevado simbolismo que estaba teniendo, así como las extrañas imágenes que me asediaban. Aunque para entonces yo me había acostumbrado, un tanto a lo inesperado, aún así, me llevé una gran sorpresa, cuando me vi escribiendo “Este es Un Curso de Milagros”. Ese fue mi primer contacto con la Voz. Era una Voz que no emitía ningún sonido, pero que me presentaba una especie de dictado rápido interno, que yo anotaba en mi cuaderno de taquigrafía. La redacción no fue nunca automática, podía interrumpirla en cualquier momento y después reanudarla. En muchas ocasiones me hizo sentir muy incómoda, pero nunca pensé, seriamente en suspenderla. Parecía ser una misión especial, el que de alguna manera,en algún lugar,yo había acordado llevar a cabo. Terminó convirtiendose en una verdadera empresa de colaboración entre Bill y yo y estoy segura de que gran parte de su importancia estriba, en este hecho. Yo anotaba lo que la Voz decía y al día siguiente se lo leía a Bill y él lo pasaba a máquina. Supongo que él también tenía una misión especial, pues sin su aliento y apoyo, yo nunca habría podido llevar a cabo la mía. En total el proceso duró alrededor de 7 años. Primero llegó el Texto, luego el Libro de Ejercicios y finalmente el Manual para el Maestro. Al material recibido, solo se le han hecho algunos ligeros cambios sin importancia. Al Texto, se le añadieron los títulos a los capítulos y los subtítulos y, se omitieron de él algunas de las referencias de carácter personal recibidas al principio. Por lo demás el material no ha sido alterado en absoluto. Los nombres de las personas que colaboraron en la transcripción del curso, no se mencionan en la portada de los libros porque el curso, puede y debe, descansar sobre sus propios méritos. Su objetivo no es sentar las bases para iniciar un culto mas, su único propósito es ofrecer un camino para que algunas personas puedan encontrar su propio maestro interno.
¿Qué es?
Como el propio título indica, el curso está organizado, de principio a fin, como un recurso de enseñanza. Se compone de tres libros: El Texto, que tiene 754 páginas; el Libro de Ejercicios, con 522 y el Manual para el Maestro, que consta de 100. El orden que, el estudiante deba seguir al usar los libros y la manera de estudiarlos depende, en cada caso, de sus necesidades y preferencias personales. El programa de estudio que el curso propone, se planéo meticulosamente y se explica paso a paso, tanto en el orden práctico como en el teórico. El curso pone mas énfasis en la aplicación práctica que en la teoría y mas a la experiencia que en la teología. Señala específicamente que una teología universal es imposible, mientras que, una experiencia universal, no solo es posible si no necesaria. Aunque su enfoque es cristiano, el curso aborda temas espirituales de carácter universal. Subraya que no es mas que una de las muchas versiones del programa de estudio universal y que difiere de las demás, solamente en la forma. En última instancia ¡Todas conducen a Dios! El Texto es fundamentalmente teórico y expone los conceptos en los que se basa el sistema de pensamientos del curso. Sus ideas contienen los cimientos de las lecciones del Libro de Ejercicios. Sin la aplicación práctica, que el Libro de Ejercicios proveé, el Texto quedaría, reducido en su mayor parte a una serie de abstracciones que no tendrían la fuerza necesaria para producir el cambio de mentalidad, que es la meta del curso. El libro de Ejercicios consta de 365 lecciones, una para cada día del año. No es necesario, sin embargo, hacer las lecciones siguiendo ese ritmo. se puede, si se desea, dedicar mas de un día a una lección determinada. Las instrucciones, solo recordarán que no se intente hacer mas de una lección por día. El carácter práctico del Libro de Ejercicios lleva subrayado, en su propia introducción, donde se da mas valor a la experiencia lograda con la práctica que a cualquier, compromiso previo, de carácter espiritual. Algunas de las ideas que el Libro de Ejercicios presenta, te resultarán difíciles de creer, mientras que otras, tal vez, te parezcan sorprendentes. Nada de eso importa. Se te pide, simplemente que las apliques tal y como se te indique. No se te pide que las juzgues, se te pide, únicamente que, las uses. Es usándolas como cobrarán sentido para ti y lo que te demostrará, que son ¡Verdad! Recuerda solamente esto, no tienes que creer en las ideas, no tienes que aceptarlas y ni si quiera tienes que recibirlas con agrado, puede que hasta te opongas, vehementemente, a alguna de ellas. Nada de eso importa ni disminuye su eficiencia, pero no hagas excepción al aplicar las ideas expuestas en el Libro de Ejercicios. Sean cual sean tus reacciones hacia ellas, úsalas, no se requiere nada mas. Finalmente el Manual para el Maestro, escrito en forma de preguntas y respuestas, contesta algunas de las preguntas que, con mayor probabilidad, pueden hacer los estudiantes. Incluye así mismo, aclaraciones de algunos de los términos que el curso utiliza y los explica dentro del marco teórico del Texto. El curso no afirma ser, de por si, el final del aprendizaje, ni es el propósito de las lecciones del Libro de Ejercicios, llevar a término el aprendizaje del estudiante. Al final se deja al lector en manos de su propio maestro interno, quién dirigirá el aprendizaje con su criterio. Si bien el alcance del curso es muy amplio, la verdad no puede limitarse a ninguna forma finita, como se indica claramente con el párrafo final del Libro de Ejercicios, que es el siguiente: ”El curso es un comienzo no un final, ya no se asignarán mas lecciones específicas pues ya no son necesarias. En lo sucesivo, oye tan solo la Voz que habla por Dios. El dirigirá tus esfuerzos diciendote, exactamente, lo que debes hacer, como dirigir tu mente y como debes venir a Él en silencio, pidiendo su dirección infalible y su palabra certera”.
¿Qué postula?
Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la Paz de Dios. Así comienza Un Curso de Milagros, el cual establece una clara distinción entre lo real y lo irreal, entre el conocimiento y la percepción. El conocimiento es la verdad y está regido por una sola ley, la Ley del Amor o Dios. La verdad es inalterable, eterna e inequívoca. Es posible no reconocerla pero es imposible cambiarla. Esto es así con respecto a todo lo que Dios creó y solo lo que Él creó es real. La verdad está mas allá del conocimiento, porque está mas allá del tiempo y de todo proceso. No tiene opuestos ni principio ni fin, simplemente ¡Es!
El mundo de la percepción, por otra parte, es el mundo del tiempo, de los cambios, de los comienzos y de los finales, que se basa en interpretaciones, no en hechos. Es un mundo de nacimientos y muertes basado en nuestra creencia de la escacez, en la pérdida, en la separación y en la muerte. Es un mundo que aprendemos en vez de algo que se nos da. Es electivo en cuanto al énfasis perceptual, inestable en su modo de operar e inexacto en sus interpretaciones. Al comienzo de la percepción, surgen dos sistemas de pensamiento distinto, que se oponen, entre si, en todo. En el ámbito del conocimiento, no existe ningún pensamiento aparte de Dios, porque Dios y su creación comparten una sola voluntad. El mundo de la percepción, por otra parte, se basa en la creencia en opuestos, voluntades separadas y en el perpétuo conflicto que existe entre ellas y, entre ellas y Dios. Lo que la percepción ve y oye, parece real porque solo admite en la conciencia, aquello que concuerda con los deseos del perceptor. Esto da lugar a un mundo de ilusiones. Mundo que es necesario defender sin descanso, precisamente porque no es real. Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda porque todo lo que, sus sentidos le muestran da fe, de la realidad del sueño. Dios nos ha dado la respuesta. El único medio de escape, el verdadero ayudante, la función de su Voz, su Espíritu Santo, es mediar entre los dos mundos. El Espíritu Santo puede hacer esto porque, si bien por una parte conoce la verdad, reconoce también nuestras ilusiones, aunque no cree en ellas. El objetivo del Espíritu Santo es ayudarnos a escapar del mundo de los sueños, enseñándonos a como cambiar nuestra manera de pensar y como corregir nuestros errores. El perdón es el recurso de aprendizaje excelso que, el Espíritu Santo realiza para llevar a cabo, ese cambio en nuestra manera de pensar. El curso, no obstante, ofrece su propia definición de lo que en realidad, es el perdón, así como de lo que es el mundo. El mundo que vemos refleja simplemente nuestro marco de referencia interno, las ideas predominantes, los deseos y las emociones, que albergan nuestras mentes y la proyección da lugar a la percepción. Primero miramos a nuestro interior y decidimos que clase de mundo queremos ver, luego proyectamos ese mundo afuera, que hacemos, que sea real para nosotros, tal como lo vemos. Hacemos que sea real mediante las interpretaciones que hacemos de lo que estamos viendo. Si nos valemos de la percepción para justificar nuestros propios errores, nuestra ira, nuestros impulsos agresivos, nuestra falta de amor, en cualquier forma que se manifieste, veremos un mundo lleno de maldad, destrucción, malicia, envidia y desesperación. Tenemos que aprender a perdonar todo esto, no porque al hacerlo seamos buenos o caritativos, si no porque lo que vemos no es real. Hemos distorsionado el mundo con nuestras absurdas defensas y por lo tanto estamos viendo, lo que no está ahí. A medida que aprendamos a reconocer nuestros errores de percepción, aprenderemos también a pasarlos por alto, es decir a perdonarlos. Al mismo tiempo, nos perdonaremos, al mirar mas allá de los conceptos distorsionados que tenemos de nosotros mismos y ver el Ser que Dios creó de nosotros, como nosotros. El pecado se define como una falta de amor. Puesto que, lo único que existe es el amor, para el Espíritu Santo el pecado no es otra cosa, que un error que necesita corrección en vez de algo perverso, que merece castigo. Nuestra sensación de ser extremadamente débiles y de estar incompletos, procede del gran valor que le hemos otorgado al principio de la escacez, el cual rige al mundo de las ilusiones. Desde este punto de vista, buscamos en otros lo que consideramos que nos falta a nosotros. Amamos a otro con el objeto de ver que podemos sacar de él. De hecho, esto es lo que, en el mundo de los sueños, se le llama amor. No puede haber mayor error que este, pues el amor es incapaz de exigir nada. Solo las mentes pueden unirse realmente y lo que Dios ha unido, ningún hombre lo puede desunir. No obstante la verdadera unión, que nunca se perdió, solo es posible en el nivel de la mente de Cristo. El pequeño yo procura engrandecerse, obteniendo del mundo externo aceptación, posesiones y amor. El Ser que Dios creó no necesita nada, está eternamente a salvo y es eternamente íntegro, amado y amoroso. Busca compartir en vez de obtener, estender en vez de proyectar, no tiene necesidades de ninguna clase y solo busca unirse a otros que, como él, son concientes de su propia abundancia. Las relaciones especiales que se establecen en el mundo son destructivas, egoistas e infantilmente egocéntricas. Mas si se le entregan al Espíritu Santo, pueden convertirse en lo mas sagrado de la tierra, en los milagros que señalan el retorno al cielo. El mundo de la percepción utiliza las relaciones especiales, como el último recurso, a favor de la exclusión y como una prueba de la única realidad de la separación. El Espíritu Santo las transforma en perfectas lecciones de perdón y las utiliza como un medio de despertarnos del sueño. Cada una representa una oportunidad de sanar nuestras percepciones y de corregir nuestros errores, cada una es una oportunidad de perdonarnos a nosotros mismos perdonando a otros y, cada una viene a ser una invitación mas, al Espíritu Santo y al recuerdo de Dios. La percepción es una función del cuerpo y por lotanto, supone una limitación de la conciencia. La percepción ve a través de los ojos del cuerpo y oye a través de sus oídos, produce las limitadas reacciones que este tiene. El cuerpo aparenta ser, en gran medida, automotivado e independiente mas en realidad, solo responde a las intenciones de la mente. Si la mente lo utiliza para atacar, sea de la forma que sea, el cuerpo se convierte en la víctima de la enfermedad, la vejez y la decrepitud. Si la mente en cambio, acepta el propósito del Espíritu Santo el cuerpo se convierte en un medio eficaz de comunicación con otros, invulnerable mientras se le necesite, que luego, sencillamente se descárta cuando deja de ser necesario. De por si, el cuerpo es neutro como lo es todo en el mundo de la percepción. Utilizarlo para los objetivos del ego o para los del Espíritu Santo, depende eternamente, de lo que la mente elija. Lo opuesto a ver con los ojos del cuerpo es la visión de Cristo, la cual refleja fortaleza en vez de debilidad, unidad en vez de separación y amor en vez de miedo. Lo opuesto a oir con los oídos del cuerpo es la comunicación, a través de la Voz que habla, a favor de Dios: El Espíritu Santo, el cual mora en cada uno de nosotros. Su Voz nos parece distante y difícil de oir porque el ego, que habla a favor del yo falso y separado, parece hablar a voz en grito. Sin embargo es todo lo contrario. El Espíritu Santo habla con una claridad inequívoca y ejerce una atracción irresistible. Nadie puede ser sordo a sus mensajes de liberación y esperanza, a no ser que elija identificarse con el cuerpo, ni nadie que pueda dejar de aceptar curiosamente la visión de Cristo, a cambio de la miserable imagen que tiene de si mismo. La visión de Cristo es el Don que tiene el Espíritu Santo, la alternativa que Dios nos ha dado contra la ilusión de la separación y la creencia, en la realidad del pecado, la culpabilidad y la muerte. Es la única corrección para todos los errores de percepción. La reconciliación de los aparentes opuestos en los que se basa este mundo,su benévola luz muestra todas las cosas desde otro punto de vista, reflejando el sistema de pensamientos que, resulta del conocimiento y haciendo que el retorno a Dios, no solo sea posible, si no inevitable. Lo que antes se consideraba una injusticia que alguién cometió contra otro, se convierta ahora en una petición de ayuda y de unión. El pecado, la enfermedad y el ataque, se consideran ahora, percepciones falsas que claman por el remedio que procede de la ternura y el amor. Las defensas se abandonan porque no hay ataque, no hay necesidad de ellas. Las necesidades de nuestros hermanos se vuelven las nuestras porque son nuestros compañeros de jornada en el regreso a Dios, sin nosotros ellos perderán el rumbo, sin ellos nosotros jamás podriamos encontrarlo. El perdón es algo desconocido en el cielo donde es inconcebible, que se pudiese necesitar. En este mundo no obstante, el perdónes una corrección necesaria para todos los errores que hemos cometido. Perdonar a todos es la única manera en que nosotros mismos podemos ser perdonados ya que refleja la ley celestial según la cual: dar es lo mismo que recibir. El cielo es el estado natural de todos los hijos de Dios, tal como Él los creó. Esa es una realidad eternamente la cual no ha cambiado, porque nos hayamos olvidado de ella, el perdón es el medio que nos permitirá recordar. Mediante el perdón cambiemos la manera de pensar del mundo. El mundo perdonado se convierte en el umbral del cielo, porque mediante su misericordia podemos finalmente perdonarnos a nosotros mismos, al no mantener a nadie prisionero de la culpabilidad, nos liberamos. Al reconocer a Cristo en todos nuestros hermanos conocemos su presencia en nosotros mismos. Al olvidar todas nuestras percepciones erróneas y al no permitir que nada del pasado nos detenga, podemos recordar a Dios. El aprendizaje no nos puede llevar mas allá, cuando estemos listos Dios mismo dará el último paso que nos conducirá de regreso a Él.

Aquí les pego el enlace...

https://www.blindworlds.com/publicacion/49848