Texto publicado por Biviana Franco

Aún estaba tendida en su cama, sudando, confusa,
Miraba hacia arriba y no entendía si lo que había vivido era un sueño o era realidad. Por su mente solo pasaban pensamientos de querer volver a sentir eso otra vez.
Su cuerpo sudaba, su corazón estaba a mil. Ella quería mas, aunque estaba confundida, solo sabía que deseaba mas.
Ese día la pasó inquieta, fue a trabajar como de costumbre pero con la ansiedad de acostarse en la noche y esperar de nuevo aquella visita. Visita que no sabía si era real o eran sus pensamientos o sueños.
Llegó a casa, tomó una ducha, perfumó su cuerpo, se puso una pijama de encaje color negro sobre su cuerpo desnudo y se acostó en la cama ansiosa y nerviosa.
Era una noche cálida, de su ventana se podía observar el cielo despejado lleno de hermosas estrellas y la luna en cuarto menguante, era una noche perfecta para el éxtasis.
Sofía estaba profundizándose en su sueño. De repente lo que ella esperaba. Por la ventana entró ese personaje, vestido de negro, un gorro que le cubría todo el rostro, solo dejaba al descubierto unos hermosos ojos verdes esmeralda.
Sofía estaba nerviosa, ninguno de los dos decía nada.
El personaje comenzó acariciar con sus dedos los labios de Sofía. Ella se dejaba, su respiración iba acelerándose cada vez mas. Sobre Sofía comenzó a besarla con locura, sus manos navegaban en el cuerpo agitado y exitado de Sofía. Bajó por sus senos, comenzó a besarlos suavemente, eran grandes, firmes y redondos. Sus pezones estaban duros, Sofía solo jadeaba como queriendo mas. Ella cerraba sus ojos para poder disfrutar de eso tan maravilloso que estaba viviendo, por su mente pasaban miles de pensamientos, pero el placer ganaba en esos momentos.
Comenzó a bajar por su vientre, sus toques y caricias eran perfectos, era como si conociera perfectamente cada parte del cuerpo de Sofía, como si conociera lo que a ella la hacia explotar de placer. Llegó a la vagina, Sofía parecía querer explotar, su cuerpo temblaba, sus palpitaciones se aceleraban mas y mas.
Comenzó a besar cada milímetro de esa zona, sabía donde exactamente realizar cada beso, cada caricia. Con su lengua jugueteaba con Sofía. Por segundos alzaba sus ojos y chocaba la mirada con los ojos de placer de Sofía. Después de minutos de placer, Sofía no pudo mas, todo ese placer, esa lujuria, todo por lo que había estado esperando durante el día, salió de ella…terminó exhausta, con una sonrisa en los labios y quedó dormida.
Misteriosamente el personaje desapareció por la ventana.
Así pasaron varias semanas, Sofía dejaba la ventana abierta y cada noche era algo distinto. Cosas nuevas. Sensaciones antes nunca vividas con nadie. Había perdido el miedo y ya se estaba volviendo dependiente de ese misterioso personaje, su cuerpo lo deseaba cada vez mas…
Un día caminaba Sofía de regreso a casa, decidió parar en la librería para buscar un libro que le recomendaron vender. Ingresó a la librería, tomó el libro y se dirigió al mostrador para pagarlo. Sofía sacó el dinero de su bolso, tomó el libro y cuando miró la joven que le recibió el dinero para darle las gracias, sus ojos se toparon con una hermosa sonrisa de aquella joven y…..
Unos hermosos ojos verdes como esmeraldas.